LAS PUERTAS DE LAS CORACHAS.
Los muros que unían el frente norte de la Alcazaba con el río se conocen como las corachas y aunque se levantaban extramuros delimitaban un espacio seguro en el que los defensores de la Alcazaba podían hacer la aguada sin peligro. La Puerta de la Coracha era el acceso que comunicaba el interior de la Alcazaba con este espacio seguro.
La puerta ha llamado la atención de los estudiosos que se han ocupado de la Alcazaba y especialmente de Leopoldo Torres Balbás (1). La puerta está organizada mediante dos arcos superpuestos:
-En la parte superior presenta un amplio arco ciego de herradura de enjarjes altos con dovelas de granito y ladrillo alternadas. El arco aparece enmarcado con un alfiz rebajado en el que también se alternan granito y ladrillo.
-El vano de la puerta se cubre con un arco escarzano que reduce la entrada a un simple portillo. El arco está construido con dovelas de granito en su cara exterior y ladrillo en la que da al pasillo. En el interior se conservan las cajas en las que se empotraban las hojas del portillo cuando estaban abiertas, las ranguas (primero de piedra y después de hierro) y los rebajes para la tranca. En la fotografía de la puerta que nos ofrece Garrorena (hacia 1929) parece apreciarse una pieza decorada sobre la clave del portillo (2). En la actualidad este elemento no existe. En su lugar encontramos varias piezas de granito que han sido colocadas con motivo de la restauración de la puerta. Sería muy interesante verificar si esa pieza existió en realidad o por el contrario se trata de un efecto óptico, una formación natural o cualquier otra cosa. Como quiera que sea la supuesta pieza no aparece citada en las obras de José Ramón Mélida, Leopoldo Torres Balbás, Fernando Castón y otros autores que han estudiado la Alcazaba (3).
Por lo que se refiere a la decoración hemos de señalar que tanto la puerta como el portillo presentan un llagueado realizado con mortero rico en cal que fue decorado con un motivo en espiga o una simple línea incisa. Posteriormente la decoración en espiga fue cubierta por otra formalizada mediante cordones. En la misma reforma el arco ciego de herradura se cubrió con una decoración de falsa sillería.
Delante de la puerta se levantó un recinto de planta cuadrada del que no podemos precisar ni su cronología ni su funcionalidad (barbacana, falsabraga, tambor, etc.)(4).
De la puerta partía un camino que enlazaba con el camino que unía la Puerta de Palmas y los caminos de Mérida y Sevilla. Son varios los planos y los documentos que nos informan sobre dicho camino. Quizá uno de los más ilustrativos sea una escritura de censo sobre la huerta de Chamiço, después Huerta del Metido. En dicha escritura se dice que la huerta lindaba
“…con el arroyo rrebillas y camino que sale de la puerta de la coraxa y otros linderos…” (5)
A comienzos del siglo XX el editor de la obra de Ambrosio de Morales insistía en este mismo asunto
“… presenta salida al rio (la Puerta de la Coracha) con pretil á su orilla; y por allí se puede ir sin riesgo á las puertas de Mérida y Trinidad alrededor del muro…” (6)
El pretil que bordea al camino parece muy reciente ya que no aparece en el plano de José de Gabriel (1803). En nuestra opinión debe ser una obra que deberíamos fechar a caballo entre los siglos XIX y XX.
Uno de los aspectos más discutidos es el referido a su cronología. Leopoldo Torres Balbás no llegó a definirse claramente sobre este asunto pues planteó que la puerta se levantó en el siglo XI por los monarcas de la dinastía aftasí o en la primera mitad del siguiente, bajo dominio almoravid (7)
Es decir, sin llegar a definirse claramente planteaba como únicas opciones viables la etapa aftasí o la almohade. Durante algún tiempo se consideró que era una obra del período aftasí (8). Basilio Pavón Maldonado resalta la presencia de un tipo de ladrillo (26-13-4) propio de la arquitectura musulmana de los siglos XI y XII y añade que estas fábricas ladrilleras de Badajoz se pueden fechar antes de la renovación almohade que transfiguró casi por completo la fortaleza extremeña (9). En la actualidad parece imponerse la tesis de Fernando Valdés que fecha el frente norte de la Alcazaba, en el que se abre la puerta, durante el dominio almohade (10).
La presencia de dos arcos superpuestos ha dado pie para que algunos autores consideren dos fases en la puerta aunque la decoración que la cubre aparece refutar esta hipótesis. En efecto, como ya hemos dicho, las hiladas de ladrillo y granito están rejuntadas con un mortero rico en cal. Los llagueados y rejuntados fueron “decorados” en algunas zonas con una línea y en otras con una serie de incisiones a modo de espiga. El llagueado se extiende por el arco de herradura, el arco escarzado (portillo) y lo que es más interesante parece situarse debajo de la decoración de falsa sillería típicamente almohade. Es decir, tanto el arco de herradura como el arco escarzado (portillo) estaban construidos cuando se dispuso la falsa sillería almohade. Si tenemos presente que las últimas investigaciones sostienen que el muro norte, en el que abre la puerta, es de época almohade debemos concluir que la puerta es almohade, ya que se abre en un muro almohade y sus dos “fases” constructivas (arco de herradura y arco escarzado) estaban edificadas cuando se dispuso la falsa sillería típicamente almohade. Por último, debemos llamar la atención sobre la perfecta sintonía entre la altura y tamaño de los sillares que conforman las jambas del arco de herradura y los que conforman las jambas del portillo. Esta coincidencia se explicaría si ambos arcos se construyeron al mismo tiempo y no en dos momentos distintos. Es decir, del estudio de la decoración y la forma constructiva parece deducirse que la puerta, con sus dos arcos, fue construida en un único momento (con retoques posteriores) y es una obra almohade. Como quiera que sea, estas conclusiones parten del supuesto de que el muro norte es almohade en cualquier otro supuesto deberíamos revisar el esquema evolutivo que hemos expuesto.
La fachada exterior de la Puerta de la Coracha encuentra su mejor paralelo en la portada interior de la Puerta del Capitel en la que también se alternan sillares de granito con ladrillo. Basilio Pavón Maldonado ha resaltado la similitud entre ambas puertas tanto en lo que se refiere a su configuración formal como en la utilización de un mismo tipo de ladrillo (26-13-4). Por otro lado, la Puerta de la Coracha y la portada interior de la Puerta del Capitel están imbricadas en sus respectivas cortinas de un modo muy similar y en ambos casos el trabajo del ladrillo es análogo. Desgraciadamente la portada interior de la Puerta del Capitel ha sufrido innunerables obras de restauración, algunas muy antiguas, que han alterado la morfología de la puerta y posiblemente también han adulterado la fábrica original.
El arco interior de la Puerta de la Coracha encuentra su mejor paralelo en la Puerta del Alpéndiz en la que también se utilizó un arco de medio punto de ladrillo con la clave de granito.
El nombre de la puerta ha generado mucha confusión. En los estudios sobre Alcazaba aparece como Puerta de la Coracha, de la Traición y del Río. Nosotros pensamos que el nombre de la puerta fue el primero de ellos aunque la “tradición” ha popularizado el segundo (11). En los apartados dedicados a las puertas del Río y la Traición expondremos con mayor extensión este asunto, por ahora nos limitamos a señalar que uno de los planos de Badajoz del Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) indica claramente que su nombre era Puerta de la Coracha.
Conocemos pocas obras asociadas a ella durante el siglo XVII. Una de las más importantes se ordenó el día 15 de junio 1637 y tenía como objetivo asegurar el perímetro urbano para evitar la entrada de enfermos de peste (12). Entre las obras que se realizaron para este fin se encontraban varias tapias situadas cerca de la Puerta de la Coracha. El día 23 de julio el Cabildo Municipal acordó
“…que las tapias que se hizieron serca de la puerta de la coraja pª. la guarda de la questa ciud. esta haziendo del mal contajioso se pasen a la misma puerta para que se quede el seruicio y socorro del rrio abierto a los uesinos mas sercanos a el dicho sitio y en ello se gaste lo necesario…” (13)
Con motivo de la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) el Cabildo Municipal ordenó la puerta (5 de enero de 1641) (14). Tras la guerra, es posible que fuese reabierta temporalmente o habilitada como portillo de uso militar. Los datos disponibles resultan contradictorios y no permiten dar una respuesta satisfactoria a este asunto. En efecto, el historiador Diego Suárez de Figueroa, que publicó su obra en 1727, apunta que en esos años el castillo sólo contaba con dos puertas (Capitel y Carros). Por el contrario, en los planos de Diego de Bordick (1735) observamos un recinto cuadrado construido delante de la puerta que no aparecía en los planos de comienzos de siglo. Dicho recinto presentaba una entrada acodada lo que pudiera delatar que estaba practicable en esas fechas. En los mismos planos observamos que la puerta no estaba conectada con los caminos de la Alcazaba. Es posible entonces que tan sólo fuese un portillo de uso militar. En cualquier caso en 1803 ya estaba cerrada pues el plano de José de Gabriel (1803) muestra que se había terraplenado y sobre ella había campos de cultivo quedando la puerta sepultada bajo varios metros de tierra. Nicolás Díaz y Pérez también señala que estaba cerrada (1887). En el Informe sobre las fortificaciones de la ciudad del año 1900 no se menciona la puerta dando a entender que estaba cerrada. En 1908 se publicó la obra de Ascensio de Morales y en una nota añadida por el editor se informaba que la puerta se encontraba en esos años cerrada aunque conservaba el pretil del camino asociado a ella (15). Finalmente Torres Balbás (1938) apunta que permaneció sepultada hasta que una primera excavación permitió sacarla a la luz aunque poco después volvió a rellenarse (16). Adelardo Covarsí subraya que la excavación fue realizada por Virgilio Viniegra (17). En la fotografía de la puerta que nos ofrece Garrorena (1929) podemos observar como parte del muro que la tapiaba aparece derribado pero el interior de la puerta se encontraba cegado. Es posible que una persona arrastrándose pudiese entrar pues en algún testimonio de la toma de la ciudad por las tropas franquistas se apunta que algunas tropas penetraron en la Alcazaba por esta puerta.
Una nueva excavación aseguró definitivamente el paso aunque en 1984 Luis Plá lamentaba que el acceso al interior de la Alcazaba resultaba muy complicado pues no existían escalones para superar el potente relleno de escombros (18). 20 años después la situación poco había cambiado y seguíamos sin escalones, sólo una rampa de tierra, semioculta por la vegetación, permitía acceder a la puerta. Afortunadamente en el 2007 se acometió una obra de adecentamiento de la Alcazaba que ha incluido la mejora de este acceso.
Además de la Puerta de la Coracha cada una de las corachas contaba con sus propias puertas. Desgraciadamente, cuando se construyó la carretera de circunvalación se mutilaron las corachas y derribaron sus puertas (19). Antes de abordar las puertas conviene recordar lo que dijimos sobre las corachas
Hasta el siglo XVIII la coracha Oriental formaba un recinto en forma de embudo sin comunicación con el exterior si bien no deberíamos descartar una puerta en su muro Este. El acceso a este espacio cercado se realizaba desde el postigo de la Torre de las Siete Ventanas.
Los planos del siglo XVIII muestran como el recinto que hemos descrito presentaba aberturas tanto en el ángulo NW como en el Norte (planos de Diego de Bordick e Ignacio de Sala respectivamente). Desconocemos si tales aberturas fueron accidentales o intencionadas y en este último supuesto tampoco alcanzamos a determinar su objetivo.
Las lluvias del invierno de 1762 provocaron el derrumbe de la cortina contigua a la Torre de las Siete Ventanas (brecha de las aguas). Es posible que la “coracha” se viese afectada por las lluvias o por la reparación de las mismas.
Los primeros testimonios sobre una puerta en esta zona nos los ofrecen José de Gabriel (1803) y un grabado de Badajoz del año 1823. Ambos muestran una puerta en el muro que unía la Torre de las Siete Ventanas con el Rivillas (coracha Oriental) aunque desconocemos cuando se abrió (20). A nuestro juicio debía dar paso al camino que bordeaba el Guadiana y el Rivillas y unía el Puente de Palmas con los caminos de Mérida y Sevilla pues en los planos de Diego de Bordick (1735) como José de Gabriel (1803) observamos que la puerta se abría justo a continuación del pretil que bordeaba al camino. En 1803 la puerta ya se encontraba tapiada y el camino discurría por aquellos años más cerca de la orilla del río (plano y perfil de de José de Gabriel).
La coracha Occidental que se conserva en la actualidad no es almohade sino que debió construirse a mediados del siglo XVII. En efecto, la coracha “almohade” partía de la Alcazaba a la altura de la Torre del Pendón mientras que la actual parte de un lateral de la Puerta de la Coracha. En la coracha Occidental se abrieron dos puertas.
-La primera se abría en la torre que remataba la coracha (vista de Israel Silvestre, finales del siglo XVII; plano de José de Gabriel, 1803). Tanto Israel Silvestre como José de Gabriel sólo muestran una puerta en la cara Oeste de la torre aunque sospechamos que en la cara opuesta (Este) debía abrirse otra pues el camino que comunicaba el Puente de Palmas con los caminos de Mérida y Sevilla debía atravesar la torre. En caso de necesidad también era posible cerrar dicha comunicación y aislar el espacio comprendido entre las corachas. A nuestro juicio, cuando no fue posible atravesar la torre el camino la bordeó (plano de José de Gabriel, 1803).
-En la coracha más cercana a la Puerta de la Coracha se abría otra entrada de menores dimensiones (vista de Israel Silvestre) que debía comunicar con la liza comprendida entre la Puerta de la Coracha y la Torre del Pendón.
En una puerta situada en el entorno de la coracha sitúa Nicolás Díaz una inscripción que dice:
RLOS
CORE
GIDOR EL SEÑOR
PEDRO DESPINO
SA EL ESCVDO
ES DLA CIVDAD (21)
Una parte importante de la inscripción se ha perdido, por ello, debemos tener presente la trascripción que hizo Nicolás Díaz: 1541 años reinando el gran emperador don Carlos V y siendo corregidor el señor Pedro de Espinosa. El escudo es de la ciudad.
Nicolás Díaz cita la inscripción en varios capítulos de su obra. En una ocasión indica que se encontraba sobre una pequeña puerta que está en la Breva-Cana (22). Suponemos que la Breva-Cana es en realidad la barbacana o la coracha del castillo pues así parece indicarlo el propio autor (23). En otro pasaje se muestra más preciso pues señala que se encontró en
“…los gruesos paredones que aun existen en pie en lo que hoy se llama huerta del Manco y antes el Caño del Castillo, se ve una pequeña puerta sobre la cual estaba el escudo de la ciudad, bajo el que se leía una inscripción…” (24)
Es decir, la inscripción estaba en una puerta situada junto a la Huerta del Manco. La huerta estaba comprendida entre el cauce del río, las murallas que se extienden desde la Puerta de Pajaritos hasta la Alcazaba, las murallas que preceden al frente norte de la Alcazaba y la coracha occidental. Por tanto, en uno de los dos últimos muros se encontraba la puerta y sobre ella la inscripción. Esta ubicación se confirma si tenemos presente que cuando la inscripción se depositó en el Museo Arqueológico se hizo constar que procedía de la Huerta del Manco. Por último, cuando Nicolás Díaz habla de las puertas que pudieron contar con un escudo de la ciudad señala que una de ellas sería
“…una puerta pequeña que está en los muros viejos á las bajadas del castillo junto al Guadiana; porque esta puerta es de la época del emperador Carlos V, y la inscripción que sobre la misma se encuentra, se dice que el escudo de armas que había mas arriba era el de la ciudad. A no haberse destruído este muro, se debe tal vez no conservar hoy un testimonio vivo de las armas dadas á la ciudad por el rey D. Alfonso IX de León…” (25)
De estas palabras parece deducirse que Nicolás Díaz vio la inscripción en un muro que bajaba del castillo al Guadiana y en concreto en una puerta que dicho muro tenía cerca del Guadiana. Todo parece indicar que se estaba refiriendo a la torre-puerta situada al final de la coracha Occidental. Para completar las palabras de Nicolás Díaz y Pérez hemos de recordar que las únicas puertas que conocemos en la linde de la Huerta del Manco se encontraban en la coracha Occidental. Podría parecer que el asunto está zanjado pero resulta que la coracha Occidental debió construirse durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) y la inscripción se fecha en el año 1541. Es decir, o bien la inscripción estaba removida de su emplazamiento originario cuando la vio Nicolás Díaz o hemos buscar la puerta en otro lugar.
En nuestra opinión deberíamos buscar el emplazamiento originario de la inscripción en algún punto del camino que bordea al río y que tendría su origen en la rampa derecha del Puente de Palmas. Precisamente en la rampa o cerca de ella sería un buen lugar para colocarla. En el Blogs de Fernando de la Iglesia Ruiz (historiasdebadajoz.blogspot.com) se propuso un debate sobre la ubicación de la inscripción que recomiendo
Por otro lado, no parece probable que Nicolás Díaz viese el escudo de la ciudad más bien debió deducirlo del texto de la inscripción. Alberto González, Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez de la Concha consideran que la inscripción de la Huerta del Manco se completa con el escudo de la ciudad que luce hoy sobre la puerta de la Galera. El conjunto completo, es decir escudo de la Galera más la inscripción de la Huerta del Manco, conmemoraba la construcción de un camino en el año 1541 (26). Nicolás Díaz no reparó en esta circunstancia y consideró que la inscripción y el escudo de la Galera no formaban parte del mismo conjunto ya que este autor sostenía que el escudo de la Galera procedía de la Puerta de Mérida (27).
No podemos terminar este apartado sin abordar o mejor sin dejar planteado el problema de la ubicación de la Torre de la Coracha. Como ya hemos dicho al tratar de las fortificaciones almohades la primitiva coracha occidental partía de la esquina N.W. de la Alcazaba, es decir, de las inmediaciones de la Torre del Pendón. Por razones que desconocemos esa primera coracha fue demolida y se construyó otra que parte de la Alcazaba a la altura de la Puerta de la Coracha. Esta nueva coracha fue construida durante la Guerra de la Restauración de Portugal y es la que se conserva en la actualidad.
Para localizar la Torre de la Coracha contamos con pocos datos. Comenzaremos con la relación de reformas que el 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo se comprometió a realizar en las fortificaciones de Badajoz. Entre esas obras se cita una
“…en la torre de la coraja se a de reparar el portado vn cahiz de cal, ochenta ladrillos, perfecionar vn agujero que sirua de tronera…”(28)
El plano de Badajoz del año 1645 muestra una batería emplazada en la Torre del Pendón y un cuerpo de guardia en la misma zona. Parece entonces que las obras de Francisco Domingo pudieran localizarse en esta torre y el portado que se citada no sea una puerta de la Alcazaba sino la puerta del propio cuerpo de guardia (29).Tampoco debemos descartar que se trate de una puerta situada en la liza pues en los planos de Diego de Bordick (1735) aparece un muro cortando la liza justo a la altura de la Torre del Pendón.
Asimismo en el informe de Luis de Venegas (8 de julio de 1677) cuando se habla del frente amurallado de la ciudad que mira al Guadiana se dice que se extiende entre la torre de la Coraza del Castillo hasta la puerta del puente (Puerta de Palmas) (30). Es decir, parece darse a entender que la Torre de la Coraza o Coracha es la actual Torre del Pendón.
NOTAS.
1.TORRES BALBÁS, L.: “La Alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, V, pág. 189.
2.Tipos, escenas, monumentos y castillos de Badajoz y su provincia (fotos de Garrorena), Badajoz, 1929.
3.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pág. 145. Asimismo no debemos confundir la pieza que pudo estar en la puerta con una inscripción que se encontró en sus inmediaciones en tiempos de Solano de Figueroa (MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M.R.: Historia del reino de Badajoz durante la dominación musulmana, Edición de Fernando Valdés, Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 34).
4.No contamos con documentación suficiente que nos permita fechar la obra. Lo único que podemos hacer es constatar que no aparece en los planos de mediados del siglo XVII y si está representada en los de la primera mitad del siglo XVIII. Desgraciadamente los planos de finales del siglo XVII y los de comienzos del siglo XVIII no tienen la precisión necesaria como para reflejar esta obra (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pp. 44, 50, 52, etc.). El lado oriental de dicho recinto fue derribado (Plano de José de Gabriel, 1803).
5.A.H.P., Badajoz, Prot. 1789, fol. 151. La misma conclusión se extrae de otra escritura, fechada en 1613, que habla de una huerta que linda por una parte con el Rivillas y por otra con un callejón que llaman de la coraxa (A.H.P., Badajoz, Prot. 137, fol. 281).
6.MORALES, A. Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, Tipografía y Librería de A. Arqueros, Badajoz, 1908, pág. 205 (not. 2). Debemos puntualizar que en este momento (la nota es de comienzos del siglo XX) la puerta sólo pudo utilizarse después de las excavaciones. No obstante los elementos descritos debían conservarse y por ellos podría deducirse la existencia del mencionado camino.
7.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pág. 243.
8.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 77, y 79; LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Gafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 43.
En la última publicación sobre ella se apunta que es una obra de la época del Reino Afatsí y mantiene aún modos constructivos califales (sic) (MANZANO MARCHIRANT, A.; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.; MELÉNDEZ TEODORO, A.; CARRASCO CELEDONIO, V.; PORTALO TENA, C.: Badajoz mucho que vez, Asociación de Amigos de Badajoz, Tecnigraf, Badajoz, 2004, pág. 45).
9.PAVÓN MALDONADO, B.; Ciudades y fortalezas Lusomusulmanas, Cuadernos de arte y arqueología, 5, M.A.E., Madrid, 1993, pág. 33.
10.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 158.
11.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, op. cit., pp. 245-246.
12.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 15 julio de 1637, ff. 58 y 58v.
13.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 23 de julio de 1637, fol. 82v.
14.En algunos documentos parece intuirse lo contrario. Así, en el relato sobre la traición de los sargentos (año 1652) se dice que uno de ellos salía por la noche a dar aviso a los portugueses por la barbacana que hace el castillo á la Corraja. Es decir, pudo existir una salida vinculada con la coracha aunque los datos que se aportan resultan insuficientes y a falta de otros testimonios no podemos asegurar si se trataba de una puerta o de un lugar fácil de escalar o salir (Relacion en que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habían maquinado hacer en la Ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los Portugueses, el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652).
15.MORALES, A.: Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, Tipografía y Librería de Antonio Arqueros, Badajoz, 1908, pág. 205 (not. 2); SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Reimpresión de la segunda edición (Badajoz, 1916), Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 25. Informe sobre las fortificaciones de la ciudad del año 1900 (MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117).
16.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, op. cit., pág. 244.
17.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, op. cit., pp. 151, 152. Adelardo Covarsí señala que la excavación corrió a cuenta de Virgilio Viniegra un oficial de Telegráfos de Badajoz, amante apasionado de la Arqueología, que logró descubrir el pavimento empedrado del camino tras excavar un relleno de cinco metros de potencia.
18.PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156.
19.Afortunadamente contamos con abundante documentación para seguir su evolución. Plano que indica perfiles, Diego de Bordick, S.G.E., Madrid, plano número 178; Plano que manifiesta la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., Madrid, plano número 159; Perfil compuesto por la longitud de la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., Madrid, plano número 159.
20.B.N., Madrid, ER: 2428, lám 8 (1823). Grabado anónimo con una vista de Badajoz;
Francisco Pilo asegura que existe una fotografía de una de las puertas de las corachas (PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2002, pág. 51).
21.La versión que ofrecemos es la que se desprende de las piezas conservadas (KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pág. 501).
22.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, Editorial Daniel Cortezo, Madrid, 1887, pp. 148; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 238; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Historia de Badajoz, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pág. 133).
23.En una ocasión, cuando relata la construcción de las nuevas murallas apunta que las mismas se extendían desde el sitio denominado la Breva Cana que arrancaba del castillo, hasta los cubos del puente de las Palmas (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., 269. En las páginas 147 y 148 volvemos a intuir la misma ubicación).
24.DÍAZ Y PÉREZ, N.: Diccionario histórico, biográfico, crítico y bibliográfico de autores y artistas extremeños ilustres, Vol. II, Madrid, pág. 39.
25.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pp. 155-156; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 236.
26.Según Alberto González, Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez, el texto de la inscripción de la Huerta del Manco toma sentido si se pone en relación con el escudo y la inscripción que se encuentra sobre la Puerta de la Galera
ESTE CAMI
SE HIZO EN EL ANO D
Estos autores consideran que ambas inscripciones formaban parte del mismo monumento y su traducción completa sería: Este camino se hizo en el año 1541 años reinando el gran emperador don Carlos Quinto siendo corregidor el señor Pedro de Espinosa. El escudo es de la ciudad (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 236; KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pp. 501-503).
La hipótesis es muy interesante pues la unión de ambas inscripciones es perfectamente compatible pero sólo si aceptamos como verdadera la trascripción que nos ofrece Nicolás Díaz ya que el resto de ellas (Romero Morera, Tomás Romero de Castilla, Antonio del Solar) nos obligaría a repetir de forma consecutiva en tres ocasiones la palabra año o años. Esperemos que nuevos descubrimientos nos ayuden a despejar esta incógnita.
27.Nicolás Díaz considera que el escudo de la Galera y la inscripción de la Huerta del Manco no forman parte del mismo conjunto y sitúa ambos elementos en lugares distintos y en distintas fechas (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pp. 155-156). En este caso no estamos de acuerdo con la interpretación que hace Alberto González de las palabras de Nicolás y Díaz (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 239). En efecto, Nicolás y Díaz sostiene que el escudo de la puerta de la Galera estaba en la Puerta de Mérida y lo fecha en el año 1552. Su obcecación le llega a sugerir en una ocasión que la antigua Puerta de Mérida coincide con la puerta de la Galera (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pág 72). Dos páginas más adelante parece rectificar y señala que la Puerta de Mérida se encontraba frente a la Galera aunque para fechar las obras de la Puerta de Mérida utiliza una inscripción con el año 1552 que se encontraba
“…Sobre el pórtico exterior de este edificio (la Galera), como en los dos del piso bajo del mismo, que están á la izquierda, está escrita la fecha de 1552…”
DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pág. 75, not.1.
En un intento de hacer inteligibles las palabras de Nicolás Díaz los arqueólogos Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez proponen que tanto en la Puerta de Mérida como en la puerta de la Huerta del Manco hubiera escudos de Badajoz lo que llevaría a Nicolás Díaz y Pérez a confundir una y otra (KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pp. 501-503).
28.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196.
29.Tampoco podemos descartar que la Torre de la Coracha sea la que se abre junto a la Puerta de la Coracha (situada en el frente norte de la Alcazaba) aunque sabemos que esta puerta se cerró al comienzo de la guerra y por tanto no parece lógico que se acometiese una reparación de su portado ni que contara con un cuerpo de guardia propio. Por otro lado es posible también que junto a la Torre del Pendón se abriera una puerta, hoy desaparecida, y que precisamente sobre ella se encontrase el escudo de la Galera.
30.I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XXVIII, fol. 143.
domingo, 28 de octubre de 2007
sábado, 20 de octubre de 2007
2. LAS PUERTAS DE YELVES Y CARROS
La puerta se abre en el frente oeste de la Alcazaba y ocupa, aproximadamente, lo que fue el ángulo N.W. de la primitiva Alcazaba (1). Según el profesor Fernando Valdés la puerta es el resultado de dos fases constructivas:
2.1. Puerta de Yelves
A.La primera puerta, que se correspondería con lo que hoy es la portada interior, fue construida, o al menos reformada, en 1030 por Abu Muhammad ‘Abd Allah b. Al-Aftas (primer monarca de la dinastía aftasí). En este momento la puerta presentaba acceso directo y mocheta simple.
B.Los almohades añadieron a la puerta primitiva nuevos elementos (2):
b.1.El muro exterior que se dispuso delante de la vieja entrada conformando un pasillo acodado que impide el acceso directo al interior de la Alcazaba. Desde entonces la Puerta de Yelves presenta doble recodo. Es posible que el objetivo de los poliorcetas almohades cuando construyeron este largo muro no fuese conseguir una estructura en doble recodo sino dejar la portada exterior orientada hacia la Torre de la Horca (4). Con este diseño la defensa era más efectiva ya que los eventuales asaltantes podían ser flanqueados desde la cortina contigua al tiempo que desde la Torre de la Horca recibirían fuego de revés. Por otro lado, el ángulo entrante de la cortina contigua facilita el acceso a la puerta en los tiempos de paz.
b.2.El muro exterior remataba en una nueva portada (portada exterior) y una torre. La torre se construyó con el tapial característico de las construcciones almohades aunque al menos una de sus esquinas estaba reforzada con mampostería y un fuste (en la actualidad desaparecido). Los mampuestos tienen las llagas muy bien trabadas con mortero de cal (3). Sobre el mampuesto observamos el arranque del falso despiece de sillería que debía cubrir el paramento exterior de la torre.
b.3.La acitara o antemuro (barbacana). Se extiende delante de la Puerta de Yelves y conformaba un nuevo recinto que contaba con su propia puerta. Los vestigios que se han conservado de dicho recinto son escasos aunque aparece representado en varios planos que nos muestran un trazado similar al que pudo presentar el que tenía la Puerta del Capitel (Krigsarkivet, mediados del siglo XVII; Diego de Bordick, 1735; Ignacio Sala, 1736, Pedro Bordán, 1763 y José de Gabriel, 1803) (5). Algunos de esos planos muestran que desde el recinto no se podía pasar a la liza ya que un muro cortaba el acceso a la misma.
La Puerta de Yelves contó con distintos sistemas de cierre. En el siglo XVI la portada exterior se cerraba con una puerta de batientes en una de cuyas hojas se abría un postigo que se cerraba con candado y armella (6). En la portada interior no hay evidencias de hojas para cerrarla, por el contrario, contó con un rastrillo pues todavía hoy son visibles las ranuras del porticulis por el que bajaba el rastrillo. Desgraciadamente no podemos fechar este elemento, es decir, no sabemos si es islámico o cristiano.
Carecemos de noticias sobre la evolución de la puerta durante la Edad Media y Moderna si exceptuamos las escrituras notariales que la mencionan dando nombre a la calle que baja de (la ermita de) San Jose a la Puerta de Yelves y al llamado monturio de Yelves (estercolero-basurero) (7).
Hasta mediados del siglo XVII estuvo en uso pero con motivo de la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-168) fue cerrada. En efecto, cuando se inició la guerra el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas de la Alcazaba (sólo la Puerta del Capitel permaneció abierta). Sospechamos que poco después se abrió junto a Puerta de Yelves una nueva puerta (Puerta de Carros). La nueva entrada asumió todo el protagonismo de modo que una vez firmada la paz en 1668 no fue necesario reabrir la vieja Puerta de Yelves. Por último, el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo voló una parte de la muralla para ampliar la Puerta de los Carros (1912 ó 1914). Estas voladuras afectaron a la estructura de la Puerta de Yelves y los escombros que se retiraron para ampliar la Puerta de Carros terminaron enterrando la Puerta de Yelves. Según Matías Lozano la puerta permaneció sepultada hasta que Jesús Cánovas Pesini la sacó de nuevo a la luz tras excavar la zona en 1939 (8).
En los años 70 fue reconstruida por José Menéndez-Pidal. En estas obras se configuró la puerta que se conserva la actualidad (9). Es decir, tanto la puerta interior (taifa) como la exterior (almohade) no se corresponden con sus modelos originales sino que son fruto de la restauración que efectuó José Menéndez-Pidal Álvarez. En el caso de la portada interior parece que tampoco se ha respetado la planta original. En efecto, tanto el plano de Diego de Bordick (1735) como el de José de Gabriel (1803) muestran que el arco del rastrillo no daba al exterior sino que se abría en el centro de la portada. En cualquier caso, podemos hacernos una idea bastante aproximada de su apariencia “original” gracias a Israel Silvestre (finales del siglo XVII), José de Gabriel (1803) y el grabado publicado en The Penny Magazine (7 de octubre de 1837). El primero realizó una vista de Badajoz en la que podemos contemplar la portada exterior y la acitara (10). Desgraciadamente en esta vista no aparecen ni la puerta de la acitara ni la Puerta de Carros. Por el contrario el plano y el alzado de José de Gabriel constituyen documentos gráficos excepcionales en los podemos contemplar la Puerta de Yelves tanto en planta como en sección (11). El grabado de The Penny Magazine nos ofrece una vista de la Alcazaba desde el adarve de la torre del Pendón y aunque no muestra la puerta si aparece una de sus torres (12).
NOTAS
1.Para poder establecer la cronología de la puerta resulta fundamental determinar el trazado del muro que cerraba el frente norte de la alcazaba prealmohade (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 21; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pp. 41-42).
2.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Lo que queda del Badajoz de los aftasies”, Bataliús, I, Letrúmero, Madrid, 1996, pp. 260; VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pp. 153, 154 y 160.
La hipótesis que plantea Fernando Valdés, que es la que hemos recogido en la exposición sobre la evolución de la puerta, nos parece muy razonable. Pese a todo, no resistimos la tentación de exponer una intuición pues llamarla hipótesis sería demasiado pretencioso.
En primer lugar sospechamos que el muñón que está asociado a la portada interior de la Puerta de Yelves pudiera corresponderse con el primitivo muro norte, es decir, el muro que cerraba el frente septentrional de la alcazaba prealmohade. En efecto, dicho muñón “parece” la continuación natural del muro Oeste de la Alcazaba tanto en lo que se refiere a su trazado como a su técnica (zarpa en la base, mampuestos pequeños, etc). Si esta suposición fuese cierta las consecuencias que se derivarían serían interesantísimas.
-El espacio que hoy ocupa la Puerta de Yelves se encontraba extramuros antes de la ampliación almohade y la puerta, con sus dos portadas, sería una obra almohade.
-Los dos torreones que flanquean la portada interior pueden ser los torreones que defendían el ángulo N.W. de la alcazaba prealmohade. En efecto, si como hemos supuesto la puerta se levanta en el exterior de la Alcazaba antes de la ampliación almohade es posible entonces que los elementos que defendían este sector fuesen integrados en la portada interior. A nuestro juicio esta esquina de la Alcazaba estaba defendida por un cubo adosado cuya cimentación todavía parece distinguirse. Posteriormente se levantó en el mismo lugar otro cubo. El nuevo cubo, que es el que se conserva en la actualidad, está adosado al muro norte lo que viene a mostrar que es posterior a aquel. Junto al cubo encontramos otra torre de mayores dimensiones. Esta torre pudo ser una albarrana similar a la vecina Torre de la Horca (vistas de José de Gabriel y The Penny Magazine). Tanto la Torre de la Horca como la “albarrana” de la Puerta de Yelves eran macizas hasta la altura del adarve de la muralla, seguía un estancia al nivel del adarve y remataba en una terraza almenada. A la altura del primer piso presentaba unas bandas dobles de ladrillo que enmarcan las saeteras. El arranque del parapeto estaba marcado por otra banda de ladrillo. Posteriormente, cuando se construyó la portada interior se aprovecharon el cubo adosado al muro, la torre “albarrana” y el arco de unión entre ambas torres para apoyar en ellos la citada portada interior. En cualquier caso debemos resaltar que el único elemento de cierre que hemos detectado en la portada interior es un porticulis o rastrillo. Los sillares que conforman la moldura del rastrillo están adosados tanto al cubo como en la supuesta albarrana lo que viene a demostrar que es posterior a ambas. En la portada interior no hemos detectado ningún elemento que evidencie la existencia de mochetas o en general un cierre mediante hojas de madera lo que parece indicar que no había puerta antes de la ampliación almohade. Por lo que se refiere a la portada exterior de la puerta de Yelves debemos señalar que está adosada a la supuesta albarrana lo que deja claro que la “albarrana” es más antigua que la portada exterior. Por último, los muros de tapial que se extienden hasta el río se inician, precisamente, en la “albarrana”. Si se verificase que los muros de tapial además de iniciarse en dicha “albarrana” están adosados a ella nos indicaría que la “albarrana” existía antes de la ampliación almohade y que la propia ampliación partió de la “albarrana”.
-El torreón que se levanta junto a la ermita del Rosario pudo ser una albarrana del muro norte prealmohade. El torreón está concebido como una albarrana con su arco de unión a un cubo adosado a la muralla. No obstante, su técnica constructiva es muy distinta al resto de las albarranas de la Alcazaba. En efecto, la torre está construida con un núcleo de tapial de tierra que fue revestido con mampostería trabada con argamasa de cal y arena. El paramento exterior está realizado con mampostería dispuesta en hiladas regulares. Las esquinas fueron reforzadas con sillería de granito. Los mampuestos están calzados con ripios aunque estos sólo son visibles en algunos puntos ya que originariamente las llagas fueron recubiertas con mortero. El torreón es macizo lo que parece más propio de una torre defensiva que de una torre religiosa o palaciega. En la vista de Badajoz de Israel Silvestre podemos observar que el Torreón del Rosario tenía otro cuerpo y remataba en terraza (¿almenada?) de modo que presentaba una fisonomía idéntica a las torres de la Horca y la “albarrana” de la Puerta de Yelves (bandas de ladrillo enmarcando el cuerpo superior, ventanas, etc.). Curiosamente Israel Silvestre cuando representa la Torre de la Horca no señala dichos elementos (B.N., Madrid, ER.2974/154). Resulta complicado explicar esta circunstancia que pudiera responder tanto a una simplificación del dibujo como a un error. El alzado de la torre que nos ofrece José de Gabriel en 1803 parece indicar también que la torre presentaba bandas horizontales. Capítulo aparte merece la decoración. En efecto, los mampuestos de la torre conservan un llagueado muy saliente que en ocasiones se completó con una línea incisa, un motivo en espiga e incrustaciones de pequeñas piedras. El mejor paralelo para este torreón, en lo que se refiere a su aparejo y tratamiento decorativo, lo constituye la “albarrana” de la Puerta de Yelves así como ciertos muros de clara filiación almohade (cortinas y cubos del muro norte de la Alcazaba, Puerta de la Coracha, etc). En cualquier caso, hemos de recordar que la portada exterior de la Puerta de Yelves, que es una obra almohade, está adosada a la “albarrana” de la Puerta de Yelves. Si hacemos una interpretación correcta de los datos anteriores podríamos estar ante obras almohades destinadas a reforzar el muro norte de la Alcazaba que se ejecutaron antes de proceder a la ampliación de la misma. En cualquier caso ni podemos ni debemos descartar que tanto el Torreón del Rosario como la “albarrana” de la Puerta de Yelves sean anteriores al período almohade.
-Por último podemos suponer que en el muro norte de la alcazaba prealmohade debió abrirse una puerta que pudo situarse cerca del Torreón del Rosario.
Como es fácil de imaginar estas líneas no pasan de ser una ocurrencia pero no queríamos perder la ocasión de exponerlas aunque sólo sea para provocar la sonrisa del lector más indulgente.
3.En algunos puntos del muro norte documentamos esta misma técnica que se repite en otros puntos.
4.En los trabajos sobre la Alcazaba aparece citada con múltiples nombres (Torre de la Horca, del Ahorcado y de los Ahorcados). Según José de Gabriel en 1803 servía de almacén de pólvora.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Ayuntamiento, Badajoz, 2003, pp. 19-37; TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII. Apuntes históricos y urbanos, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 234-237; CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tip. de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 151-156; CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 64-65. Por otro lado, Francisco Pilo ha realizado una magnífica descripción de los elementos que componían la puerta de la acitara en los siglos XVII y XVIII tomando como base los planos de Ignacio Sala y José de Gabriel (PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 38-39).
6.Estos elementos aparecen citados en un documento fechado el 20 de mayo de 1517 en el que se dice que unos clérigos destrozaron con un hacha el candado y la armella de la Puerta de Yelves (A.G.S., C.C., Leg. 125-141).
7.El término monturio ha sido mal interpretado en muchas ocasiones pero son varios los documentos que indican que era un espacio destinado a estercolero-basurero. Uno de los más explícitos es el proyecto de Ordenanzas del 31 de agosto de 1702 que en su Título 6 decía que
“…Mandamos que los Vecinos de esta Ciudad tengan obligazion los Savados cada Semana de hazer barrer Y limpiar las puertas de sus Calles Y llevar el estiercol y basura a los monturios Señalados so pena de Doscientos maravedis…”
DE PERALTA OLEA, M.A.: “Badajoz en el siglo XVIII. Un proyecto de ordenanzas municipales”, Revista de Estudios Extremeños, XL-2, Badajoz, 1984, pág. 265.
En la ciudad debieron existir varios monturios pero sólo hemos podido documentar los que se localizaban junto a las puertas de Carros (monturio de Yelves) y Trinidad (monturio del Rivillas). En efecto, este último aparece en una escritura de 1604 sobre unas casas situadas junto
“...la puerta y torre de la puerta de la trinidad y de otra parte casal de juan al. y por detrás el muro y monturio de rribillas y por delante la plazuela de la santísima trinidad...”
A.H.P., Badajoz, Prot. 1355, ff. 145 y 167.
El monturio de Yelves fue denunciado por el Cabildo Eclesiástico ya que al encontrarse junto a la Puerta de Carros, que era la entrada que utilizaba el tráfico rodado que subía al Palacio Episcopal, producía muchas molestias.
Asimismo había otros monturios que podríamos llamar improvisados o de oportunidad. En efecto, en 1704 el presbítero Francisco Maeso solicitó permiso para construir diferentes casas “en unos solares q. estauan hechos montubios” (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, fol. 52). Los citados solares se encontraban junto a Santo Domingo. El mismo año se da noticia de otros monturios situados en la calle de Morales junto al Convento de San Agustín (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, ff. 143-144, 147 y 150). En ambos casos nos encontramos con una práctica, que perdura en la actualidad, en la que los vecinos tiraban su basura en los solares o en los inmuebles arruinados.
8.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 34.
9.MENÉNDEZ PIDAL ÁLVAREZ, J.: “La Alcazaba Musulmana de Badajoz y su puesta en valor”, Actas del V Congreso de Estudios Extremeños, Arte, 1976, pág. 3 y apéndice fotográfico (las fotos que acompañan este trabajo muestran que no se había construido la portada exterior); PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 40.
10.B.N., Madrid, ER 2974/154.
11.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pp. 64-65; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pág.24.
12.The Penny Magazine, 7 de octubre de 1837. La consulta de este grabado ha sido posible gracias al blog Historias de Badajoz de Fernando de la Iglesia Ruiz al que felicitamos por su excelente labor.
2.2. Puerta de los Carros
La Puerta de los Carros se abre a continuación de la Puerta de Yelves. Es un enorme vano de acceso directo por el que discurre la carretera de la Alcazaba. La proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos que siguen manteniéndose en la actualidad. Son muchos los que consideran que las Puertas de Yelves y Carros son una misma entrada. Nosotros pensamos que son dos puertas distintas ya que la Puerta de Yelves es una entrada medieval (islámica) y la Puerta de Carros debió abrirse durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668). En efecto, cuando se inició el conflicto con Portugal (diciembre de 1640) el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas del castillo. El cierre de la Puerta de Yelves debió plantear problemas logísticos pues resultaba imprescindible disponer de una entrada por la que pudieran circular carruajes y cañones. Posiblemente la apertura de la Puerta de los Carros debamos vincularla con esta nueva necesidad. Asimismo hemos de resaltar que desde los primeros años de la guerra tenemos documentada la existencia de plataformas artilleras en el castillo que aconsejaban la existencia de una puerta sin escalones y de acceso directo (2).
Si los motivos que justificaron la apertura de la puerta son fáciles de comprender no resulta tan fácil fechar la obra. A este respecto sólo podemos señalar que no aparece citada en los acuerdos municipales de los días 7 de diciembre de 1640 y 5 de enero de 1641 lo que pudiera delatar que no existía en esas fechas.
La primera noticia que pudiera vincularse aparece en el Cabildo Municipal del 23 de mayo de 1641 en el que se acordó romper las barbacanas (3). La noticia puede referirse a las obras previas para abrir la nueva entrada aunque creemos la noticia debemos vincularla con el desmoche de la parte superior de la barbacana y no con su demolición completa ya que Gaspar Torralto en su Informe del día 31 de enero de 1641 aconsejaba reparar la falsabraga (barbacana). Es decir, no tendría sentido demoler una obra que podía prestar muy buenos servicios para defender la Alcazaba (4). Esta impresión se refuerza si tenemos presente que el coronamiento de la barbacana está retocado (desmochado) para conseguir un derrame hacia el exterior. Con esta rectificación los tiradores conseguían un mayor campo de tiro.
La primera referencia segura a la nueva puerta aparece en uno de los planos del Krigsarkivet que ha sido fechado hacia 1645 aunque creemos que debemos situarlo en la década de los 50. Así, en un informe portugués de 1652 se dice que el castillo sólo tiene una puerta que sale a la ciudad (Puerta del Capitel) (5). Desconocemos si fue un error, o bien debemos datar la apertura de la puerta, y en consecuencia también el plano del Krigsarkivet, después de esa fecha.
Parece ser que su primera denominación fue Puerta de la Consolación. Seguramente tomó el nombre de la ermita homónima que se levanta en sus inmediaciones. Esta denominación no logró consolidarse pues la puerta adoptó el nombre que la identifica desde un punto de vista funcional: Puerta de Carros.
En 1678 ya aparece como Puerta de los Carros (6). Las noticias que nos proporciona Juan Solano de Figueroa en este sentido resultan definitivas. En uno de los pasajes de su obra Solano de Figueroa nos da cuenta como en el año 1463 se vendieron unas casas situadas en el castillo en la calle de Rodrigo Mexía. Para que el lector pudiera situar las casas Juan Solano apunta:
“...este sitio, y calle, era dentro del castillo á la puerta por donde entran los coches, y pertrechos de la Artilleria, y hace frente á la hermita de nuestra señora del Rosario...”(7)
Entendemos que Juan Solano de Figueroa cuando menciona la puerta sólo está dando un referente espacial para que sus contemporáneos sitúen la calle de Rodrigo Mexia. En ningún caso debemos deducir que la Puerta de Carros como tal existía en 1463. Asimismo queda claro por sus palabras que la nueva entrada, al convertirse en el único acceso para el tráfico rodado, pasó a ser conocida como la Puerta de Carros. En el plano de Juan Muñoz Ruesta (1698) la nueva entrada también aparece identificada como Puerta de los Carros (8).
Conocemos pocas obras asociadas a la Puerta de Carros a lo largo del siglo XVII. No obstante sabemos que el 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo, se comprometió a
“…haçer vn cuerpo de guardia a mano izquierda entrando al castillo que a de llegar hasta la escalera que sube a la muralla, a de lleuar treinta tapias, nueue vigas ocho hazes de caña treçientos ladrillos para vn portado, dos cahizes de cal, veinte carretadas de piedra para los cimientos que miran a la puerta y para las esquinas mas a de lleuar otros dos cahiçes de cal mal mill duçientas tejas con sus aderentes…” (9)
El texto anterior es muy impreciso. En efecto, la puerta en la que habría de construirse el cuerpo de guardia no aparece identificada pero debemos tener presente que en otros apartados se citan los cuerpos de guardia de Santiago, la Traición (Alpéndiz) y la Coracha. Por otro lado, sabemos que el cuerpo de guardia de la Puerta de Carros se encontraba a mano izquierda (Diego de Bordick, 1735; José de Gabriel, 1803) y el de la Puerta del Capitel a la derecha y además ya estaba construido en esa fecha.
Como ya hemos mencionado, la proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos. En este sentido resulta muy ilustrativo el plano de Francisco Coello que cuando se refiere a la Puerta de Yelves apunta Puerta Tapiada de los Carros. Este error se ha mantenido y muchos autores se refieren a las puertas de Carros y Yelves como si fueran la misma entrada. Adelardo Covarsí fue más lejos pues llegó a insinuar que la Puerta de la Coracha pudo ubicarse en el espacio que hoy ocupa la Puerta de Carros, es decir, que de ambos nombres participase la puerta en distintas épocas (10). Afortunadamente, las excavaciones de Jesús Cánovas Pesini sacaron a la luz los restos de la vieja Puerta de Yelves y este descubrimiento resultó básico para enmendar el error. Así, en 1645 decía Fernando Castón
“…la verdadera Puerta de Carros, plena de canas y de magestad, se hallaba en el muro mismo la alcazaba, de la que queda señal en las huellas penetrantes de su quicialera. Viejos papeles dicen Puerta de Yelves en el Monturio…” (11)
Sobre la evolución de la puerta hemos de apuntar como hecho sobresaliente las voladuras que realizó el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo (en 1912 según unos autores o en 1914 según otros) (12). Hasta ese momento la Puerta de los Carros contaba con dos hojas de madera pero las voladuras provocaron que la puerta como tal desapareciera para quedar reducida a una enorme brecha (13). Las consecuencias de las voladuras podemos apreciarlas en el grabado publicado en The Penny Magazine del 7 de octubre de 1837, el plano de la Alcazaba de Leopoldo Torres Balbás y en varias postales con vistas de la Alcazaba (14). En efecto, en las imágenes realizadas antes de las voladuras (postales de los años 1905 y 1908) podemos apreciar la puerta. Concretamente en la postal del año 1908 podemos observar el arco de medio punto que cubría la puerta. Por el contrario en las postales de 1920 y 1923 en lugar de la puerta aparece la brecha (15).
Por otro lado, algunos autores han denominado Puerta de Carros a otra puerta situada en las traseras del palacio de los Calderón (hoy Escuela de Idiomas). Esta última siempre fue conocida como Puerta Nueva ó Puerta Nueva del Río. El primer autor que la cita es Martín de Gabriel (31 de diciembre de 1763) que la nombra como Puerta Nueva (16). Leonardo Hernández de Tolosa precisa que las obras de la puerta concluyeron a comienzos del mes de junio de 1765 y la identifica como puerta nueva del rio (17). Como Puerta Nueva fue conocida a lo largo de los años. Sería largo y tedioso enumerar todos los informes y planos que recogen este nombre, por ello, nos limitaremos a dar una relación reducida pero significativa:
-El plano de Pedro Ruiz de Olano (15 de julio de 1771) sigue denominándola Puerta Nueva.
- J. de Ampudia y Valadés en su informe del año 1801 diferencia perfectamente la Puerta de Carros (Alcazaba) y la Puerta Nueva (18).
-Los planos de José de Gabriel (1803), Francisco de Yznardo (1844) y Francisco de Coello (1850) siguen en la misma línea. Este último la identifica como Puerta Nueva ó de Pelambres.
-En los acuerdos municipales de los días 12 de marzo y 16 de julio de 1877 se informa que la riada del año 1875 había arrastrado un carretón que los aguadores tenían en esa puerta. En dichos acuerdos la puerta aparece citada con Puerta Nueva.
-Nicolás Díaz y Pérez (1887) y el informe militar del año 1900 sobre Badajoz la siguen denominando Puerta Nueva (19).
Poco después la Puerta Nueva paso a ser identificada como Puerta Nueva de los Carros e incluso Puerta de los Carros. La primera vez que hemos documentado este nombre fue en 1930 (20). Ignoramos que pudo motivar este cambio de denominación. Quizá el autor pudo “deducirlo” del hecho de encontrase en ella el carretón que utilizaban los aguadores.
Las mejores imágenes de la Puerta las podemos encontrar en las postales de los años 1932 y 1950 y en un apunte que nos ofrece Alberto González (21).
NOTAS.
1.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003, plano I
2.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), op. cit., pág. 20.
3.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 23 de mayo de 1641, fol. 59v.
El día 9 de diciembre de 1640 el Cabildo Municipal acordó abrir la muralla del castillo y al mismo tiempo se ordenó que se informase de estas obras al Obispo para que tomara las medidas que considerase oportunas para reforzar la seguridad del Palacio Episcopal (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 9 de diciembre de 1640, fol. 183). Este derribo parece referirse al muro que unía el Palacio Episcopal con las murallas de la Alcazaba situadas junto a él.
4.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba-3, Badajoz, 2001, pág. 20.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, op. cit., plano I; El informe portugués de 1652 puede consultarse en la Biblioteca Nacional de Lisboa, Códice 1459, fol. 89v. La posible contradicción entre ambos documentos pudiera no existir si tenemos presente que el plano de 1645 podría fecharse a partir de 1650.
6.A.H.P., Badajoz, Prot. 5033, ff. 15-19.
7.SOLANO DE FIGUEROA Y ALTAMIRANO, J.: Historia de la ciudad y obispado de Badajoz, Imprenta del Hospicio Provincial, Badajoz, 1929, 1ª-IV, pág. 218.
8.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 38-39.
9.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196; A.H.P., Badajoz, Prot. 235, fol. 205. Pese a todo no debemos dejar de señalar que en el listado de cuerpos de guardia del día 5 de noviembre de 1646 se dice que había dos cuerpos de guardia en el castillo ubicados en sendas puertas (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de noviembre de 1646, ff. 80v-81). Una de las puertas era la del Capitel. Desconocemos el nombre de la segunda aunque no descartamos que se encontrase en la Puerta del Alpéndiz.
10.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1). No obstante, en esos años la confusión entre las puertas de Carros y Yelves era total, por tanto, es posible que se estuviera refiriendo a la Puerta de Yelves.
11.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pp. 35-36.
12.Matías Lozano sostiene que las voladuras se realizaron en 1912 (LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, op. cit., pág. 37), por el contrario, Leopoldo Torres Balbás señala que la puerta fue derribada en 1914. Posteriormente José Menéndez Pidal hizo suya la tesis de Leopoldo Torres Balbás. Sobre las demoliciones efectuadas en la Alcazaba se puede consultar A. Covarsí “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1), 24 (not. 1).
13.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, III, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 117; TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 180.
14.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pp. 177-178 y Lám. 1.
15.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1900-1931), Circón Editores, Cáceres, 2001, pp. 42 bis y 94.
16.Planos del recinto y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, op. cit., not. 5.
17.HERNÁNDEZ DE TOLOSA, L.: Libro de noticias, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 68.
18.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Cuarteles y dependencia militares en la ciudad de Badajoz”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. V, R.S.E.A.P., Badajoz, 2004, pp.43 y 44.
19.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes su naturaleza e historia. Extremadura, Editorial Manuel Cortezo, Barcelona, 1887, pág. 278; MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Fortificaciones de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
20.En los comentarios que hace Tirso Lozano Rubio a la Historia del Doctor Francisco Mateos Moreno señala que en 1765 se abrió
“…la puerta nueva, o de los carros, que caía entonces a la espalda del Hospicio, que estaba en el Palacio de Godoy (actual Escuela de Idiomas)…”
LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices a la historia del Dr. Mateos, Arqueros, Badajoz, 1930, pág, 269.
Desconocemos las fuentes en las que se basó Tirso Lozano para proceder a esta identificación. Poco después, otros autores se hacían eco de sus palabras (RINCÓN JIMENEZ, J.: “Badajoz en 1658. La línea envolvente”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIIII, Badajoz, pág. 291 not.2).
21.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1932-1962), Circón Editores, Cáceres, 2003, pp. 72 y 73.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana, Caja Rural de Extremadura, Badajoz, 1995, pág. 97.
La puerta se abre en el frente oeste de la Alcazaba y ocupa, aproximadamente, lo que fue el ángulo N.W. de la primitiva Alcazaba (1). Según el profesor Fernando Valdés la puerta es el resultado de dos fases constructivas:
2.1. Puerta de Yelves
A.La primera puerta, que se correspondería con lo que hoy es la portada interior, fue construida, o al menos reformada, en 1030 por Abu Muhammad ‘Abd Allah b. Al-Aftas (primer monarca de la dinastía aftasí). En este momento la puerta presentaba acceso directo y mocheta simple.
B.Los almohades añadieron a la puerta primitiva nuevos elementos (2):
b.1.El muro exterior que se dispuso delante de la vieja entrada conformando un pasillo acodado que impide el acceso directo al interior de la Alcazaba. Desde entonces la Puerta de Yelves presenta doble recodo. Es posible que el objetivo de los poliorcetas almohades cuando construyeron este largo muro no fuese conseguir una estructura en doble recodo sino dejar la portada exterior orientada hacia la Torre de la Horca (4). Con este diseño la defensa era más efectiva ya que los eventuales asaltantes podían ser flanqueados desde la cortina contigua al tiempo que desde la Torre de la Horca recibirían fuego de revés. Por otro lado, el ángulo entrante de la cortina contigua facilita el acceso a la puerta en los tiempos de paz.
b.2.El muro exterior remataba en una nueva portada (portada exterior) y una torre. La torre se construyó con el tapial característico de las construcciones almohades aunque al menos una de sus esquinas estaba reforzada con mampostería y un fuste (en la actualidad desaparecido). Los mampuestos tienen las llagas muy bien trabadas con mortero de cal (3). Sobre el mampuesto observamos el arranque del falso despiece de sillería que debía cubrir el paramento exterior de la torre.
b.3.La acitara o antemuro (barbacana). Se extiende delante de la Puerta de Yelves y conformaba un nuevo recinto que contaba con su propia puerta. Los vestigios que se han conservado de dicho recinto son escasos aunque aparece representado en varios planos que nos muestran un trazado similar al que pudo presentar el que tenía la Puerta del Capitel (Krigsarkivet, mediados del siglo XVII; Diego de Bordick, 1735; Ignacio Sala, 1736, Pedro Bordán, 1763 y José de Gabriel, 1803) (5). Algunos de esos planos muestran que desde el recinto no se podía pasar a la liza ya que un muro cortaba el acceso a la misma.
La Puerta de Yelves contó con distintos sistemas de cierre. En el siglo XVI la portada exterior se cerraba con una puerta de batientes en una de cuyas hojas se abría un postigo que se cerraba con candado y armella (6). En la portada interior no hay evidencias de hojas para cerrarla, por el contrario, contó con un rastrillo pues todavía hoy son visibles las ranuras del porticulis por el que bajaba el rastrillo. Desgraciadamente no podemos fechar este elemento, es decir, no sabemos si es islámico o cristiano.
Carecemos de noticias sobre la evolución de la puerta durante la Edad Media y Moderna si exceptuamos las escrituras notariales que la mencionan dando nombre a la calle que baja de (la ermita de) San Jose a la Puerta de Yelves y al llamado monturio de Yelves (estercolero-basurero) (7).
Hasta mediados del siglo XVII estuvo en uso pero con motivo de la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-168) fue cerrada. En efecto, cuando se inició la guerra el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas de la Alcazaba (sólo la Puerta del Capitel permaneció abierta). Sospechamos que poco después se abrió junto a Puerta de Yelves una nueva puerta (Puerta de Carros). La nueva entrada asumió todo el protagonismo de modo que una vez firmada la paz en 1668 no fue necesario reabrir la vieja Puerta de Yelves. Por último, el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo voló una parte de la muralla para ampliar la Puerta de los Carros (1912 ó 1914). Estas voladuras afectaron a la estructura de la Puerta de Yelves y los escombros que se retiraron para ampliar la Puerta de Carros terminaron enterrando la Puerta de Yelves. Según Matías Lozano la puerta permaneció sepultada hasta que Jesús Cánovas Pesini la sacó de nuevo a la luz tras excavar la zona en 1939 (8).
En los años 70 fue reconstruida por José Menéndez-Pidal. En estas obras se configuró la puerta que se conserva la actualidad (9). Es decir, tanto la puerta interior (taifa) como la exterior (almohade) no se corresponden con sus modelos originales sino que son fruto de la restauración que efectuó José Menéndez-Pidal Álvarez. En el caso de la portada interior parece que tampoco se ha respetado la planta original. En efecto, tanto el plano de Diego de Bordick (1735) como el de José de Gabriel (1803) muestran que el arco del rastrillo no daba al exterior sino que se abría en el centro de la portada. En cualquier caso, podemos hacernos una idea bastante aproximada de su apariencia “original” gracias a Israel Silvestre (finales del siglo XVII), José de Gabriel (1803) y el grabado publicado en The Penny Magazine (7 de octubre de 1837). El primero realizó una vista de Badajoz en la que podemos contemplar la portada exterior y la acitara (10). Desgraciadamente en esta vista no aparecen ni la puerta de la acitara ni la Puerta de Carros. Por el contrario el plano y el alzado de José de Gabriel constituyen documentos gráficos excepcionales en los podemos contemplar la Puerta de Yelves tanto en planta como en sección (11). El grabado de The Penny Magazine nos ofrece una vista de la Alcazaba desde el adarve de la torre del Pendón y aunque no muestra la puerta si aparece una de sus torres (12).
NOTAS
1.Para poder establecer la cronología de la puerta resulta fundamental determinar el trazado del muro que cerraba el frente norte de la alcazaba prealmohade (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 21; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pp. 41-42).
2.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Lo que queda del Badajoz de los aftasies”, Bataliús, I, Letrúmero, Madrid, 1996, pp. 260; VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pp. 153, 154 y 160.
La hipótesis que plantea Fernando Valdés, que es la que hemos recogido en la exposición sobre la evolución de la puerta, nos parece muy razonable. Pese a todo, no resistimos la tentación de exponer una intuición pues llamarla hipótesis sería demasiado pretencioso.
En primer lugar sospechamos que el muñón que está asociado a la portada interior de la Puerta de Yelves pudiera corresponderse con el primitivo muro norte, es decir, el muro que cerraba el frente septentrional de la alcazaba prealmohade. En efecto, dicho muñón “parece” la continuación natural del muro Oeste de la Alcazaba tanto en lo que se refiere a su trazado como a su técnica (zarpa en la base, mampuestos pequeños, etc). Si esta suposición fuese cierta las consecuencias que se derivarían serían interesantísimas.
-El espacio que hoy ocupa la Puerta de Yelves se encontraba extramuros antes de la ampliación almohade y la puerta, con sus dos portadas, sería una obra almohade.
-Los dos torreones que flanquean la portada interior pueden ser los torreones que defendían el ángulo N.W. de la alcazaba prealmohade. En efecto, si como hemos supuesto la puerta se levanta en el exterior de la Alcazaba antes de la ampliación almohade es posible entonces que los elementos que defendían este sector fuesen integrados en la portada interior. A nuestro juicio esta esquina de la Alcazaba estaba defendida por un cubo adosado cuya cimentación todavía parece distinguirse. Posteriormente se levantó en el mismo lugar otro cubo. El nuevo cubo, que es el que se conserva en la actualidad, está adosado al muro norte lo que viene a mostrar que es posterior a aquel. Junto al cubo encontramos otra torre de mayores dimensiones. Esta torre pudo ser una albarrana similar a la vecina Torre de la Horca (vistas de José de Gabriel y The Penny Magazine). Tanto la Torre de la Horca como la “albarrana” de la Puerta de Yelves eran macizas hasta la altura del adarve de la muralla, seguía un estancia al nivel del adarve y remataba en una terraza almenada. A la altura del primer piso presentaba unas bandas dobles de ladrillo que enmarcan las saeteras. El arranque del parapeto estaba marcado por otra banda de ladrillo. Posteriormente, cuando se construyó la portada interior se aprovecharon el cubo adosado al muro, la torre “albarrana” y el arco de unión entre ambas torres para apoyar en ellos la citada portada interior. En cualquier caso debemos resaltar que el único elemento de cierre que hemos detectado en la portada interior es un porticulis o rastrillo. Los sillares que conforman la moldura del rastrillo están adosados tanto al cubo como en la supuesta albarrana lo que viene a demostrar que es posterior a ambas. En la portada interior no hemos detectado ningún elemento que evidencie la existencia de mochetas o en general un cierre mediante hojas de madera lo que parece indicar que no había puerta antes de la ampliación almohade. Por lo que se refiere a la portada exterior de la puerta de Yelves debemos señalar que está adosada a la supuesta albarrana lo que deja claro que la “albarrana” es más antigua que la portada exterior. Por último, los muros de tapial que se extienden hasta el río se inician, precisamente, en la “albarrana”. Si se verificase que los muros de tapial además de iniciarse en dicha “albarrana” están adosados a ella nos indicaría que la “albarrana” existía antes de la ampliación almohade y que la propia ampliación partió de la “albarrana”.
-El torreón que se levanta junto a la ermita del Rosario pudo ser una albarrana del muro norte prealmohade. El torreón está concebido como una albarrana con su arco de unión a un cubo adosado a la muralla. No obstante, su técnica constructiva es muy distinta al resto de las albarranas de la Alcazaba. En efecto, la torre está construida con un núcleo de tapial de tierra que fue revestido con mampostería trabada con argamasa de cal y arena. El paramento exterior está realizado con mampostería dispuesta en hiladas regulares. Las esquinas fueron reforzadas con sillería de granito. Los mampuestos están calzados con ripios aunque estos sólo son visibles en algunos puntos ya que originariamente las llagas fueron recubiertas con mortero. El torreón es macizo lo que parece más propio de una torre defensiva que de una torre religiosa o palaciega. En la vista de Badajoz de Israel Silvestre podemos observar que el Torreón del Rosario tenía otro cuerpo y remataba en terraza (¿almenada?) de modo que presentaba una fisonomía idéntica a las torres de la Horca y la “albarrana” de la Puerta de Yelves (bandas de ladrillo enmarcando el cuerpo superior, ventanas, etc.). Curiosamente Israel Silvestre cuando representa la Torre de la Horca no señala dichos elementos (B.N., Madrid, ER.2974/154). Resulta complicado explicar esta circunstancia que pudiera responder tanto a una simplificación del dibujo como a un error. El alzado de la torre que nos ofrece José de Gabriel en 1803 parece indicar también que la torre presentaba bandas horizontales. Capítulo aparte merece la decoración. En efecto, los mampuestos de la torre conservan un llagueado muy saliente que en ocasiones se completó con una línea incisa, un motivo en espiga e incrustaciones de pequeñas piedras. El mejor paralelo para este torreón, en lo que se refiere a su aparejo y tratamiento decorativo, lo constituye la “albarrana” de la Puerta de Yelves así como ciertos muros de clara filiación almohade (cortinas y cubos del muro norte de la Alcazaba, Puerta de la Coracha, etc). En cualquier caso, hemos de recordar que la portada exterior de la Puerta de Yelves, que es una obra almohade, está adosada a la “albarrana” de la Puerta de Yelves. Si hacemos una interpretación correcta de los datos anteriores podríamos estar ante obras almohades destinadas a reforzar el muro norte de la Alcazaba que se ejecutaron antes de proceder a la ampliación de la misma. En cualquier caso ni podemos ni debemos descartar que tanto el Torreón del Rosario como la “albarrana” de la Puerta de Yelves sean anteriores al período almohade.
-Por último podemos suponer que en el muro norte de la alcazaba prealmohade debió abrirse una puerta que pudo situarse cerca del Torreón del Rosario.
Como es fácil de imaginar estas líneas no pasan de ser una ocurrencia pero no queríamos perder la ocasión de exponerlas aunque sólo sea para provocar la sonrisa del lector más indulgente.
3.En algunos puntos del muro norte documentamos esta misma técnica que se repite en otros puntos.
4.En los trabajos sobre la Alcazaba aparece citada con múltiples nombres (Torre de la Horca, del Ahorcado y de los Ahorcados). Según José de Gabriel en 1803 servía de almacén de pólvora.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Ayuntamiento, Badajoz, 2003, pp. 19-37; TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII. Apuntes históricos y urbanos, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 234-237; CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tip. de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 151-156; CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 64-65. Por otro lado, Francisco Pilo ha realizado una magnífica descripción de los elementos que componían la puerta de la acitara en los siglos XVII y XVIII tomando como base los planos de Ignacio Sala y José de Gabriel (PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 38-39).
6.Estos elementos aparecen citados en un documento fechado el 20 de mayo de 1517 en el que se dice que unos clérigos destrozaron con un hacha el candado y la armella de la Puerta de Yelves (A.G.S., C.C., Leg. 125-141).
7.El término monturio ha sido mal interpretado en muchas ocasiones pero son varios los documentos que indican que era un espacio destinado a estercolero-basurero. Uno de los más explícitos es el proyecto de Ordenanzas del 31 de agosto de 1702 que en su Título 6 decía que
“…Mandamos que los Vecinos de esta Ciudad tengan obligazion los Savados cada Semana de hazer barrer Y limpiar las puertas de sus Calles Y llevar el estiercol y basura a los monturios Señalados so pena de Doscientos maravedis…”
DE PERALTA OLEA, M.A.: “Badajoz en el siglo XVIII. Un proyecto de ordenanzas municipales”, Revista de Estudios Extremeños, XL-2, Badajoz, 1984, pág. 265.
En la ciudad debieron existir varios monturios pero sólo hemos podido documentar los que se localizaban junto a las puertas de Carros (monturio de Yelves) y Trinidad (monturio del Rivillas). En efecto, este último aparece en una escritura de 1604 sobre unas casas situadas junto
“...la puerta y torre de la puerta de la trinidad y de otra parte casal de juan al. y por detrás el muro y monturio de rribillas y por delante la plazuela de la santísima trinidad...”
A.H.P., Badajoz, Prot. 1355, ff. 145 y 167.
El monturio de Yelves fue denunciado por el Cabildo Eclesiástico ya que al encontrarse junto a la Puerta de Carros, que era la entrada que utilizaba el tráfico rodado que subía al Palacio Episcopal, producía muchas molestias.
Asimismo había otros monturios que podríamos llamar improvisados o de oportunidad. En efecto, en 1704 el presbítero Francisco Maeso solicitó permiso para construir diferentes casas “en unos solares q. estauan hechos montubios” (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, fol. 52). Los citados solares se encontraban junto a Santo Domingo. El mismo año se da noticia de otros monturios situados en la calle de Morales junto al Convento de San Agustín (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, ff. 143-144, 147 y 150). En ambos casos nos encontramos con una práctica, que perdura en la actualidad, en la que los vecinos tiraban su basura en los solares o en los inmuebles arruinados.
8.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 34.
9.MENÉNDEZ PIDAL ÁLVAREZ, J.: “La Alcazaba Musulmana de Badajoz y su puesta en valor”, Actas del V Congreso de Estudios Extremeños, Arte, 1976, pág. 3 y apéndice fotográfico (las fotos que acompañan este trabajo muestran que no se había construido la portada exterior); PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 40.
10.B.N., Madrid, ER 2974/154.
11.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pp. 64-65; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pág.24.
12.The Penny Magazine, 7 de octubre de 1837. La consulta de este grabado ha sido posible gracias al blog Historias de Badajoz de Fernando de la Iglesia Ruiz al que felicitamos por su excelente labor.
2.2. Puerta de los Carros
La Puerta de los Carros se abre a continuación de la Puerta de Yelves. Es un enorme vano de acceso directo por el que discurre la carretera de la Alcazaba. La proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos que siguen manteniéndose en la actualidad. Son muchos los que consideran que las Puertas de Yelves y Carros son una misma entrada. Nosotros pensamos que son dos puertas distintas ya que la Puerta de Yelves es una entrada medieval (islámica) y la Puerta de Carros debió abrirse durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668). En efecto, cuando se inició el conflicto con Portugal (diciembre de 1640) el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas del castillo. El cierre de la Puerta de Yelves debió plantear problemas logísticos pues resultaba imprescindible disponer de una entrada por la que pudieran circular carruajes y cañones. Posiblemente la apertura de la Puerta de los Carros debamos vincularla con esta nueva necesidad. Asimismo hemos de resaltar que desde los primeros años de la guerra tenemos documentada la existencia de plataformas artilleras en el castillo que aconsejaban la existencia de una puerta sin escalones y de acceso directo (2).
Si los motivos que justificaron la apertura de la puerta son fáciles de comprender no resulta tan fácil fechar la obra. A este respecto sólo podemos señalar que no aparece citada en los acuerdos municipales de los días 7 de diciembre de 1640 y 5 de enero de 1641 lo que pudiera delatar que no existía en esas fechas.
La primera noticia que pudiera vincularse aparece en el Cabildo Municipal del 23 de mayo de 1641 en el que se acordó romper las barbacanas (3). La noticia puede referirse a las obras previas para abrir la nueva entrada aunque creemos la noticia debemos vincularla con el desmoche de la parte superior de la barbacana y no con su demolición completa ya que Gaspar Torralto en su Informe del día 31 de enero de 1641 aconsejaba reparar la falsabraga (barbacana). Es decir, no tendría sentido demoler una obra que podía prestar muy buenos servicios para defender la Alcazaba (4). Esta impresión se refuerza si tenemos presente que el coronamiento de la barbacana está retocado (desmochado) para conseguir un derrame hacia el exterior. Con esta rectificación los tiradores conseguían un mayor campo de tiro.
La primera referencia segura a la nueva puerta aparece en uno de los planos del Krigsarkivet que ha sido fechado hacia 1645 aunque creemos que debemos situarlo en la década de los 50. Así, en un informe portugués de 1652 se dice que el castillo sólo tiene una puerta que sale a la ciudad (Puerta del Capitel) (5). Desconocemos si fue un error, o bien debemos datar la apertura de la puerta, y en consecuencia también el plano del Krigsarkivet, después de esa fecha.
Parece ser que su primera denominación fue Puerta de la Consolación. Seguramente tomó el nombre de la ermita homónima que se levanta en sus inmediaciones. Esta denominación no logró consolidarse pues la puerta adoptó el nombre que la identifica desde un punto de vista funcional: Puerta de Carros.
En 1678 ya aparece como Puerta de los Carros (6). Las noticias que nos proporciona Juan Solano de Figueroa en este sentido resultan definitivas. En uno de los pasajes de su obra Solano de Figueroa nos da cuenta como en el año 1463 se vendieron unas casas situadas en el castillo en la calle de Rodrigo Mexía. Para que el lector pudiera situar las casas Juan Solano apunta:
“...este sitio, y calle, era dentro del castillo á la puerta por donde entran los coches, y pertrechos de la Artilleria, y hace frente á la hermita de nuestra señora del Rosario...”(7)
Entendemos que Juan Solano de Figueroa cuando menciona la puerta sólo está dando un referente espacial para que sus contemporáneos sitúen la calle de Rodrigo Mexia. En ningún caso debemos deducir que la Puerta de Carros como tal existía en 1463. Asimismo queda claro por sus palabras que la nueva entrada, al convertirse en el único acceso para el tráfico rodado, pasó a ser conocida como la Puerta de Carros. En el plano de Juan Muñoz Ruesta (1698) la nueva entrada también aparece identificada como Puerta de los Carros (8).
Conocemos pocas obras asociadas a la Puerta de Carros a lo largo del siglo XVII. No obstante sabemos que el 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo, se comprometió a
“…haçer vn cuerpo de guardia a mano izquierda entrando al castillo que a de llegar hasta la escalera que sube a la muralla, a de lleuar treinta tapias, nueue vigas ocho hazes de caña treçientos ladrillos para vn portado, dos cahizes de cal, veinte carretadas de piedra para los cimientos que miran a la puerta y para las esquinas mas a de lleuar otros dos cahiçes de cal mal mill duçientas tejas con sus aderentes…” (9)
El texto anterior es muy impreciso. En efecto, la puerta en la que habría de construirse el cuerpo de guardia no aparece identificada pero debemos tener presente que en otros apartados se citan los cuerpos de guardia de Santiago, la Traición (Alpéndiz) y la Coracha. Por otro lado, sabemos que el cuerpo de guardia de la Puerta de Carros se encontraba a mano izquierda (Diego de Bordick, 1735; José de Gabriel, 1803) y el de la Puerta del Capitel a la derecha y además ya estaba construido en esa fecha.
Como ya hemos mencionado, la proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos. En este sentido resulta muy ilustrativo el plano de Francisco Coello que cuando se refiere a la Puerta de Yelves apunta Puerta Tapiada de los Carros. Este error se ha mantenido y muchos autores se refieren a las puertas de Carros y Yelves como si fueran la misma entrada. Adelardo Covarsí fue más lejos pues llegó a insinuar que la Puerta de la Coracha pudo ubicarse en el espacio que hoy ocupa la Puerta de Carros, es decir, que de ambos nombres participase la puerta en distintas épocas (10). Afortunadamente, las excavaciones de Jesús Cánovas Pesini sacaron a la luz los restos de la vieja Puerta de Yelves y este descubrimiento resultó básico para enmendar el error. Así, en 1645 decía Fernando Castón
“…la verdadera Puerta de Carros, plena de canas y de magestad, se hallaba en el muro mismo la alcazaba, de la que queda señal en las huellas penetrantes de su quicialera. Viejos papeles dicen Puerta de Yelves en el Monturio…” (11)
Sobre la evolución de la puerta hemos de apuntar como hecho sobresaliente las voladuras que realizó el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo (en 1912 según unos autores o en 1914 según otros) (12). Hasta ese momento la Puerta de los Carros contaba con dos hojas de madera pero las voladuras provocaron que la puerta como tal desapareciera para quedar reducida a una enorme brecha (13). Las consecuencias de las voladuras podemos apreciarlas en el grabado publicado en The Penny Magazine del 7 de octubre de 1837, el plano de la Alcazaba de Leopoldo Torres Balbás y en varias postales con vistas de la Alcazaba (14). En efecto, en las imágenes realizadas antes de las voladuras (postales de los años 1905 y 1908) podemos apreciar la puerta. Concretamente en la postal del año 1908 podemos observar el arco de medio punto que cubría la puerta. Por el contrario en las postales de 1920 y 1923 en lugar de la puerta aparece la brecha (15).
Por otro lado, algunos autores han denominado Puerta de Carros a otra puerta situada en las traseras del palacio de los Calderón (hoy Escuela de Idiomas). Esta última siempre fue conocida como Puerta Nueva ó Puerta Nueva del Río. El primer autor que la cita es Martín de Gabriel (31 de diciembre de 1763) que la nombra como Puerta Nueva (16). Leonardo Hernández de Tolosa precisa que las obras de la puerta concluyeron a comienzos del mes de junio de 1765 y la identifica como puerta nueva del rio (17). Como Puerta Nueva fue conocida a lo largo de los años. Sería largo y tedioso enumerar todos los informes y planos que recogen este nombre, por ello, nos limitaremos a dar una relación reducida pero significativa:
-El plano de Pedro Ruiz de Olano (15 de julio de 1771) sigue denominándola Puerta Nueva.
- J. de Ampudia y Valadés en su informe del año 1801 diferencia perfectamente la Puerta de Carros (Alcazaba) y la Puerta Nueva (18).
-Los planos de José de Gabriel (1803), Francisco de Yznardo (1844) y Francisco de Coello (1850) siguen en la misma línea. Este último la identifica como Puerta Nueva ó de Pelambres.
-En los acuerdos municipales de los días 12 de marzo y 16 de julio de 1877 se informa que la riada del año 1875 había arrastrado un carretón que los aguadores tenían en esa puerta. En dichos acuerdos la puerta aparece citada con Puerta Nueva.
-Nicolás Díaz y Pérez (1887) y el informe militar del año 1900 sobre Badajoz la siguen denominando Puerta Nueva (19).
Poco después la Puerta Nueva paso a ser identificada como Puerta Nueva de los Carros e incluso Puerta de los Carros. La primera vez que hemos documentado este nombre fue en 1930 (20). Ignoramos que pudo motivar este cambio de denominación. Quizá el autor pudo “deducirlo” del hecho de encontrase en ella el carretón que utilizaban los aguadores.
Las mejores imágenes de la Puerta las podemos encontrar en las postales de los años 1932 y 1950 y en un apunte que nos ofrece Alberto González (21).
NOTAS.
1.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003, plano I
2.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), op. cit., pág. 20.
3.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 23 de mayo de 1641, fol. 59v.
El día 9 de diciembre de 1640 el Cabildo Municipal acordó abrir la muralla del castillo y al mismo tiempo se ordenó que se informase de estas obras al Obispo para que tomara las medidas que considerase oportunas para reforzar la seguridad del Palacio Episcopal (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 9 de diciembre de 1640, fol. 183). Este derribo parece referirse al muro que unía el Palacio Episcopal con las murallas de la Alcazaba situadas junto a él.
4.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba-3, Badajoz, 2001, pág. 20.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, op. cit., plano I; El informe portugués de 1652 puede consultarse en la Biblioteca Nacional de Lisboa, Códice 1459, fol. 89v. La posible contradicción entre ambos documentos pudiera no existir si tenemos presente que el plano de 1645 podría fecharse a partir de 1650.
6.A.H.P., Badajoz, Prot. 5033, ff. 15-19.
7.SOLANO DE FIGUEROA Y ALTAMIRANO, J.: Historia de la ciudad y obispado de Badajoz, Imprenta del Hospicio Provincial, Badajoz, 1929, 1ª-IV, pág. 218.
8.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 38-39.
9.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196; A.H.P., Badajoz, Prot. 235, fol. 205. Pese a todo no debemos dejar de señalar que en el listado de cuerpos de guardia del día 5 de noviembre de 1646 se dice que había dos cuerpos de guardia en el castillo ubicados en sendas puertas (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de noviembre de 1646, ff. 80v-81). Una de las puertas era la del Capitel. Desconocemos el nombre de la segunda aunque no descartamos que se encontrase en la Puerta del Alpéndiz.
10.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1). No obstante, en esos años la confusión entre las puertas de Carros y Yelves era total, por tanto, es posible que se estuviera refiriendo a la Puerta de Yelves.
11.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pp. 35-36.
12.Matías Lozano sostiene que las voladuras se realizaron en 1912 (LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, op. cit., pág. 37), por el contrario, Leopoldo Torres Balbás señala que la puerta fue derribada en 1914. Posteriormente José Menéndez Pidal hizo suya la tesis de Leopoldo Torres Balbás. Sobre las demoliciones efectuadas en la Alcazaba se puede consultar A. Covarsí “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1), 24 (not. 1).
13.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, III, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 117; TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 180.
14.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pp. 177-178 y Lám. 1.
15.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1900-1931), Circón Editores, Cáceres, 2001, pp. 42 bis y 94.
16.Planos del recinto y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, op. cit., not. 5.
17.HERNÁNDEZ DE TOLOSA, L.: Libro de noticias, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 68.
18.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Cuarteles y dependencia militares en la ciudad de Badajoz”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. V, R.S.E.A.P., Badajoz, 2004, pp.43 y 44.
19.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes su naturaleza e historia. Extremadura, Editorial Manuel Cortezo, Barcelona, 1887, pág. 278; MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Fortificaciones de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
20.En los comentarios que hace Tirso Lozano Rubio a la Historia del Doctor Francisco Mateos Moreno señala que en 1765 se abrió
“…la puerta nueva, o de los carros, que caía entonces a la espalda del Hospicio, que estaba en el Palacio de Godoy (actual Escuela de Idiomas)…”
LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices a la historia del Dr. Mateos, Arqueros, Badajoz, 1930, pág, 269.
Desconocemos las fuentes en las que se basó Tirso Lozano para proceder a esta identificación. Poco después, otros autores se hacían eco de sus palabras (RINCÓN JIMENEZ, J.: “Badajoz en 1658. La línea envolvente”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIIII, Badajoz, pág. 291 not.2).
21.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1932-1962), Circón Editores, Cáceres, 2003, pp. 72 y 73.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana, Caja Rural de Extremadura, Badajoz, 1995, pág. 97.
miércoles, 10 de octubre de 2007
martes, 9 de octubre de 2007
Puerta del Capitel
PASA SIN LLAMAR
El miércoles 4 de julio comenzábamos juntos un viaje que pretendía ser una experiencia de divulgación y debate interactivo. Como ya sabéis, mi intención inicial era hacer coincidir cada nueva entrada con uno de los capítulos del trabajo pero la mayoría de los visitantes, por no decir la totalidad, prefiere entradas más cortas y desde luego más ilustradas de modo que fuesen más inteligibles. Por todo ello modificaremos el plan inicial e iremos presentando cada una de las puertas de modo individual.
3. LAS PUERTAS DE LA ALCAZABA
3.1. La Puerta del Capitel
3.1.1. Descripción, análisis y propuesta de interpretación de sus elementos.
La Puerta del Capitel es uno de los símbolos del Badajoz almohade aunque conserva elementos de otros períodos. El profesor Fernando Valdés ha diferenciado dos fases constructivas:
-La primera fase se remontaría al momento de la fundación de la ciudad (siglo IX). Durante el siglo XI fue retocada pero no se modificó su configuración arquitectónica.
-En la segunda fase los almohades reestructuraron completamente la puerta construyendo la estructura acodada que la define desde entonces.
Compartimos la hipótesis planteada por Fernando Valdés aunque preferimos un esquema evolutivo con tres grandes fases:
A. Primera fase (Fig. 1). Como señala Fernando Valdés se remontaría al momento de la fundación de la ciudad. La puerta debió presentar acceso directo, mocheta simple y posiblemente torreones cuadrados para flanquearla (1).
B.Segunda fase (Fig. 2). Los almohades construyen la estructura acodada que conserva en la actualidad, es decir, dos portadas (exterior e interior) separadas por un patio abierto. La portada exterior se construyó con sillería y fue rematada con dos hiladas de sillares de granito (Fig. 3). En la hilada superior los sillares están dispuestos a soga y tizón. Sobre la hilada superior aparece empotrado el capitel que da nombre a la puerta.La portada interior, que ha sido muy retocada en sucesivas y poco respetuosas reformas, está construida con dovelas alternadas de granito y ladrillo (Fig. 4). Basilio Pavón Maldonado ha llamado la atención sobre esta técnica constructiva de la que volveremos a ocuparnos al estudiar la Puerta de la Coracha. Los almohades construyeron también la acitara que se extiende delante del recinto principal de la Alcazaba y conforma un recinto anterior a la puerta propiamente dicha. Dada la polisemia existente en la arquitectura militar no nos atrevemos a encuadrar dicho recinto en algún tipo conocido (¿propugnaculum?, ¿barbacana?, ¿antepuerta?, ¿baluarte?). La Puerta de Yelves estaba precedida por un recinto similar. Dichos recintos presentan una estructura en forma de embudo cuya parte más ancha se dispuso frente a la portada exterior. Seguramente este diseño pretendía facilitar el tránsito rodado hacia la portada exterior. Para este mismo propósito la portada interior de la Puerta del Capitel está desplazada hacia la derecha. Pese a todo, en un momento que no podemos precisar, fue necesario recortar las jambas de las dos portadas (exterior e interior) para conseguir un acceso lo más rectilíneo posible. Este problema lo hemos detectado también en la Puerta del Alpéndiz.
C.Tercera fase (Fig. 5). En el año 1548 se añadió una portada adelantada con objeto de alinear el recinto de la acitara con las construcciones que se venían adosando a la cara externa de la muralla de la Alcazaba.
La portada del año 1548 y la puerta en recodo almohade están unidas por un muro en el que podemos distinguir tres tramos:
-El primer tramo cierra la liza o pasillo definido por la acitara y las murallas de la Alcazaba (Fig. 6.D).
-El tramo central presenta bastante altura y en la parte alta conserva restos de falsa sillería (Fig. 7).
-El tercer tramo sirve de unión entre el tramo anterior y la portada del año 1548 (Fig. 6. C).
En nuestra opinión, los tramos de los extremos (primero y tercero) son adiciones al tramo central que sería el más antiguo. El primer tramo pudo ser un muro de cierre vinculado, seguramente, con los inmuebles que se adosaron a la muralla (casa y mesón de Antonio Morales Contreras) (2). El último tramo debió añadirse con motivo de la construcción de la portada del año 1548. El tramo central, dada su anchura y fortaleza, parece una obra más vinculada con la arquitectura militar que con la civil. Sospechamos que este muro (en su tramo central) es en realidad la vieja acitara almohade que conformaba delante de la Puerta del Capitel un recinto muy similar al que se extendía delante de la Puerta Yelves (plano del Krigsarkivet, Estocolmo). En cualquier caso, ni la falsa sillería ni la similitud formal con el recinto la puerta de Yelves son evidencias bastantes como para establecer sobre ellas la cronología de la obra (3).
Entre los elementos de la puerta destaca el capitel romano que luce la portada exterior. La presencia de spolia, es decir, piezas significativas reaprovechadas procedentes de otros monumentos anteriores, es habitual en las construcciones musulmanas. El profesor Juan Zozaya señala que los spolia suelen colocarse en lugares representativos y visibles (4).
Por su parte, el profesor Fernando Valdés considera que la presencia del capitel en un lugar tan señalado y visible tenía un valor más simbólico que decorativo
“...Se trató de subrayar, por medio de elementos escultóricos procedentes de un edifico anterior, (...) la legitimidad de la dinastía indígena y la propia del Islam y de la omeya (...) La continuidad del capitel en la siguiente fase era no sólo un acto de respeto (...) hacia el fundador de la ciudad por parte del Califato Almohade, también una reafirmación de la dinastía, que se preciaba de continuar la legitimidad de los Omeyas...” (5)
Patrice Cressier ha insistido también en la reutilización de elementos preislámicos en obras levantadas por los musulmanes (6). J. L. de la Barrera ha estudiado el capitel que luce la puerta y ha determinado que procede de Mérida (7).
La torre y el patio interior de la Puerta están decorados con un motivo de falsa sillería que figura sillares pequeños (Fig.8). Este motivo decorativo está presente en otras puertas (Alpéndiz, Coracha, etc.) y en general era muy común en Badajoz. Así, cuando en 1604 Manuel Severím visitó nuestra ciudad se sorprendió de la enorme proliferación de edificios que tenían una decoración realizada con un revoco de cal raspada com que fingem cantaria (8). En el caso de la torre, la falsa sillería cubre totalmente su paramento desde el pie hasta las almenas. Por el contrario, en el patio interior la falsa sillería sólo alcanza hasta media altura ya que la parte superior estaba encalada (una solución que se repite en el patio de la Puerta del Alpéndiz).
3.1.2. La puerta en la Edad Moderna.
La Puerta del Capitel fue la más importante de la Alcazaba durante el dominio musulmán. La conquista cristiana no la restó protagonismo pues durante años los cristianos se acomodaron en los mismos espacios que antes habían ocupado los musulmanes. En efecto, como era habitual, el palacio musulmán pasó a dominio del Rey (Almacén del Rey). Posteriormente la Corona cedió el inmueble al Obispado que lo habilitó como Palacio Episcopal. Asimismo, la mezquita del palacio islámico se transformó en la primera catedral de Badajoz. A estas construcciones hemos de sumar las ermitas e iglesias del castillo (Rosario, Consolación, San Pedro, Santiago y Calatrava), la Audiencia, sinagoga, varios palacios y casonas señoriales, el mercado (calle de los Azogues), etc. La Puerta del Capitel, como canalizadora del flujo vecinal entre la ciudad baja y la Alcazaba, se consolidó como la puerta principal del Castillo.
A diferencia de otras entradas que eran cerradas o tapiadas en caso de emergencia (guerra, peste, etc.) la Puerta del Capitel no llegó a cerrase en ningún momento. Curiosamente las actuaciones y reformas que tenemos documentadas a lo largo del siglo XVII son muy escasas.
Cuando se inició el conflicto con Portugal (guerra de la Restauración de Portugal, 1640-1668) las autoridades municipales ordenaron cerrar (tapiar) las entradas de la Alcazaba salvo las puertas del Alpéndiz y Capitel. El 5 de enero de 1641 el Cabildo Municipal reconsideró su primera decisión y acordó tapiar también las puertas del Alpéndiz y la Coracha. La medida no tardó en ejecutarse pues el 26 de enero se ordenó librar el dinero para pagar a Francisco Hernández Manzano que había tapiado la Puerta del Alpéndiz (9). Asimismo, y por orden del conde Frigiliana, se dispuso un cuerpo de guardia en la Puerta del Capitel que era la única que debía permanecer abierta.
El 4 de marzo de 1641 se acordó colocar un rastrillo en la primera puerta. La cita no es muy precisa pero suponemos que se refiere a la portada construida en el año 1548 aunque no podemos afirmarlo con rotundidad (10).
Con estas primeras medidas se pretendió acondicionar la Alcazaba como cuartel, almacén para la artillería y sobre todo un puesto de retirada en caso de peligro (11). Por todo ello, el uso civil de la puerta quedó subordinado a las necesidades que imponía la guerra. Como ya hemos dicho, en el acuerdo municipal del 5 de enero de 1641 se estableció que la única puerta abierta de la Alcazaba habría de ser la del Capitel y en un documento de 1652 se dice
“…O castello tem huma porta que sae pera a cidade e á companha que entra de guarda todas as noites tem cuidado de a fechar as noue da noite e abrir pella memham…” (12)
Es decir, la Puerta del Capitel se cerraba todas las noches (entre las nueve de la noche y la madrugada). De este modo la Alcazaba quedaba aislada del resto de la ciudad y en caso de ataque se convertía en el último bastión defensivo.
Las obras no se limitaron a los elementos militares ya que el Cabildo Municipal también ordenó empedrar la calzada (1644), reparar el arco de la puerta del castillo, fijar unas columnas a la torre situada junto a ella (Antonio Bravo, 1657), etc (13).
3.1.3. Los nombres de la puerta.
Dejando a un lado las obras y reparaciones hemos de incidir en un aspecto que ha provocado cierta confusión: los distintos nombres con los que fue conocida.
En el “ejercicio económico” del cabildo catedralicio correspondiente al periodo 1439-1440 se recoge un censo que pagaba el judío Menahen por una casa situada a la puerta del castillo (14) Aunque no podemos asegurar que se refiera a la Puerta del Capitel si debemos recordar que la Puerta del Capitel fue conocida tradicionalmente como la Puerta del Castillo. Pese a todo, la documentación recoge otros nombres que pasamos a exponer.
Los documentos publicados José Manuel González resultan especialmente significativos. El primer documento se remonta al año 1525 y se refiere a unas casas habitadas por un mercader llamado Hernán Hernández. Las casas se ubicaban en lo que después será el mirador de la ciudad y hoy la comisaría de la Plaza Alta. En el deslinde de dichas casas se apunta que estaban junto a la puerta del baluarte del Castillo (15). Hernán Hernández era un judío converso que debió tener problemas hasta el punto que la Inquisición le confiscó la casa. En 1540, El librero Ambrosio de Salamanca compró la casa. En el deslinde del inmueble se vuelve a insistir en que limitaban con la puerta del castillo que se dice del Valuarte (16) Sospechamos que la puerta mencionada en 1525 y 1540 (Puerta del Baluarte) se corresponde con la Puerta del Capitel, o mejor, con la puerta de la acitara que debió existir antes de que se construyera la portada del año 1548. Es decir, resulta plausible que el recinto que precedía a la Puerta del Capitel se conociese como el baluarte. Tal denominación pudiera parecer moderna pero por las mismas fechas se citan baluartes en otras fortificaciones y siempre asociados a puertas (Alcazaba de Mérida, 1498; Barcarrota, 1535; Portezuelo, 1544; Piedrabuena, 1547; Magacela, 1619) (17).
Como ya hemos dicho, en 1548 se construyó una portada adelantada que daba acceso al “baluarte”. Es posible que desde entonces el conjunto formado por la vieja puerta (Puerta del Capitel) y la nueva (portada del año 1548) recobrase su vieja denominación de Puerta del Castillo. Esto al menos es lo que parece deducirse de varios documentos:
-Rodrigo Dosma (siglo XVI) la identificaba como la puerta del castillo (18).
-Año 1570. Juan de Alvarado vende a Rodrigo Moscoso una vivienda que se encontraba frontero de la puerta del castillo (19).
-Año1587. Francisco Flores se comprometió a no pasar por la Plaza salvo que pueda salir del castillo por la puerta que sale a la plaça (20).
-Año 1588. Se alquila el mesón de Antonio Morales Contreras que lindaba con la Plaza Pública, la Cárcel y con la puerta del castillo (21). En otra escritura del mismo año, Antonio Morales impone un censo sobre unas propiedades que tenía en la Plaza (casa y mesón) cuyos linderos eran de una parte la carcel publica y de la otra parte con la puerta del castillo (22).
No obstante, a comienzos del siglo XVII, Gil González Dávila señalaba que existían en Badajoz nueve puertas
“...Puerta Nueva, Puerta de la Traicion, Puerta de Santa Marina, Puerta de la Trinidad, Puerta de Mérida, Puerta de las Angustias, Puerta de los Pelambres, Puerta del Rio, Puerta del Alpendiz...” (23)
Todas las entradas que cita Gil González son conocidas salvo una: la Puerta de las Angustias. Por exclusión podemos asegurar que la Puerta de las Angustias no se encuentra entre las que enumera Gil González Dávila, es decir, las puertas de Palmas, Traición, Santa Marina, Trinidad, Mérida, Pelambres, del Río y Alpéndiz. Por la misma razón debemos suponer que es una de las puertas que no menciona (Capitel y Coracha). Para localizarla utilizaremos dos escrituras notariales contemporáneas a Gil González Dávila. El primer documento es una escritura de reconocimiento de censo sobre unas casas situadas
“... al castillo a la puerta della entrada del dho castillo de aquel cabo de la Ymagen de nuestra Sª de las angustias enstrando en el castillo a mano izquierda que tiene dos piezas bajas y un corral y linda de una parte con el muro y torre de la dicha puerta del castillo y de otra con casas que fueron de lope garcia, sastre que al presente vive diego sanabria y por otra parte con la plazuela de las casas principales de Doña Isabel Aguilar que posee doña Elvira, viuda que fue de Juan Rodriguez de mora...” (24)
La trama urbana que describe el documento anterior aparece confirmada en otra escritura de venta e imposición de censo por parte del citado Juan López García, sastre a la puerta del castillo, y sus hijas. En este caso la casa sujeta al censo se encontraba
“...En el castillo della a la puerta que alindan con casa de dg. Sanabria y con el muro del castillo y con la calle real y por las espaldas con la plazuela della do mora...” (25)
Las dos escrituras mencionan una puerta del castillo vinculada con una imagen de la Virgen de las Angustias aunque ninguna de ellas la identifica. Este lapsus queda aclarado si recordamos que la Puerta del Capitel se conoció como la Puerta Principal del Castillo o simplemente la Puerta del Castillo. En efecto, el capitel que luce la puerta llamó la atención de los estudiosos pero no dio nombre a la puerta hasta bien entrado el siglo XX. Así, Rodrigo Dosma señalaba que en Badajoz muchas construcciones reutilizan materiales romanos:
“...Piedras hay en muchas partes de columnas, basas y capiteles (...). Haylas en los templos de S. Juan, S. Francisco, S. Agustin, S. Pedro y otros; en los portales de la plaza; sobre la puerta del castillo, en los muros y especialmente en la que fué sée de Santa Maria...” (26)
Es decir, no identifica a la puerta por su capitel. Si continuamos con el recorrido histórico comprobaremos que hasta fecha reciente la puerta del castillo no aparece como Puerta del Capitel:
-Año 1636. Se escrituran unas casas en la plaza enfrente de la Puerta del Castillo (27).
-En 1640 y 1641 el Cabildo Municipal se refiere a ella como la puerta principal que sale a la plaza (28).
-Año 1643. El carpintero José de Quirós y su esposa imponen un censo a favor de la Cofradía de San José. En el documento correspondiente se dice que los otorgantes vivían en una casa sita frente a la Puerta del Castillo (29).
-Año 1674. La Cofradía de San José ordenó reconstruir las casas de José de Quirós situadas frente de la puerta del castillo.
-Año 1694. Se vuelven a mencionar los inmuebles de Antonio Morales Contreras que hemos citado en 1588 y de nuevo en su deslinde se apunta que se encontraban entre la Puerta del Castillo y la Cárcel.
-Para finalizar el siglo haremos mención a otra escritura, fechada en 1697, sobre unas casas de Fray Juan y Fray Pedro de Vera. Las citadas casas estaban en la Plaza y se especifica que
“…Son las que llaman las pintadas En que estta un Balcon de la Ciudad (Comisaría de policía de la Plaza Alta) y Lindan Con Puerta del Castillo…” (30)
En el siglo XVIII tampoco documentamos cambios. Entre los hitos más significativos destacamos los siguientes:
-Suárez de Figueroa apuntaba que en su tiempo el castillo sólo tendía dos puertas abiertas una, la principal, que va a la ciudad y otra, que (…) llaman de los Carros (31).
-En la Continuación de la Historia Eclesiástica se vuelve a identificar como la puerta del Castillo (32).
-En 1731, los maestros alarifes Diego Rodríguez y Pedro Acedo deslindan la casa pintada que estaba en la plaza junto al Arco del Peso. Entre los linderos de dichas casas se encontraba la puerta principal del castillo (33).
-En las respuestas particulares al Catastro de Ensenada se incluyen dos nuevas menciones a la Puerta del Castillo (34).
-El 14 de enero de 1771 se escrituran unas casas que poseía la Cofradía de San José frente de la puerta del Castillo (35).
Por último, en el informe anual de la Comandancia de Obras de Badajoz, correspondiente al año 1900, se dice del castillo
“... Tiene su puerta de entrada de dos hojas. En el interior de este Castillo existen los edificios siguientes (...) cuerpo de guardia inmediato a la puerta de carros con un solo local, una puerta y una ventana; inmediato a este la “puerta de Carros”, de dos hojas, completa de herrajes...” (36)
Parece evidente que la primera puerta que se menciona en el informe es la Puerta del Capitel. Es decir, en 1900 sigue apareciendo como la puerta principal o la puerta de entrada.
Si tomamos la abundante cartografía militar de la ciudad nos encontramos con el mismo hecho. En efecto, los distintos planos se refieren a ella con idénticos términos: planos del Krigsarkivet (mediados del siglo XVII); Juan Muñoz Ruesta (1698); Anónimo (1704); Anónimo (1739); de Gabriel (1803); Francisco Iznardo (1844); Francisco Coello, etc.
Los eruditos y estudiosos tampoco hablan de la Puerta del Capitel hasta bien entrado el siglo XX. Así, Nicolás Díaz y Pérez se refiere a ella como la puerta del castillo (37). Algunos años después, José Ramón Mélida describió la puerta y el capitel. Este autor hace una descripción minuciosa de la puerta y en ningún momento la denomina Puerta del Capitel (38).
Para concluir este repaso bibliográfico resultan muy ilustrativas las palabras de Garrorera, Tirso Lozano Rubio, Adelardo Covarsí y Leopoldo Torres Balbás que a nuestro juicio cierran cualquier polémica sobre este asunto. El primero de ellos (1929) se refería a la Puerta del Capitel como Puerta mudéjar que da acceso al recinto amurallado del castillo (39). Tirso Lozano Rubio (1930) cuando habla de la puerta señala que era la principal del castillo y resalta la presencia de un magnífico capitel que se encuentra empotrado en ella (40). A. Covarsí, en un trabajo de 1932, denomina a la actual Puerta del Capitel como puerta Fortificada retomando el nombre que le adjudicó J. R. Mélida en su Catálogo Monumental. Este parece ser el primer intento por bautizar a la puerta con un nombre que la identificara e individualizara de forma clara (41). En otro trabajo ligeramente posterior (1934) A. Covarsí señalaba
“…todavía continúa a nuestra vista un magnífico capitel de pilastra romana, empotrado encima de la puerta árabe fortificada que es entrada principal del castillo…” (42)
Más ilustrativas son las palabras de Leopoldo Torres Balbás que en 1938 (sólo seis años más tarde) decía que
“…De las dos puertas del recinto almohade que se conservan en la alcazaba de Badajoz, la que debió ser la principal, por comunicar con el núcleo central de la ciudad vieja, llamada por algunos del Capitel, por el corintio romano de pilastra con que se adorna su parte superior…” (43)
En un trabajo posterior, Leopoldo Torres Balbás deja resuelto el asunto pues al referirse a la puerta principal de la Alcazaba dice llamada modernamente del Capitel (44).
La nueva denominación de la puerta no debió ser aceptada inmediatamente o al menos no fue de uso común hasta algunos años más tarde pues en 1949 Fernando Castón sigue identificándola como la puerta principal.
Tras este breve recorrido bibliográfico parece evidente que el capitel sirvió para caracterizar a la puerta pero no le prestó su nombre hasta el segundo tercio del siglo XX. Francisco Pilo considera que el autor del nombre pudo ser Cánovas Pesini. Me parece una idea muy acertada pues el propio Torres Balbás parece dejar entrever esta autoría. Por otro lado, las propias reticencias de Fernando Castón a utilizar el nombre de Puerta del Capitel pudieran apuntar en esa misma dirección.
Parece claro que los documentos que hemos expuesto parecen verificar la igualdad: Puerta del Baluarte=Puerta del Castillo=Puerta de las Angustias=Puerta del Capitel. Pese a todo, es necesario recordar que Gil González menciona en otro capítulo de su obra a la puerta del Castillo. Podríamos pensar entonces que la Puerta de las Angustias no se correspondería con aquella. En realidad, en esta segunda ocasión Gil González Dávila lo único que hace es repetir un párrafo casi completo de Rodrigo Dosma y por ello se refiere a la puerta tal y como lo hizo este autor (45).
Respecto al origen del nombre (Puerta de las Angustias) debemos vincularlo con la imagen de la Virgen de las Angustias que durante algún tiempo se expuso en la puerta. En este sentido debemos señalar que entre los distintos elementos que están asociados a la puerta observamos dos que por su tipología podrían relacionarse con la exposición pública de imágenes religiosas. El primer elemento es una hornacina, cubierta con una venera, en la cual pudo estar depositada la imagen de la Virgen de las Angustias. La existencia de esta hornacina llamó la atención de Matías Lozano aunque no llegó a relacionarla con ninguna imagen en particular (46). Por otro lado, la bóveda que cubre la mitad S.E. del patio interior también pudo levantarse con la finalidad de proporcionar un marco digno a una imagen religiosa.
Como quiera que fuese, el nombre de Puerta de las Angustias no perduró. Nos atrevemos a sugerir que Gil González Dávila identificó la puerta con la advocación de la Virgen que se veneraba en ella siguiendo una norma que parece cumplirse en unos casos (Puerta de Ntra. Sra. del Pajarito y Puerta de Ntra. Sra. del Pilar) y en otros no (Ntra. Sra. de los Ángeles-Puerta de Palmas y Ntra. Sra. de Tentudía-Puerta de Mérida). Por otro lado, esta denominación no llegó a consolidarse pues sospechamos que la imagen de Nuestra Señora de las Angustias se trasladó a la Puerta de la Trinidad. En efecto, el 29 de agosto de 1639 se solicitó construir una capilla en la Puerta de la Trinidad para una imagen de la Virgen de las Angustias (47). Las Actas del Cabildo Municipal que recogen este acuerdo no precisan el origen de la imagen aunque no podemos descartar que procediera de la Puerta del Capitel. Con el traslado de la imagen la puerta perdió uno de los elementos que podrían haberla caracterizado y siguió siendo conocida como la puerta del castillo. La imagen de la Virgen de las Angustias tampoco permaneció mucho tiempo en la Puerta de la Trinidad. En efecto, en el mes de agosto de 1761 se decidió retirar las imágenes que estaban en las puertas de acceso a la ciudad
“...colocando a Nuestra Señora de los Angeles (que estaba en la Puerta de Palmas) en el Hospital de la Cruz; la de el Pajarito que se hallaba encima de esa puerta, en la Parroquial iglesia de Santa María; y a la de Tentudía, de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Concepción...” (48)
Si tenemos presente que la retirada de las imágenes se realizó para evitar los disturbios que había originado la inmunidad eclesiástica, parece lógico suponer que de existir una imagen en la Puerta de la Trinidad se hubiera ordenado retirarla como las demás. Por tanto, si no aparece citada en la relación anterior podemos deducir que la imagen debió ser trasladada cuando se derribó la vieja Puerta de la Trinidad (finales del siglo XVII).
3.1.4. Notas
1.Es posible que al menos uno de los borjes que flanqueaban la primera puerta se conserve embutido en el muro contiguo a la portada exterior. En nuestra opinión, la fachada exterior de la Puerta del Capitel está adosada al borje aunque es visible la sutura entre ambos (borje y fachada). El saliente del borje podemos apreciarlo si comparamos la anchura de la portada exterior en su cara interior y exterior. La diferencia entre ambas podría marcar el saliente del borje.
El extremo opuesto del borje tampoco es visible ya que el regruesado de la cortina lo ha devorado. En esta ocasión también se aprecia la sutura del regruesado de la cortina contigua al borje. Por último el quiebro que presenta la acitara en la zona más cercana a la puerta pudiera delatar también la existencia del borje.
Asimismo no descartamos que los almohades se viesen obligados a recortar el saliente del borje con objeto de facilitar el paso hacia la portada exterior.
2.En esta zona se construyó una casa que después se dividió en dos moradas. El inmueble pasó de Hernando de Morales a Diego Alvitez (1507) y después a Antonio de Morales Contreras (GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico. A.H.P.B., Junta de Extremadura, Tecnigraf, Badajoz, 2006, pp. 106 y 107; A.H.P., Badajoz, Prot. 118, 4 de julio de 1588).
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 22.
4.ZOZAYA, J.: “¿Fortificaciones tempranas?”, Actas del I Congreso de Castellología Ibérica, Diputación Provincial, Palencia, 1998, pp. 78 y 103.
5.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, op. cit., pág. 23; Más explícitas son sus observaciones en este mismo sentido cuando se ocupa del aljibe de la alcazaba de Mérida (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “El Aljibe de la Alcazaba de Mérida y la Política Omeya en el Occidente de al-Andalus”, En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, op. cit., pp. 53-55).
6.GRESSIER, P.: “El acarreo de obras antiguas en la arquitectura islámica de primera época” Cuadernos emeritenses, 17, Mérida, 2001, pág. 315.
7.BARRERA, J. L.: “Capiteles romanos del Museo de Badajoz”, Museos, 1, 1982.
8.MARCOS DE DIOS, A.: “Itinerario Hispánico del Chantre de Evora, Manuel Severim de Faria, en 1604” Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pp. 146-147. La filiación cultural de la falsa sillería que cubre la puerta es difícil de establecer. En cualquier caso tenemos documentadas varias reformas. En 1841 debió efectuarse una actuación que afectó a este elemento. Posteriormente se superpuso otra decoración de falsa sillería que corta a las anteriores creando dos despieces distintos que se cortan y superponen. Es posible que estas obras se realizasen en tiempos de Menéndez Pidal aunque no tenemos constancia de ello.
9.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 26 de enero de 1641, fol. 13v. Sabemos que el cuerpo de guardia fue construido pues aparece representado en el plano de Badajoz del año 1645 (SÁNCHEZ RUBIO, C. Mª.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo Ayuntamiento, Badajoz, 2003). En el plano de José de Gabriel podemos observar dicho cuerpo de guardia a derecha de la puerta y adosado a la muralla del castillo. En algunos documentos el cuerpo de guardia aparece identificado como el vivac (GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, A.H.P.B., Junta de Extremadura, Tecnigraf, Badajoz, 2006, pág. 79, not. 16).
10.A.H.M., Badajoz Libro de Acuerdos, 4 de marzo de 1641, fol. 1641.
11.En el capítulo dedicado a las fortificaciones hemos visto que tras iniciarse la guerra una de las primeras actuaciones fue precisamente construir un almacén para artillería en la Alcazaba.
12.B.N., Lisboa, Códice 1459, fol. 98v.
13.La obra de la calzada importó 57 reales (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 12 de septiembre de 1644, fol. 7). La reparación del arco y la fijación de las columnas las realizó Antonio Bravo que el día 9 de diciembre reclamó su importe a las autoridades municipales (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 9 de diciembre de 1657, fol. 80. La descripción de estas obras es muy escueta aunque sospechamos que el arco reparado fue el construido en 1548).
14.KURTZ SCHAEFER, W.: “Judíos en Badajoz: algunas notas a partir de la documentación de la documentación del Archivo Catedralicio de Badajoz”, Pax et Emerita, 1, Arzobispado de Mérida-Badajoz, Tecnigraf, Badajoz, 2005, pág. 445).
15.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 80.
16.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 80, not. 18.
17.GARRIDO SANTIAGO, M.: “Notas sobre la fortaleza santiaguista de Mérida antes de ser conventual”, Norba/Arte, VI, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1985, pp. 49 y 55; NAVARREÑO MATEOS, A.: Aportaciones a la historia de la arquitectura en Extremadura. Repertorio de artistas y léxico de alarifes, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1988, pág. 77.
18.DOSMA DELGADO, R.: Discursos Pátrios de la Real Ciudad de Badajoz, op. cit., pág. 66.
19.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pp. 109 y 110.
20.A.H.P., Badajoz, Prot. 30, 11 de septiembre de 1587.
21.A.H.P., Badajoz, Prot. 118, 4 de julio de 1588.
22.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág.107.
23.GONZÁLEZ DÁVILA, G. Theatro eclesiástico de la ciudad y santa iglesia de Vadajoz, Salamanca, 1618, pág. 3; BARRANTES, V.: Aparato bibliográfico para la historia de Extremadura, Unión de Bibliófilos y Editora Regional de Extremadura, Badajoz, 1999, vol. I, pág. 122.
24.A.H.P., Badajoz, Prot. 1355, fol. 461.
25.A.H.P., Badajoz, Prot. 40, fol. 482.
26.DOSMA DELGADO, R.: Discursos Pátrios de la Real Ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórica-Extremeña, Imp. de la Viuda de Artega y Compañía, Badajoz, 1870, pp. 66-67.
27.GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz de 1564 a 1736”, Revista de Estudios Extremeños, XXXVIII-3, Badajoz, 1982, pág. 429.
28.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba -3, Badajoz, 2001, pág. 18; A.H.M., Libro de Acuerdos, 5 de enero de 1641, fol. 2v.
29.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág.140, not. 54.
30.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 124.
31.SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 25.
32.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 65.
33.CASTÓN DURÁN, F.: Viejos valores pacenses, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 1949, pp. 82-83.
34.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pp. 300 y 303.
35.MIRA CABALLOS, E.: Hermandades y Cofradías en Badajoz y su partido a finales de la Edad Moderna, Junta de Extremadura, Badajoz, 2002, pág. 126.
36.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo III, R.S.E.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
37.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España sus monumentos y artes, su naturaleza e historia, Editorial Daniel Cortezo, Barcelona, 1887, pág. 71.
38.MÉLIDA, J. R.: Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, vol.I, pág. 377; vol.II, pág. 133; vol.III, lám. CXXXIII.
39.Garrorena cuando se ocupa de la Puerta de la Coracha señala
“…Puerta mudéjar, en el Castillo, hoy cegada, que el vulgo llama de la Traición…”
Es decir, Puerta mudéjar no identifica a una puerta concreta sino al “estilo artístico”. En la fotografía que nos ofrece este autor se aprecia que el capitel estaba rodeado de ladrillos. En la actualidad el capitel está empotrado directamente en la mampostería del muro (GARRORENA, F.: Informaciones gráficas. Tipos, escenas, monumentos y castillos de Badajoz y de su provincia, Badajoz, 1929).
40.LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices de la Historia del Dr. Mateos, Arqueros, Badajoz, 1930, pp. 213 y 273.
41.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz. Alcázar, Torre de Espantaperros, y Recinto de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 23-24. En otros trabajos vuelve a identificar a la puerta con el mismo nombre (COVARSÍ, A.: “Extremadura artística”, Extremadura, Imprenta del Hospicio, Badajoz, pág. 52).
42.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pág. 145. Más adelante vuelve a referirse a la Puerta del Capitel como la gran puerta fortificada, que hoy sigue siendo entrada principal del castillo (COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, op. cit., pág. 150).
43.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España Musulmana. La alcazaba de Badajoz” Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pp. 250, 250 bis, 353, 255 y 261.
44.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz “, Al-Andalus, pp. 179, 256 (not.1).
45.GONZÁLEZ DÁVILA, G. Theatro eclesiástico de la ciudad y santa iglesia de Vadajoz, op. cit., pág. 10.
46.LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 32. En una fotografía de 1908 no se aprecia la hornacina aunque el encuadre no parece llegar a ella. PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pp. 137, 153 (not.3).
47.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, días 29 de agosto de 1639, 1 y 5 de septiembre, ff. 201, 202v, y 203.
48.HERNÁNDEZ TOLOSA, L.: Badajoz en el siglo XVIII, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 23.
El miércoles 4 de julio comenzábamos juntos un viaje que pretendía ser una experiencia de divulgación y debate interactivo. Como ya sabéis, mi intención inicial era hacer coincidir cada nueva entrada con uno de los capítulos del trabajo pero la mayoría de los visitantes, por no decir la totalidad, prefiere entradas más cortas y desde luego más ilustradas de modo que fuesen más inteligibles. Por todo ello modificaremos el plan inicial e iremos presentando cada una de las puertas de modo individual.
3. LAS PUERTAS DE LA ALCAZABA
3.1. La Puerta del Capitel
3.1.1. Descripción, análisis y propuesta de interpretación de sus elementos.
La Puerta del Capitel es uno de los símbolos del Badajoz almohade aunque conserva elementos de otros períodos. El profesor Fernando Valdés ha diferenciado dos fases constructivas:
-La primera fase se remontaría al momento de la fundación de la ciudad (siglo IX). Durante el siglo XI fue retocada pero no se modificó su configuración arquitectónica.
-En la segunda fase los almohades reestructuraron completamente la puerta construyendo la estructura acodada que la define desde entonces.
Compartimos la hipótesis planteada por Fernando Valdés aunque preferimos un esquema evolutivo con tres grandes fases:
A. Primera fase (Fig. 1). Como señala Fernando Valdés se remontaría al momento de la fundación de la ciudad. La puerta debió presentar acceso directo, mocheta simple y posiblemente torreones cuadrados para flanquearla (1).
B.Segunda fase (Fig. 2). Los almohades construyen la estructura acodada que conserva en la actualidad, es decir, dos portadas (exterior e interior) separadas por un patio abierto. La portada exterior se construyó con sillería y fue rematada con dos hiladas de sillares de granito (Fig. 3). En la hilada superior los sillares están dispuestos a soga y tizón. Sobre la hilada superior aparece empotrado el capitel que da nombre a la puerta.La portada interior, que ha sido muy retocada en sucesivas y poco respetuosas reformas, está construida con dovelas alternadas de granito y ladrillo (Fig. 4). Basilio Pavón Maldonado ha llamado la atención sobre esta técnica constructiva de la que volveremos a ocuparnos al estudiar la Puerta de la Coracha. Los almohades construyeron también la acitara que se extiende delante del recinto principal de la Alcazaba y conforma un recinto anterior a la puerta propiamente dicha. Dada la polisemia existente en la arquitectura militar no nos atrevemos a encuadrar dicho recinto en algún tipo conocido (¿propugnaculum?, ¿barbacana?, ¿antepuerta?, ¿baluarte?). La Puerta de Yelves estaba precedida por un recinto similar. Dichos recintos presentan una estructura en forma de embudo cuya parte más ancha se dispuso frente a la portada exterior. Seguramente este diseño pretendía facilitar el tránsito rodado hacia la portada exterior. Para este mismo propósito la portada interior de la Puerta del Capitel está desplazada hacia la derecha. Pese a todo, en un momento que no podemos precisar, fue necesario recortar las jambas de las dos portadas (exterior e interior) para conseguir un acceso lo más rectilíneo posible. Este problema lo hemos detectado también en la Puerta del Alpéndiz.
C.Tercera fase (Fig. 5). En el año 1548 se añadió una portada adelantada con objeto de alinear el recinto de la acitara con las construcciones que se venían adosando a la cara externa de la muralla de la Alcazaba.
La portada del año 1548 y la puerta en recodo almohade están unidas por un muro en el que podemos distinguir tres tramos:
-El primer tramo cierra la liza o pasillo definido por la acitara y las murallas de la Alcazaba (Fig. 6.D).
-El tramo central presenta bastante altura y en la parte alta conserva restos de falsa sillería (Fig. 7).
-El tercer tramo sirve de unión entre el tramo anterior y la portada del año 1548 (Fig. 6. C).
En nuestra opinión, los tramos de los extremos (primero y tercero) son adiciones al tramo central que sería el más antiguo. El primer tramo pudo ser un muro de cierre vinculado, seguramente, con los inmuebles que se adosaron a la muralla (casa y mesón de Antonio Morales Contreras) (2). El último tramo debió añadirse con motivo de la construcción de la portada del año 1548. El tramo central, dada su anchura y fortaleza, parece una obra más vinculada con la arquitectura militar que con la civil. Sospechamos que este muro (en su tramo central) es en realidad la vieja acitara almohade que conformaba delante de la Puerta del Capitel un recinto muy similar al que se extendía delante de la Puerta Yelves (plano del Krigsarkivet, Estocolmo). En cualquier caso, ni la falsa sillería ni la similitud formal con el recinto la puerta de Yelves son evidencias bastantes como para establecer sobre ellas la cronología de la obra (3).
Entre los elementos de la puerta destaca el capitel romano que luce la portada exterior. La presencia de spolia, es decir, piezas significativas reaprovechadas procedentes de otros monumentos anteriores, es habitual en las construcciones musulmanas. El profesor Juan Zozaya señala que los spolia suelen colocarse en lugares representativos y visibles (4).
Por su parte, el profesor Fernando Valdés considera que la presencia del capitel en un lugar tan señalado y visible tenía un valor más simbólico que decorativo
“...Se trató de subrayar, por medio de elementos escultóricos procedentes de un edifico anterior, (...) la legitimidad de la dinastía indígena y la propia del Islam y de la omeya (...) La continuidad del capitel en la siguiente fase era no sólo un acto de respeto (...) hacia el fundador de la ciudad por parte del Califato Almohade, también una reafirmación de la dinastía, que se preciaba de continuar la legitimidad de los Omeyas...” (5)
Patrice Cressier ha insistido también en la reutilización de elementos preislámicos en obras levantadas por los musulmanes (6). J. L. de la Barrera ha estudiado el capitel que luce la puerta y ha determinado que procede de Mérida (7).
La torre y el patio interior de la Puerta están decorados con un motivo de falsa sillería que figura sillares pequeños (Fig.8). Este motivo decorativo está presente en otras puertas (Alpéndiz, Coracha, etc.) y en general era muy común en Badajoz. Así, cuando en 1604 Manuel Severím visitó nuestra ciudad se sorprendió de la enorme proliferación de edificios que tenían una decoración realizada con un revoco de cal raspada com que fingem cantaria (8). En el caso de la torre, la falsa sillería cubre totalmente su paramento desde el pie hasta las almenas. Por el contrario, en el patio interior la falsa sillería sólo alcanza hasta media altura ya que la parte superior estaba encalada (una solución que se repite en el patio de la Puerta del Alpéndiz).
3.1.2. La puerta en la Edad Moderna.
La Puerta del Capitel fue la más importante de la Alcazaba durante el dominio musulmán. La conquista cristiana no la restó protagonismo pues durante años los cristianos se acomodaron en los mismos espacios que antes habían ocupado los musulmanes. En efecto, como era habitual, el palacio musulmán pasó a dominio del Rey (Almacén del Rey). Posteriormente la Corona cedió el inmueble al Obispado que lo habilitó como Palacio Episcopal. Asimismo, la mezquita del palacio islámico se transformó en la primera catedral de Badajoz. A estas construcciones hemos de sumar las ermitas e iglesias del castillo (Rosario, Consolación, San Pedro, Santiago y Calatrava), la Audiencia, sinagoga, varios palacios y casonas señoriales, el mercado (calle de los Azogues), etc. La Puerta del Capitel, como canalizadora del flujo vecinal entre la ciudad baja y la Alcazaba, se consolidó como la puerta principal del Castillo.
A diferencia de otras entradas que eran cerradas o tapiadas en caso de emergencia (guerra, peste, etc.) la Puerta del Capitel no llegó a cerrase en ningún momento. Curiosamente las actuaciones y reformas que tenemos documentadas a lo largo del siglo XVII son muy escasas.
Cuando se inició el conflicto con Portugal (guerra de la Restauración de Portugal, 1640-1668) las autoridades municipales ordenaron cerrar (tapiar) las entradas de la Alcazaba salvo las puertas del Alpéndiz y Capitel. El 5 de enero de 1641 el Cabildo Municipal reconsideró su primera decisión y acordó tapiar también las puertas del Alpéndiz y la Coracha. La medida no tardó en ejecutarse pues el 26 de enero se ordenó librar el dinero para pagar a Francisco Hernández Manzano que había tapiado la Puerta del Alpéndiz (9). Asimismo, y por orden del conde Frigiliana, se dispuso un cuerpo de guardia en la Puerta del Capitel que era la única que debía permanecer abierta.
El 4 de marzo de 1641 se acordó colocar un rastrillo en la primera puerta. La cita no es muy precisa pero suponemos que se refiere a la portada construida en el año 1548 aunque no podemos afirmarlo con rotundidad (10).
Con estas primeras medidas se pretendió acondicionar la Alcazaba como cuartel, almacén para la artillería y sobre todo un puesto de retirada en caso de peligro (11). Por todo ello, el uso civil de la puerta quedó subordinado a las necesidades que imponía la guerra. Como ya hemos dicho, en el acuerdo municipal del 5 de enero de 1641 se estableció que la única puerta abierta de la Alcazaba habría de ser la del Capitel y en un documento de 1652 se dice
“…O castello tem huma porta que sae pera a cidade e á companha que entra de guarda todas as noites tem cuidado de a fechar as noue da noite e abrir pella memham…” (12)
Es decir, la Puerta del Capitel se cerraba todas las noches (entre las nueve de la noche y la madrugada). De este modo la Alcazaba quedaba aislada del resto de la ciudad y en caso de ataque se convertía en el último bastión defensivo.
Las obras no se limitaron a los elementos militares ya que el Cabildo Municipal también ordenó empedrar la calzada (1644), reparar el arco de la puerta del castillo, fijar unas columnas a la torre situada junto a ella (Antonio Bravo, 1657), etc (13).
3.1.3. Los nombres de la puerta.
Dejando a un lado las obras y reparaciones hemos de incidir en un aspecto que ha provocado cierta confusión: los distintos nombres con los que fue conocida.
En el “ejercicio económico” del cabildo catedralicio correspondiente al periodo 1439-1440 se recoge un censo que pagaba el judío Menahen por una casa situada a la puerta del castillo (14) Aunque no podemos asegurar que se refiera a la Puerta del Capitel si debemos recordar que la Puerta del Capitel fue conocida tradicionalmente como la Puerta del Castillo. Pese a todo, la documentación recoge otros nombres que pasamos a exponer.
Los documentos publicados José Manuel González resultan especialmente significativos. El primer documento se remonta al año 1525 y se refiere a unas casas habitadas por un mercader llamado Hernán Hernández. Las casas se ubicaban en lo que después será el mirador de la ciudad y hoy la comisaría de la Plaza Alta. En el deslinde de dichas casas se apunta que estaban junto a la puerta del baluarte del Castillo (15). Hernán Hernández era un judío converso que debió tener problemas hasta el punto que la Inquisición le confiscó la casa. En 1540, El librero Ambrosio de Salamanca compró la casa. En el deslinde del inmueble se vuelve a insistir en que limitaban con la puerta del castillo que se dice del Valuarte (16) Sospechamos que la puerta mencionada en 1525 y 1540 (Puerta del Baluarte) se corresponde con la Puerta del Capitel, o mejor, con la puerta de la acitara que debió existir antes de que se construyera la portada del año 1548. Es decir, resulta plausible que el recinto que precedía a la Puerta del Capitel se conociese como el baluarte. Tal denominación pudiera parecer moderna pero por las mismas fechas se citan baluartes en otras fortificaciones y siempre asociados a puertas (Alcazaba de Mérida, 1498; Barcarrota, 1535; Portezuelo, 1544; Piedrabuena, 1547; Magacela, 1619) (17).
Como ya hemos dicho, en 1548 se construyó una portada adelantada que daba acceso al “baluarte”. Es posible que desde entonces el conjunto formado por la vieja puerta (Puerta del Capitel) y la nueva (portada del año 1548) recobrase su vieja denominación de Puerta del Castillo. Esto al menos es lo que parece deducirse de varios documentos:
-Rodrigo Dosma (siglo XVI) la identificaba como la puerta del castillo (18).
-Año 1570. Juan de Alvarado vende a Rodrigo Moscoso una vivienda que se encontraba frontero de la puerta del castillo (19).
-Año1587. Francisco Flores se comprometió a no pasar por la Plaza salvo que pueda salir del castillo por la puerta que sale a la plaça (20).
-Año 1588. Se alquila el mesón de Antonio Morales Contreras que lindaba con la Plaza Pública, la Cárcel y con la puerta del castillo (21). En otra escritura del mismo año, Antonio Morales impone un censo sobre unas propiedades que tenía en la Plaza (casa y mesón) cuyos linderos eran de una parte la carcel publica y de la otra parte con la puerta del castillo (22).
No obstante, a comienzos del siglo XVII, Gil González Dávila señalaba que existían en Badajoz nueve puertas
“...Puerta Nueva, Puerta de la Traicion, Puerta de Santa Marina, Puerta de la Trinidad, Puerta de Mérida, Puerta de las Angustias, Puerta de los Pelambres, Puerta del Rio, Puerta del Alpendiz...” (23)
Todas las entradas que cita Gil González son conocidas salvo una: la Puerta de las Angustias. Por exclusión podemos asegurar que la Puerta de las Angustias no se encuentra entre las que enumera Gil González Dávila, es decir, las puertas de Palmas, Traición, Santa Marina, Trinidad, Mérida, Pelambres, del Río y Alpéndiz. Por la misma razón debemos suponer que es una de las puertas que no menciona (Capitel y Coracha). Para localizarla utilizaremos dos escrituras notariales contemporáneas a Gil González Dávila. El primer documento es una escritura de reconocimiento de censo sobre unas casas situadas
“... al castillo a la puerta della entrada del dho castillo de aquel cabo de la Ymagen de nuestra Sª de las angustias enstrando en el castillo a mano izquierda que tiene dos piezas bajas y un corral y linda de una parte con el muro y torre de la dicha puerta del castillo y de otra con casas que fueron de lope garcia, sastre que al presente vive diego sanabria y por otra parte con la plazuela de las casas principales de Doña Isabel Aguilar que posee doña Elvira, viuda que fue de Juan Rodriguez de mora...” (24)
La trama urbana que describe el documento anterior aparece confirmada en otra escritura de venta e imposición de censo por parte del citado Juan López García, sastre a la puerta del castillo, y sus hijas. En este caso la casa sujeta al censo se encontraba
“...En el castillo della a la puerta que alindan con casa de dg. Sanabria y con el muro del castillo y con la calle real y por las espaldas con la plazuela della do mora...” (25)
Las dos escrituras mencionan una puerta del castillo vinculada con una imagen de la Virgen de las Angustias aunque ninguna de ellas la identifica. Este lapsus queda aclarado si recordamos que la Puerta del Capitel se conoció como la Puerta Principal del Castillo o simplemente la Puerta del Castillo. En efecto, el capitel que luce la puerta llamó la atención de los estudiosos pero no dio nombre a la puerta hasta bien entrado el siglo XX. Así, Rodrigo Dosma señalaba que en Badajoz muchas construcciones reutilizan materiales romanos:
“...Piedras hay en muchas partes de columnas, basas y capiteles (...). Haylas en los templos de S. Juan, S. Francisco, S. Agustin, S. Pedro y otros; en los portales de la plaza; sobre la puerta del castillo, en los muros y especialmente en la que fué sée de Santa Maria...” (26)
Es decir, no identifica a la puerta por su capitel. Si continuamos con el recorrido histórico comprobaremos que hasta fecha reciente la puerta del castillo no aparece como Puerta del Capitel:
-Año 1636. Se escrituran unas casas en la plaza enfrente de la Puerta del Castillo (27).
-En 1640 y 1641 el Cabildo Municipal se refiere a ella como la puerta principal que sale a la plaza (28).
-Año 1643. El carpintero José de Quirós y su esposa imponen un censo a favor de la Cofradía de San José. En el documento correspondiente se dice que los otorgantes vivían en una casa sita frente a la Puerta del Castillo (29).
-Año 1674. La Cofradía de San José ordenó reconstruir las casas de José de Quirós situadas frente de la puerta del castillo.
-Año 1694. Se vuelven a mencionar los inmuebles de Antonio Morales Contreras que hemos citado en 1588 y de nuevo en su deslinde se apunta que se encontraban entre la Puerta del Castillo y la Cárcel.
-Para finalizar el siglo haremos mención a otra escritura, fechada en 1697, sobre unas casas de Fray Juan y Fray Pedro de Vera. Las citadas casas estaban en la Plaza y se especifica que
“…Son las que llaman las pintadas En que estta un Balcon de la Ciudad (Comisaría de policía de la Plaza Alta) y Lindan Con Puerta del Castillo…” (30)
En el siglo XVIII tampoco documentamos cambios. Entre los hitos más significativos destacamos los siguientes:
-Suárez de Figueroa apuntaba que en su tiempo el castillo sólo tendía dos puertas abiertas una, la principal, que va a la ciudad y otra, que (…) llaman de los Carros (31).
-En la Continuación de la Historia Eclesiástica se vuelve a identificar como la puerta del Castillo (32).
-En 1731, los maestros alarifes Diego Rodríguez y Pedro Acedo deslindan la casa pintada que estaba en la plaza junto al Arco del Peso. Entre los linderos de dichas casas se encontraba la puerta principal del castillo (33).
-En las respuestas particulares al Catastro de Ensenada se incluyen dos nuevas menciones a la Puerta del Castillo (34).
-El 14 de enero de 1771 se escrituran unas casas que poseía la Cofradía de San José frente de la puerta del Castillo (35).
Por último, en el informe anual de la Comandancia de Obras de Badajoz, correspondiente al año 1900, se dice del castillo
“... Tiene su puerta de entrada de dos hojas. En el interior de este Castillo existen los edificios siguientes (...) cuerpo de guardia inmediato a la puerta de carros con un solo local, una puerta y una ventana; inmediato a este la “puerta de Carros”, de dos hojas, completa de herrajes...” (36)
Parece evidente que la primera puerta que se menciona en el informe es la Puerta del Capitel. Es decir, en 1900 sigue apareciendo como la puerta principal o la puerta de entrada.
Si tomamos la abundante cartografía militar de la ciudad nos encontramos con el mismo hecho. En efecto, los distintos planos se refieren a ella con idénticos términos: planos del Krigsarkivet (mediados del siglo XVII); Juan Muñoz Ruesta (1698); Anónimo (1704); Anónimo (1739); de Gabriel (1803); Francisco Iznardo (1844); Francisco Coello, etc.
Los eruditos y estudiosos tampoco hablan de la Puerta del Capitel hasta bien entrado el siglo XX. Así, Nicolás Díaz y Pérez se refiere a ella como la puerta del castillo (37). Algunos años después, José Ramón Mélida describió la puerta y el capitel. Este autor hace una descripción minuciosa de la puerta y en ningún momento la denomina Puerta del Capitel (38).
Para concluir este repaso bibliográfico resultan muy ilustrativas las palabras de Garrorera, Tirso Lozano Rubio, Adelardo Covarsí y Leopoldo Torres Balbás que a nuestro juicio cierran cualquier polémica sobre este asunto. El primero de ellos (1929) se refería a la Puerta del Capitel como Puerta mudéjar que da acceso al recinto amurallado del castillo (39). Tirso Lozano Rubio (1930) cuando habla de la puerta señala que era la principal del castillo y resalta la presencia de un magnífico capitel que se encuentra empotrado en ella (40). A. Covarsí, en un trabajo de 1932, denomina a la actual Puerta del Capitel como puerta Fortificada retomando el nombre que le adjudicó J. R. Mélida en su Catálogo Monumental. Este parece ser el primer intento por bautizar a la puerta con un nombre que la identificara e individualizara de forma clara (41). En otro trabajo ligeramente posterior (1934) A. Covarsí señalaba
“…todavía continúa a nuestra vista un magnífico capitel de pilastra romana, empotrado encima de la puerta árabe fortificada que es entrada principal del castillo…” (42)
Más ilustrativas son las palabras de Leopoldo Torres Balbás que en 1938 (sólo seis años más tarde) decía que
“…De las dos puertas del recinto almohade que se conservan en la alcazaba de Badajoz, la que debió ser la principal, por comunicar con el núcleo central de la ciudad vieja, llamada por algunos del Capitel, por el corintio romano de pilastra con que se adorna su parte superior…” (43)
En un trabajo posterior, Leopoldo Torres Balbás deja resuelto el asunto pues al referirse a la puerta principal de la Alcazaba dice llamada modernamente del Capitel (44).
La nueva denominación de la puerta no debió ser aceptada inmediatamente o al menos no fue de uso común hasta algunos años más tarde pues en 1949 Fernando Castón sigue identificándola como la puerta principal.
Tras este breve recorrido bibliográfico parece evidente que el capitel sirvió para caracterizar a la puerta pero no le prestó su nombre hasta el segundo tercio del siglo XX. Francisco Pilo considera que el autor del nombre pudo ser Cánovas Pesini. Me parece una idea muy acertada pues el propio Torres Balbás parece dejar entrever esta autoría. Por otro lado, las propias reticencias de Fernando Castón a utilizar el nombre de Puerta del Capitel pudieran apuntar en esa misma dirección.
Parece claro que los documentos que hemos expuesto parecen verificar la igualdad: Puerta del Baluarte=Puerta del Castillo=Puerta de las Angustias=Puerta del Capitel. Pese a todo, es necesario recordar que Gil González menciona en otro capítulo de su obra a la puerta del Castillo. Podríamos pensar entonces que la Puerta de las Angustias no se correspondería con aquella. En realidad, en esta segunda ocasión Gil González Dávila lo único que hace es repetir un párrafo casi completo de Rodrigo Dosma y por ello se refiere a la puerta tal y como lo hizo este autor (45).
Respecto al origen del nombre (Puerta de las Angustias) debemos vincularlo con la imagen de la Virgen de las Angustias que durante algún tiempo se expuso en la puerta. En este sentido debemos señalar que entre los distintos elementos que están asociados a la puerta observamos dos que por su tipología podrían relacionarse con la exposición pública de imágenes religiosas. El primer elemento es una hornacina, cubierta con una venera, en la cual pudo estar depositada la imagen de la Virgen de las Angustias. La existencia de esta hornacina llamó la atención de Matías Lozano aunque no llegó a relacionarla con ninguna imagen en particular (46). Por otro lado, la bóveda que cubre la mitad S.E. del patio interior también pudo levantarse con la finalidad de proporcionar un marco digno a una imagen religiosa.
Como quiera que fuese, el nombre de Puerta de las Angustias no perduró. Nos atrevemos a sugerir que Gil González Dávila identificó la puerta con la advocación de la Virgen que se veneraba en ella siguiendo una norma que parece cumplirse en unos casos (Puerta de Ntra. Sra. del Pajarito y Puerta de Ntra. Sra. del Pilar) y en otros no (Ntra. Sra. de los Ángeles-Puerta de Palmas y Ntra. Sra. de Tentudía-Puerta de Mérida). Por otro lado, esta denominación no llegó a consolidarse pues sospechamos que la imagen de Nuestra Señora de las Angustias se trasladó a la Puerta de la Trinidad. En efecto, el 29 de agosto de 1639 se solicitó construir una capilla en la Puerta de la Trinidad para una imagen de la Virgen de las Angustias (47). Las Actas del Cabildo Municipal que recogen este acuerdo no precisan el origen de la imagen aunque no podemos descartar que procediera de la Puerta del Capitel. Con el traslado de la imagen la puerta perdió uno de los elementos que podrían haberla caracterizado y siguió siendo conocida como la puerta del castillo. La imagen de la Virgen de las Angustias tampoco permaneció mucho tiempo en la Puerta de la Trinidad. En efecto, en el mes de agosto de 1761 se decidió retirar las imágenes que estaban en las puertas de acceso a la ciudad
“...colocando a Nuestra Señora de los Angeles (que estaba en la Puerta de Palmas) en el Hospital de la Cruz; la de el Pajarito que se hallaba encima de esa puerta, en la Parroquial iglesia de Santa María; y a la de Tentudía, de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Concepción...” (48)
Si tenemos presente que la retirada de las imágenes se realizó para evitar los disturbios que había originado la inmunidad eclesiástica, parece lógico suponer que de existir una imagen en la Puerta de la Trinidad se hubiera ordenado retirarla como las demás. Por tanto, si no aparece citada en la relación anterior podemos deducir que la imagen debió ser trasladada cuando se derribó la vieja Puerta de la Trinidad (finales del siglo XVII).
3.1.4. Notas
1.Es posible que al menos uno de los borjes que flanqueaban la primera puerta se conserve embutido en el muro contiguo a la portada exterior. En nuestra opinión, la fachada exterior de la Puerta del Capitel está adosada al borje aunque es visible la sutura entre ambos (borje y fachada). El saliente del borje podemos apreciarlo si comparamos la anchura de la portada exterior en su cara interior y exterior. La diferencia entre ambas podría marcar el saliente del borje.
El extremo opuesto del borje tampoco es visible ya que el regruesado de la cortina lo ha devorado. En esta ocasión también se aprecia la sutura del regruesado de la cortina contigua al borje. Por último el quiebro que presenta la acitara en la zona más cercana a la puerta pudiera delatar también la existencia del borje.
Asimismo no descartamos que los almohades se viesen obligados a recortar el saliente del borje con objeto de facilitar el paso hacia la portada exterior.
2.En esta zona se construyó una casa que después se dividió en dos moradas. El inmueble pasó de Hernando de Morales a Diego Alvitez (1507) y después a Antonio de Morales Contreras (GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico. A.H.P.B., Junta de Extremadura, Tecnigraf, Badajoz, 2006, pp. 106 y 107; A.H.P., Badajoz, Prot. 118, 4 de julio de 1588).
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 22.
4.ZOZAYA, J.: “¿Fortificaciones tempranas?”, Actas del I Congreso de Castellología Ibérica, Diputación Provincial, Palencia, 1998, pp. 78 y 103.
5.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, op. cit., pág. 23; Más explícitas son sus observaciones en este mismo sentido cuando se ocupa del aljibe de la alcazaba de Mérida (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “El Aljibe de la Alcazaba de Mérida y la Política Omeya en el Occidente de al-Andalus”, En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, op. cit., pp. 53-55).
6.GRESSIER, P.: “El acarreo de obras antiguas en la arquitectura islámica de primera época” Cuadernos emeritenses, 17, Mérida, 2001, pág. 315.
7.BARRERA, J. L.: “Capiteles romanos del Museo de Badajoz”, Museos, 1, 1982.
8.MARCOS DE DIOS, A.: “Itinerario Hispánico del Chantre de Evora, Manuel Severim de Faria, en 1604” Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pp. 146-147. La filiación cultural de la falsa sillería que cubre la puerta es difícil de establecer. En cualquier caso tenemos documentadas varias reformas. En 1841 debió efectuarse una actuación que afectó a este elemento. Posteriormente se superpuso otra decoración de falsa sillería que corta a las anteriores creando dos despieces distintos que se cortan y superponen. Es posible que estas obras se realizasen en tiempos de Menéndez Pidal aunque no tenemos constancia de ello.
9.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 26 de enero de 1641, fol. 13v. Sabemos que el cuerpo de guardia fue construido pues aparece representado en el plano de Badajoz del año 1645 (SÁNCHEZ RUBIO, C. Mª.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo Ayuntamiento, Badajoz, 2003). En el plano de José de Gabriel podemos observar dicho cuerpo de guardia a derecha de la puerta y adosado a la muralla del castillo. En algunos documentos el cuerpo de guardia aparece identificado como el vivac (GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, A.H.P.B., Junta de Extremadura, Tecnigraf, Badajoz, 2006, pág. 79, not. 16).
10.A.H.M., Badajoz Libro de Acuerdos, 4 de marzo de 1641, fol. 1641.
11.En el capítulo dedicado a las fortificaciones hemos visto que tras iniciarse la guerra una de las primeras actuaciones fue precisamente construir un almacén para artillería en la Alcazaba.
12.B.N., Lisboa, Códice 1459, fol. 98v.
13.La obra de la calzada importó 57 reales (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 12 de septiembre de 1644, fol. 7). La reparación del arco y la fijación de las columnas las realizó Antonio Bravo que el día 9 de diciembre reclamó su importe a las autoridades municipales (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 9 de diciembre de 1657, fol. 80. La descripción de estas obras es muy escueta aunque sospechamos que el arco reparado fue el construido en 1548).
14.KURTZ SCHAEFER, W.: “Judíos en Badajoz: algunas notas a partir de la documentación de la documentación del Archivo Catedralicio de Badajoz”, Pax et Emerita, 1, Arzobispado de Mérida-Badajoz, Tecnigraf, Badajoz, 2005, pág. 445).
15.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 80.
16.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 80, not. 18.
17.GARRIDO SANTIAGO, M.: “Notas sobre la fortaleza santiaguista de Mérida antes de ser conventual”, Norba/Arte, VI, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1985, pp. 49 y 55; NAVARREÑO MATEOS, A.: Aportaciones a la historia de la arquitectura en Extremadura. Repertorio de artistas y léxico de alarifes, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1988, pág. 77.
18.DOSMA DELGADO, R.: Discursos Pátrios de la Real Ciudad de Badajoz, op. cit., pág. 66.
19.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pp. 109 y 110.
20.A.H.P., Badajoz, Prot. 30, 11 de septiembre de 1587.
21.A.H.P., Badajoz, Prot. 118, 4 de julio de 1588.
22.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág.107.
23.GONZÁLEZ DÁVILA, G. Theatro eclesiástico de la ciudad y santa iglesia de Vadajoz, Salamanca, 1618, pág. 3; BARRANTES, V.: Aparato bibliográfico para la historia de Extremadura, Unión de Bibliófilos y Editora Regional de Extremadura, Badajoz, 1999, vol. I, pág. 122.
24.A.H.P., Badajoz, Prot. 1355, fol. 461.
25.A.H.P., Badajoz, Prot. 40, fol. 482.
26.DOSMA DELGADO, R.: Discursos Pátrios de la Real Ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórica-Extremeña, Imp. de la Viuda de Artega y Compañía, Badajoz, 1870, pp. 66-67.
27.GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz de 1564 a 1736”, Revista de Estudios Extremeños, XXXVIII-3, Badajoz, 1982, pág. 429.
28.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba -3, Badajoz, 2001, pág. 18; A.H.M., Libro de Acuerdos, 5 de enero de 1641, fol. 2v.
29.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág.140, not. 54.
30.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 124.
31.SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 25.
32.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pág. 65.
33.CASTÓN DURÁN, F.: Viejos valores pacenses, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 1949, pp. 82-83.
34.GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J M.: La Plaza Alta de Badajoz. Estudio histórico y artístico, op. cit., pp. 300 y 303.
35.MIRA CABALLOS, E.: Hermandades y Cofradías en Badajoz y su partido a finales de la Edad Moderna, Junta de Extremadura, Badajoz, 2002, pág. 126.
36.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo III, R.S.E.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
37.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España sus monumentos y artes, su naturaleza e historia, Editorial Daniel Cortezo, Barcelona, 1887, pág. 71.
38.MÉLIDA, J. R.: Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, vol.I, pág. 377; vol.II, pág. 133; vol.III, lám. CXXXIII.
39.Garrorena cuando se ocupa de la Puerta de la Coracha señala
“…Puerta mudéjar, en el Castillo, hoy cegada, que el vulgo llama de la Traición…”
Es decir, Puerta mudéjar no identifica a una puerta concreta sino al “estilo artístico”. En la fotografía que nos ofrece este autor se aprecia que el capitel estaba rodeado de ladrillos. En la actualidad el capitel está empotrado directamente en la mampostería del muro (GARRORENA, F.: Informaciones gráficas. Tipos, escenas, monumentos y castillos de Badajoz y de su provincia, Badajoz, 1929).
40.LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices de la Historia del Dr. Mateos, Arqueros, Badajoz, 1930, pp. 213 y 273.
41.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz. Alcázar, Torre de Espantaperros, y Recinto de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 23-24. En otros trabajos vuelve a identificar a la puerta con el mismo nombre (COVARSÍ, A.: “Extremadura artística”, Extremadura, Imprenta del Hospicio, Badajoz, pág. 52).
42.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pág. 145. Más adelante vuelve a referirse a la Puerta del Capitel como la gran puerta fortificada, que hoy sigue siendo entrada principal del castillo (COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, op. cit., pág. 150).
43.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España Musulmana. La alcazaba de Badajoz” Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pp. 250, 250 bis, 353, 255 y 261.
44.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz “, Al-Andalus, pp. 179, 256 (not.1).
45.GONZÁLEZ DÁVILA, G. Theatro eclesiástico de la ciudad y santa iglesia de Vadajoz, op. cit., pág. 10.
46.LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 32. En una fotografía de 1908 no se aprecia la hornacina aunque el encuadre no parece llegar a ella. PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pp. 137, 153 (not.3).
47.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, días 29 de agosto de 1639, 1 y 5 de septiembre, ff. 201, 202v, y 203.
48.HERNÁNDEZ TOLOSA, L.: Badajoz en el siglo XVIII, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 23.
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