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sábado, 23 de mayo de 2009

HASTA LUEGO AMIGOS. HA SIDO UN PLACER


 

Abordamos él último capítulo de las puertas de Badajoz. En esta ocasión repasamos los distintos autores locales que de una forma u otra se han ocupado de las puertas de la traición. Sus aportaciones ya han sido reseñadas en los capítulos correspondientes y ahora la relación, ordenada cronológicamente, de sus aportaciones nos pone ante el origen y evolución de algunas teorías sobre las puertas de la Traición.

 

Tras la presentación virtual del conjunto de la obra paso a su “replanteo” para en próximas fechas ultimar la versión definitiva en la que se incluirán nuevos datos, rectificaciones, precisiones, etc.

 

1. Rodrigo Dosma Delgado.

 

Este autor no menciona el episodio de Alfonso Enríquez y vincula la Puerta de la Traición con la toma de Badajoz por el rey Juan I pues apunta

 

    “…quebrando la tregua (el rey Juan I) asentada con don Enrique III, hubo á hurto esta ciudad por la    puerta de la Traición que esta cerrada, cerca de la     Nueva de la puente, y prendió al mariscal de Castilla         García Gonzalez de Herrera, y por ello puso á riesgo       de perderse el reino, aunque se sustentaba lo principal         que era el castillo; pero al cabo de tres    años, hecha restitución, año del Señor 1403, se tornó        a poner la tregua…” (1)

 

2. Fray Francisco de Coria (1608).

 

Expone una magnífica descripción del suceso de Alfonso Enríquez pero no aportada datos que permitan situar la puerta.

 

3. Gil González Dávila (1618).

 

Relata con bastante detalle la toma de Badajoz por Alfonso Enríquez

 

    “…el Rey Don Fernando el Segundo, que sucediò à   su padre en el Reyno de Leon, prendió en Vadajoz à Don Alonso Henriquez, Rey de Portugal, que         acometia (faltando à la ley de feudatario) las tierras         del Rey Fernando, viase rico de poder, y gente: llegó       con los pensamientos, y con las obras tambien à     querer ser igual del que antes obedecia: diòle el Rey   la batalla, y venciòle en Vadajoz, quedando el de         Portugal cautivo del Rey Fernando. De esta batalla,         y vitoria he leìdo en un privilegio que tiene la Santa     Iglesia de Astorga en sus Archivos, que dice en la        fecha: Facta Charta eo anno, quo Dominus         famosisimus Rex Ferdinandus victoriosisimè cepit     Regem Portugalesem en Vadalocio. Era 1207. Las         historias dicen que         indignado Don Alonso de que el   Rey de Leon poblaba à Ciudad-Rodrigo, acometió à      Vadajoz: prendiòle, y tratòle no como à prisionero,         sino como à Rey, y deudo…” (2)

 

En el caso del ataque del rey Joao I se limita a repetir las palabras de Rodrigo Dosma

 

“…Don Juan, Maestre de Avis, que se alzó con el Reyno de Portugal, rompiendo la tregua que tenia      hecha con el Rey de Castilla Don Enrique, tomó por         mal trato la Ciudad, entrando por la puerta  que       llaman de la trayción, prendiò al mariscal de Castilla   Garci-Gonzalez de Herrera…” (3)

 

4. Juan Solano de Figueroa (1664)

 

Es el autor que nos proporciona los detalles más útiles para situar la puerta de Alfonso Enríquez

 

“…La puerta por donde intentó salir el Rey de Portugal, en cuio cerrojo se quebró la pierma está çerrada y estaba en quel lienço de muralla que cae   sobre el Rio á las espaldas de la huerta que llaman   del obispo, y era la puerta principal, porque estaban      alli las barcas para el pasaje de guadiana: y en       aquellos tienpos, y mucho después no vuo Puente.         Pero cuando se fabricó por darla mas hermosura la dieron nueua puerta: çerrando la que antes tenia y con auerse çerrado está abierta para dar noticia de         este suçesso…” (4)

 

Por desgracia es más impreciso cuando relata la traición que permitió a Juan I tomar la ciudad

 

“…por vna puerta, que llamaron de la traicion, el     nombre mismo está diçiendo lo que  fue y pasó, pues á no auerla franqueado traidores de su Rey y de su         Patria quiça no vuiera el enemigo logrado esta         fortuna...” (5)

 

En la segunda parte de su obra apunta que en marzo de 1668 se encontró una inscripción en una puerta de la ciudad que llaman de la Coraja. En nuestra opinión está cita nos indica que Solano de Figueroa no identifica la Puerta de la Traición con la Puerta de la Coracha.

 

5. Diego Suárez de Figueroa (1727)

 

Recoge los episodios de Alfonso Enríquez y Joao I aunque los toma del Padre Mariana y Rodrigo Dosma respectivamente (6). La acción de Alfonso Enríquez está narrada con precisión pero no llega a situar la puerta.

 

6. Ascencio de Morales (1754)

 

Este autor escribió su obra en el siglo XVIII pero fue publicada a principios del siglo XX (1908) y se acompañó entonces de notas y comentarios que completaban y aclaraban ciertos aspectos del texto original de Ascencio de Morales. La Comisión de Monumentos, editora de la obra, advirtió de este hecho pero algunos historiadores han tomado las notas como propias de Ascencio de Morales. Por ello es muy interesante diferenciar lo que aparece en el manuscrito de Ascensio de Morales y las notas, con su información adicional, que no aparecían en dicho manuscrito. Así, cuando Ascencio de Morales se ocupó del episodio de Alfonso Enríquez se limitó a “calcar” la versión de Solano de Figueroa en la que no se menciona la Puerta de la Traición (7).

 

En el caso de Juan I señala que el portugués se apoderó de la ciudad con la colaboración de algunos vecinos traidores. Precisamente a este capítulo se le añadió una nota en la que se “aclaraba” que la Puerta de la Traición se encontraba

 

“…cerrada en el Castillo detrás de las Hermitas de Consolación y Rosario, la que presenta salida al río con pretil á su orilla; y por allí se puede ir sin riesgo á las puertas de Mérida y Trinidad alrededor del muro…” (8)

 

Esta nota ha dado pie a muchos equívocos ya que se ha tomado como original de Ascencio de Morales.

 

7. Continuador de la Historia de Juan Solano (segunda mitad del siglo XVIII).

 

Esta obra, de autor anónimo, resulta fundamental para conocer ciertos detalles de la traición de los sargentos (1652) y sobre todo para localizar su correspondiente puerta (9).

 

8. Anónimo (hacia 1785)

 

En una historia anónima de Badajoz, que debemos fechar a finales del siglo XVIII, se repiten los textos de Rodrigo Dosma, Gil González Dávila, Juan Solano de Figueroa, el padre Mariana, etc. (10). Así, en el episodio de Alfonso Enríquez asegura que el rey portugués atacó Badajoz

 

    “…con un numeroso exercito; Noticioso D.        Fernando, del aprieto en que estaba Badajoz pasó â       su defensa, y logró en esta Batalla hacer prisionero       al Rey de Portugal, lo que se halla autentificado en un privilegio que concedio en Astorga, que dice en su    fecha -facta carta eo anno, quos D. famosissimus rex    Ferdinandus victoriosissime fecit Regen         Portugalesen in se redactum im Badaloicio hera       1207- Las historias  quentan que indignado D.     Alonso de que el Rey de Leon poblaba â Ciudad-       Rodrigo acometiçó â Badajoz, en cuia acción tubo el         desastrado paso de ser prisionero…” (11)

 

Posteriormente añade

 

    “…El Maestre de Avís, se alzó con el Reyno de Portugal, romperon la tregua, que tenia echa con el        Reino de Castilla D. Enrrique, tomó por mal trato la    ciudad, y entrando por la puerta que llaman de la     traicion, prendió â D. Garcia Gonzalez de Herrera Mariscal de Castilla…” (12)

 

En otro pasaje de esta obra se incluye un listado con las puertas de Badajoz

 

    “…Sus puertas en especial la de la Trinidad es de las       mas fuertes, mas hermosas, y mas grandes que tiene       la ciudad: la de los Carros, la de la Traición, tapada,       la del Pajarito, la de los Pelambres, de las Palmas,         San Vicente, Piladar, y de Merida, tapada, no tienen        arquitectura memorable…” (13)

 

En este caso consideramos que la Puerta de la Traición que se menciona se corresponde con la Puerta del Alpéndiz.

 

9. Nicolás Díaz y Pérez (1887)

 

Es el primer autor que vincula la Puerta de la Coracha con la Puerta de la Traición y con Alfonso Enríquez (14). Nicolás Díaz apoya su tesis en un plato “encontrado” cerca de la Puerta de la Coracha en el que aparece cincelada la inscripción R.A.º H. ANO MCXLVII que el mismo traduce como Rege Alphonso Enríquez an(n)o 1147 (15). No obstante, Matías R. Martínez nos aclara que la pieza en cuestión fue adquirida por la Comisión de Monumentos que la compró a unos anticuarios ambulantes que posiblemente la habían conseguido en Llerena o Zafra pues de allí procedían otras antigüedades que vendieron a dicha Comisión (16).

 

10. Alberto J. de Thous Moncho (1901)

 

Nos ofrece una de las versiones más “originales” del episodio de Alfonso Enríquez. Este autor hilvana su historia basándose en los relatos de Nicolás Díaz y Pérez, Modesto Lafuente Ferrari y Manuel Henao Muñoz. Como elementos “originales” merecen destacarse dos:

 

-Fernando II sitió la fortaleza conocida hoy por torre de Espantaperros (sic)(17).

-Sobre la fractura de la pierna señala que Alfonso Enríquez en su huida acabó

 

    “…precipitándose desde uno de los ángulos de la      muralla y al chocar contra una roca rompiéndose la      tibia derecha cayendo por consiguiente en poder del     rey de León que al decir de todos los historiadores lo      trató con mucho cariño…” (18)

 

De las puertas no habla nada.

 

11. Matías R. Martínez Martínez (1904)

 

Apunta, refiriéndose a Alfonso Enríquez, lo siguiente

 

    “…La tradición popular ha conservado en Badajoz   recuerdo del descalabro que dentro de sus muros        sufrió Don Alfonso Enríquez, pués á la puerta donde      se rompió la pierna se la ha llamado á través de los siglos Puerta de la Traición. Es la que se encuentra cerrada hace mucho tiempo hácia la parte norte de      la muralla, en frente de la desembocadura del    riachuelo Rivillas o Riverillas en el Guadiana…” (19)

 

Es decir, sitúa el episodio de Alfonso Enríquez en la Puerta de la Coracha.

 

12. José Ramón Mélida (1907-1910)

 

En el Catálogo Monumental de la Provincia de Badajoz (1907-1910) no estudió la Puerta de la Coracha. Por el contrario, se hace eco de la traición que permitió a Juan I tomar Badajoz aunque no vincula el hecho con ninguna puerta y se limita a dar por buenas las palabras de Solano(20).

 

13. Tirso Lozano Rubio (1930)

 

Tras describir con detalle el episodio de Alfonso Enríquez, concluye

 

    “…Al lado norte (de la Alcazaba) estaba la puerta     llamada de la Traición, por haber sido traidoramente      franqueada al rey portugués Alfonso Enríquez, que al       salir por ella precipitadamente por haber sido cogido     entre dos fuegos y chocar contra e cerrojo, se    fracturó la pierna y cayó herido y hecho prisionero         por el leonés Fernando II el año 1169; y una segunda      vez se franqueó al rey don Juan de Portugal año         1389, al romper las treguas acordadas después de la        famosa batalla de Aljubarrota, donde quedó vencido      Juan I de Castilla. Estaba frente a la desembocadura    del riachuelo Rivillas o Riverillas, a las espaldas de     la huerta del Obispo  en el siglo XVII, según Solano,         y a la izquierda el llamado huerto del Manco, hacía        la mitad del siglo XIX (…)

    Más allá, en el lienzo de muralla S.O. se halla otra    puerta tapiada, que debe ser la llamada puerta de la   coraxa porque alli terminaba la calle de la        Coraja…” (21)

 

Es decir, Tirso Lozano vincula la Puerta de la Traición con los episodios de Alfonso Enríquez y Joao I. Respecto a su localización reúne en un único emplazamiento las localizaciones que distintos autores dan para la puerta, es decir, frente a la desembocadura del Rivillas (Romance) y a la espalda de la Huerta del Obispo (Solano de Figueroa). Aunque sus palabras no resulta nada claras parece deducirse que sitúa la puerta a la izquierda de la Huerta del Manco. No obstante en otra ocasión señala que las ermitas de la Consolación y el Rosario estaban junto a la Puerta de la Traición.

 

14. Adelardo Covarsí (1932)

 

Expone en un primer momento la tesis tradicional y sitúa la Puerta de la Traición en el frente norte de la Alcazaba. Después se replantea la cuestión y señala que la Puerta de la Traición no debemos ubicarla en la Alcazaba. Asimismo, resulta curioso comprobar como en esos años se ignoraba la situación de la Puerta de la Coracha o más correctamente se desconocía que la puerta tapiada del frente nombre de la Alcazaba era la Puerta de la Coracha que parecía en las fuentes. En este sentido es sumamente esclarecedor un párrafo en el que señala

 

“…Como en la muralla de la alcazaba, en el sector Noroeste, no existe el menor vestigio de cualquier puerta que pudiera corresponder a la de la Coraja, sospecho que tal vez fuese así conocida la que se llamo de carros, es decir, que de ambos nombres participase la misma puerta en distintas épocas…” (22) 

 

15. Leopoldo Torres Balbás (1938)

 

Elaboró el primer estudio verdaderamente científico sobre la Alcazaba. Como los autores anteriores recogió la tradición que relacionaba al rey Alfonso Enríquez con la puerta que se abría en el frente norte de la Alcazaba. No obstante, descubrió que la puerta que se venía conociendo como Puerta de la Traición era en realidad la vieja puerta de la Coraja o Coracha. Este autor sitúa la puerta de Alfonso Enríquez en la cerca urbana y se mostró partidario de relacionar la Puerta de la Traición, que mencionan Rodrigo Dosma y Solano de Figueroa, con la toma de Badajoz por las tropas del rey Juan I en 1396 (23).

 

16. Fernando Castón (1945)

 

Fernando Castón, al igual que Leopoldo Torres, considera que la Puerta de la Traición recibió este nombre a raíz del episodio de Juan I aunque identificó la Puerta de la Traición con la Puerta de la Coracha.

 

En lo que se refiere a Alfonso Enríquez asegura que debió fracturarse la pierna en una de las puertas de la cerca urbana. Así, con timidez y a media voz apunta que este hecho pudo suceder en la Puerta de Pajaritos (24).

 

17. Arcadio Guerra Guerra (1963)

 

Relacionó la Puerta de la Traición con el rey Juan I y propone situarla en las traseras del palacio de los Calderón donde después se construyó la Puerta Nueva del Río (25). Por otro lado, Arcadio Guerra mantenía que la Puerta del Alpéndiz fue la única puerta de la Alcazaba que en algún momento fue conocida como puerta de la Traición (26).

 

18. Matías Lozano Tejeda (1983)

 

Sigue la tradición que sitúa la Puerta de la Traición en la Alcazaba (Puerta de la Coracha) y haciéndose eco de un texto escrito en 1187 (del que no aporta datos) señala que Alfonso Enríquez hubiese logrado escapar si su caballo no hubiera tropezado contra el cerrojo de la puerta que habia al norte del Castillo por donde intentara escapar (27).

 

         19. Pedro Rubio Merino (1986)

 

        Este autor nos ofrece unas breves palabras sobre la puerta aunque al mismo tiempo resultan de las más coherentes y sensatas. En efecto, Pedro Rubio vincula la Puerta de la Traición con Juan I y además resalta la existencia de puertas de la traición en la mayor parte de las fortificaciones (28).

 

20. Manuel Terrón Albarrán (1991).

 

Es el historiador que ha tratado con mayor rigor documental el asalto de Alfonso Enríquez. Este autor sitúa la fractura de la pierna en una puerta que se abriría junto a la torre que remataba el muro del Alpéndiz (29). En cualquier caso, niega que en la conquista de Alfonso Enríquez mediara una traición y relaciona la Puerta de la Traición con el episodio de Juan I (30).

 

         Como es lógico, las teorías y versiones que hemos visto aparecen recogidas con mayor o menor extensión en otras obras más recientes (31).

 

 

 

NOTAS

 

 

 

1.DOSMA DELGADO, R.: Discursos pátrios de la real ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórica-Extremeña, Imp. de la viuda de Arteaga y Compañía, Badajoz, 1870, pág. 153.

2.GONZÁLEZ DÁVILA, G.: Theatro eclesiástico de la ciudad y Santa Iglesia de Vadajoz, Salamanca, 1618, pág. 20.

3.GONZÁLEZ DÁVILA, G.: Theatro eclesiástico de la ciudad y Santa Iglesia de Vadajoz, op. cit., pág. 36-37.

4.SOLANO DE FIGUEROA, J.: Historia eclesiástica  de la ciudad y obispado de Badajoz, op. cit., 1º-II, Imprenta del Hospicio Provincial, Badajoz, 1929, pág. 32.

5.SOLANO DE FIGUEROA, J.: Historia eclesiástica  de la ciudad y obispado de Badajoz, op. cit., 1º-IV, pág. 123.

6.SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 127. Señala que el episodio de Alfonso Enríquez sucedió en 1180 y toma como referencia la Historia del Padre Mariana. Para el suceso de Joao I se basa en Rodrigo Dosma (SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, op. cit., pág. 131 y ss.).

7.MORALES, A.: Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, Biblioteca del Archivo Extremeño, Tipografía y Librería de Antonio Arqueros, Badajoz, 1908, pp. 116-117.

8.MORALES, A.: Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, op. cit., pp. 205-206 (not. 2).

9.”Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa”, Revista de Estudios Extremeños, Badajoz, pp. 358-559.

10.B.N., Madrid, Ms. 18.260, ff. 76v, 77, 91v y 92.

11.B.N., Madrid, Ms. 18.260, op. cit.

12.B.N., Madrid, Ms. 18.260, op. cit.

13.B.N., Madrid, Ms. 18.260, op. cit., pp. 119y 120.

14.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, Editorial Daniel Cortezo, Barcelona, 1887, pp. 94-96.

15.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pp. 93-96 (not.7).

16.Esta información la recibió Matías R. Martínez de Don Tomás Romero de Castilla que era el máximo responsable de la Comisión de Monumentos. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M. R.: Historia del Reino de Badajoz durante la dominación musulmana, Badajoz, 1904, pp. 237-238 (not.1).

17.DE THOUS MONCHO, A, J.: Badajoz á través de la historia patria: Breve noticia histórica de esta capital y su provincia, La Minerva Extremeña, Badajoz, 1901, pág. 123.

18.DE THOUS MONCHO, A, J.: Badajoz á través de la historia patria: Breve noticia histórica de esta capital y su provincia, op. cit., pág. 124.

19.MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M.R.: Historia del Reino de Badajoz durante la dominación musulmana, Badajoz, 1904, pp. 237-238.

20.MÉLIDA, J.R.: Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz, Ministerio de Instrucción Pública, Vol. II, pp. 91y 92.

21.LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices a la historia del Dr. Mateos, vol. II, Badajoz, 1930, pp. 271-272.

22.COVARSÍ, E.: “Extremadura Artística. Los monumentos histórico-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pág. 24. También se pueden consultar las páginas 21 y 22 (not. 1).

23.TORRES BALBÁS, L.: Paseos Arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pp. 243, 244, 245 (not. 1) y 146; “la alcazaba de almohade de Badajoz”, Al-Andalus, 6, 1941, pp. 189-190 (not. 1).

24.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia  extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Badajoz, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pág. 78.

25.GUERRA GUERRA, A.: “Callejero de la ciudad. Avenida de Joaquín Costa”, B.I.M., 30 (enero–marzo), Excmo. Ayuntamiento de Badajoz, 1963, pág. 53. Esta interesantísima propuesta ha tenido poco éxito en la historiografía local afortunadamente algunos se han mostrado firmes defensores de ella (TEIJEIRO FUENTES, J.: “Badajoz Plaza fuerte”, Frontera, 39, Caja de Ahorros, Badajoz, 199, pág. 22).

26.GUERRA GUERRA, A.: “El Castillo Alcazaba de Badajoz en el siglo XVII” B.I.M., 102 (enero), Excmo. Ayuntamiento de Badajoz, 1986, pág. 31.

27.LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, los Santos de Maimona, 1983, pág. 44.

28.RUBIO MERINO, P.: “Badajoz: Edad Media cristiana (1248-1516)”, Historia de la Baja Extremadura, Vol. I, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Arte, Badajoz, 1986, pp. 657 y 676.

29.En algún momento llega a sugerir que el episodio de Alfonso Enríquez pudo ocurrir en la Puerta de Yelves aunque finalmente se decanta por la puerta situada en los muros del arrabal

TERRÓN ALBARRÁN, M.: Extremadura musulmana. Badajoz (713-1248), Tecnigraf, Badajoz, 1991, pp. 174 (pie de foto), 177, 363 (not. 2885); “El arrabal Oriental de Badajoz”, Alminar, 7, Badajoz, septiembre de 1979, pág. 25.

30.TERRÓN ALBARRÁN, M.: Extremadura musulmana. Badajoz (713-1248), op. cit., pág. 178; “El arrabal Oriental de Badajoz”, op. cit., pág. 25.

31.GONZÁLEZ RODRÍGUEZ. A. Historia de Badajoz, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pp. 93, 95, 105, 106, 179, 211 y 212; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la alcazaba árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pág. 52.

 

 

lunes, 13 de abril de 2009

LOS SARGENTOS TRAIDORES. 1652




Durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) Badajoz se convirtió en la plaza más importante de la frontera. Los portugueses, conscientes de su enorme valor estratégico, intentaron apoderarse de ella en varias ocasiones poniendo en juego una amplia gama de tácticas que incluyeron el asalto por sorpresa y a viva fuerza (1657), el sitio (1658) o la traición. La primera tentativa, de la que tenemos noticia, se remonta al año 1643

“…Supose que por trato se auia querido entregar a badajoz al portugues â que ymbio su exercito por un scriuano de el Ayuntamiento que se llamaua Pedro Pedro (sic) Gallego de quien hizo justicia El Conde de Santisteban y otros complices que tiene presos…” (1)

El fracaso no desanimó a los portugueses y en 1645 valiéndose de los informes que les habían proporcionado varios traidores hicieron otra intentona. Por fortuna el ejército portugués no pudo llegar a Badajoz antes del amanecer y la operación se frustró (2).

El episodio mejor documentado, y que dio nombre a una puerta, ocurrió en 1652. La documentación que existe sobre este suceso, tanto la portuguesa como la castellana, es muy completa y nos permitirá reconstruir una trama que pudo cambiar la historia de Badajoz (3).

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) proliferaron las incursiones para saquear y asolar los recursos del enemigo. El 26 de enero de 1652, cinco soldados castellanos que habían participado en una de estas incursiones fueron hechos prisioneros en el camino que va de Elvas a Juromenha. Durante el cautiverio, uno de ellos, Alonso de Castro (sargento de la compañía del conde de Torrejón), se justificó ante los portugueses alegando que dada su miseria le era forzoso entrar en Portugal a robar. Y fue su miseria la que le llevó también a ofrecerse a los portugueses (4). El sargento declaró que podía entregarles la Alcazaba ya que solía entrar de guardia en este puesto cada cinco noches aunque para ejecutar la operación debía ponerse en contacto con otro sargento amigo suyo. Relató que tanto su compañía como la de su compañero no tenían capitanes y eran ellos los que ponían y quitaban las guardias en el castillo. Según Mateus Rodrigues, un soldado de caballería que nos ha dejado unas magníficas memorias y que tuvo información de este suceso por alguno de sus protagonistas, el sargento llegó incluso a esbozar un plan. En efecto, el sargento se comprometió a retirar los centinelas de un punto de la Alcazaba en el que las murallas eran tan bajas que un hombre podía llegar arriba con sus manos. Por este lugar entrarían 500 ó 600 mosqueteros que se apoderarían de la Alcazaba. Después terraplenarían la puerta que daba a la ciudad (Puerta del Capitel). Al día siguiente, al amanecer, el ejército portugués se presentaría ante las murallas de Badajoz y la ciudad no podría resistirse pues la artillería del castillo domina al resto de la ciudad y en el castillo se encontraba, además de la mejor artillería, los almacenes de armas, municiones y pertrechos de la guerra (5).

Las palabras de Mateus Rodrigues seguramente son fruto de su invención pero se ajustan muy bien a lo que debió ser el plan para tomar Badajoz.

Como quiera que se desarrollase el ofrecimiento del sargento, lo cierto es que la propuesta interesó a los portugueses hasta el punto que el propio Maestre de Campo General del ejército portugués (Joao da Costa) coordinó la operación aunque fue Joao Leite quien llevó el peso de la misma.

Una vez concertado el acuerdo, se fingió la huida del sargento que se presentó en Badajoz con dos burros como si fuesen fruto del pillaje en tierra portuguesa. Asimismo, el sargento recibió una primera paga y concertó una cita con Joao Leite para inspeccionar al castillo. La cita se fijó para la noche del día 5 al 6 de febrero.

Una vez en Badajoz, el traidor convenció a su amigo para entrar en el “negocio”. En unos documentos este sargento aparece como Cristóbal Ferrer y en otros como Alejandro Pérez. Para evitar posibles equívocos los identificaremos por su lugar de procedencia. Así, el primero será el sargento gallego (Alonso de Castro) y el segundo el sargento flamenco pues había nacido en Cambrai (Alejandro Pérez o Cristóbal Ferrer).

En tanto se presentaba la ocasión para materializar la traición los sargentos trabajaron como espías y periódicamente el sargento flamenco se desplazaba hasta Olivenza para informar a los portugueses pues este sargento era

“…tan ligero de pies, que dándole el nombre, salia por la barbacana que hace al castillo á la Coraja, y daba avisos al enemigo muy á su salvo, y volvía antes que fuese de día…” (6)

Según Mateus Rodrigues, Joao da Costa (Maestre de Campo General de ejército portugués) ordenó a Joao Dias de Matos, un furriel de Olivenza, que entrase en Badajoz y se pusiese en contacto con los sargentos. Mateus Rodrigues cuenta que fue el propio Joao Dias quien le relató lo sucedido. De este episodio no sabemos su fecha, en realidad, ni siquiera podemos certificar que sucediese. Según Mateus Rodrigues, fue el propio Joao Dias quien le contó el suceso. Sabemos también que estas visitas no eran excepcionales pues antes del intento de 1645 visitó Badajoz un sargento y después un criado de Joao de Saldanha para inspeccionar las fortificaciones y los lugares por los que habían de asaltar la ciudad. Por lo que se refiere a la fecha, debemos suponer que la visita, caso de producirse, se hizo antes de la visita que haría el día 5 Joao Leite.

Joao Dies no se dirigió directamente a Badajoz sino que desde Olivenza se encaminó a la Albuera para emboscarse en un olivar en la Florida (paraje situado a la salida de la Albuera en dirección a Badajoz). Después se dirigió a Badajoz y al caer la tarde (al toque de oración) entró en la ciudad por la Puerta de la Trinidad. Para no levantar sospechas montaba un caballo castellano, herrado a la española, con silla, armas y todos los arreos castellanos. Una vez dentro fue a buscar al sargento gallego y estuvieron juntos toda la tarde; cuando cerró la noche, fueron a ver como el sargento flamenco rondaba las murallas del castillo, los almacenes, etc. (7)

No obstante, la visita más importante fue la que hizo Joao Leite que había concertado con el sargento gallego un encuentro para inspeccionar la Alcazaba. Joao Leite salió de Elvas el día 5, cruzó el Guadiana por Malpica de Castilla y allí se reunió con un guía y un ingeniero (el capitán Aguilar). Cuando cerró la noche, el guía les condujo hasta un molino situado en el Rivillas en cuyo interior esperaba el sargento flamenco. El sargento, que estaba de guardia en el castillo aquella noche, había salido fuera con el pretexto de robar un carnero a unos pastores que dormían cerca de allí. Tras la entrevista, el sargento, Joao Leite y el ingeniero se encaminaron al castillo hasta llegar

“…hua meia lua que fecha por huma e outra parte na murralha do Castello, que tera 18 ou 20 palmos ao mais de alto a esta meia lua sae Huma porta do Castello que fica de noite somente ferrolhada porque a meia lua nao ten saida pera a campanha e essa he a causa. Chegou o sargento que me guiaba diante a meia lua a onde estaua outro sargento con dois soldados que alli hauia de sentinela…” (8)

En la media luna estaba de guardia el sargento gallego con dos soldados. Para no levantar sospechas, el sargento flamenco dijo a los soldados de guardia que los dos hombres que le acompañaban eran amigos suyos que también estaban intentando robar a los pastores y se habían quedado fuera cuando cerraron las puertas de la ciudad. Los soldados no sospecharon y el sargento gallego les acercó un chuzo para que agarrados a él escalasen la media luna. Una vez dentro de la media luna, el sargento abrió u postigo da porta que estaua cerrado, e entramos no Castello.

Los portugueses, en compañía del sargento, recorrieron el castillo y estudiaron concienzudamente sus defensas (muralla, artillería, almacenes de municiones y suministros, tren de artillería e onde morauao os Almoxarifes que tem as chaues dos armece). Asimismo, el sargento detalló a los portugueses la posición y número de guardias y las características del castillo

“…O castello tem so huma porta que sae pera a Cidade (Puerta del Capitel) e a companha que entra de guarda todas as noites ten cuidado de a fechar as noue a noite, e abrir pella menhan o que tudo uimos mui de uagar por estar hum dos sargentos esta noite de guarda…”(9)

Cuando completaron la inspección volvieron a salir por la misma puerta por la que habían entrado y utilizando la misma patraña uer se os pastores dormiao para lhes hurtar o carneiro. Algunas fuentes apuntan que los portugueses también consiguieron un molde de cera de las llaves del castillo y de la Puerta de la Trinidad (10).

La visita confirmó a Joao Leite que la operación podía realizarse y Joao Costa ordenó entonces poner en marcha la segunda fase del plan. En primer lugar, y como el Guadiana no se podía vadear, se construyeron varias barcas en Juromenha. Asimismo, se aprestaron los efectivos que debían movilizarse para entrar en el castillo.

El Real Ejército de Extremadura conoció pronto estos movimientos pero no llegó a descubrir cual era el objetivo de los portugueses. Se hicieron prisioneros para obtener información, pero todo fue en vano.

Mientras tanto, Joao Leite concertó una nueva entrevista con los sargentos para la noche del 13 al 14 de marzo pues temía que estuvieran haciendo un doble juego. En la reunión, Joao Leite acordó una nueva visita al castillo para la noche del 21 con objeto de verificar e inspeccionar ciertos detalles que no pudo apreciar en la visita anterior. En realidad, ese era el día que había elegido para llevar cabo la operación pero no se fiaba de los sargentos.

El 19 de marzo Joao da Costa movilizó las tropas de Elvas que debían participar en la operación. Esas tropas debían partir para Olivenza el día 20 y en esta localidad se reunirían con otras fuerzas procedentes de Estremoz, Moura, Serpa y Monsaraz.

El 21 de marzo se pondrían en marcha. La fuerza de vanguardia, formada por 500 soldados escogidos y perfectamente abastecidos y equipados, estaría al mando de Joao Leite. Tras la vanguardia marcharía el resto de la fuerza al mando de Joao da Costa.

Los sargentos, que no estaban al tanto de los planes portugueses, acordaron encontrase con Joao Leite en el mismo molino pero en esta ocasión Joao Leite llegaría acompañado de cinco o seis hombres que apresarían al sargento si se negaba a colaborar. Después se apoderarían de la media luna y darían paso a los 500 de la vanguardia para apoderarse del castillo y la ciudad. En el peor de los casos, Joao Leite suponía que podrían resistir en el castillo al menos 20 días pues, es una fortificación que domina las demás y

“…fechado por si com m. boas muralhas e dentro m. biscouto e municoens e fora delle nao tinha o enemigo (castellanos)…” (11)

En la Relación de los hechos que fue impresa en Sevilla en 1652 se expone una versión distinta de las operaciones pues se apunta que los sargentos facilitarían la entrada de 300 portugueses que desarmarían a los guardias de la media luna de la media luna y a la guardia que tenían los irlandeses en el Matadero. Otra parte entraría por la Puerta de Santa Marina y la caballería por la Puerta de la Trinidad. Una vez apoderados de esta puerta entrarían 1000 infantes y 500 caballos.

El día 19, cuando todo estaba dispuesto, los portugueses apresaron a dos rapaces cerca de Campomayor que les informaron de la llegada a Badajoz de un fuerte contingente de caballería. Ante la sospecha de que los sargentos hubieran sido descubiertos se aplazó la operación.

En realidad, las tropas habían llegado para reforzar la guarnición pues se sospechaba que los portugueses estaban preparando una incursión aunque se desconocían sus planes.

Este contratiempo no desanimó a los portugueses que volvieron a concertar una nueva cita con los sargentos. En efecto, tras suspenderse el encuentro del 21 de marzo, Joao Leite concertó una nueva entrevista con el sargento en la que se acordó que la visita prevista para la noche del 21 se realizaría la noche del Domingo de Pascua.

No obstante, el sargento gallego, el traidor que había dado pie a toda esta trama, no pudo aguantar la tensión de la espera

“…temendo q. se uvesse a descubris o negocio dijo a sua amiga q. andaua metido em hum trato q. nao lhe podia durar muito a vida pello que se queria yr terra dentro, e a quis persuadir q. foie em sua companha o que elle nao quis faser e assentarao q. a mandaria buscar…” (12)

La huida del sargento gallego precipitó los acontecimientos. Sobre el desenlace de la historia hay varias versiones:

-Joao Leite señala que la amante del sargento gallego (Catalina García) mantuvo una fuerte disputa con la amante del sargento flamenco (Isabel Sánchez). La disputa se produjo una semana después de huir el sargento gallego y resultó crucial ya que poco después Catalina García informó a las autoridades que el sargento flamenco solía ir a Portugal y aunque no traía botín no le faltaba dinero.
-Mateus Rodrigues apunta que la riña fue entre el sargento y su amante.
-La Relación y los documentos del interrogatorio al sargento flamenco indican que fue una disputa entre los sargentos. En efecto, el sargento flamenco, según expresa en su confesión, pasaba mucho tiempo en casa de Catalina García, amante del sargento gallego, y aunque eran tres consumiendo al final las cuentas las saldaban entre dos. Esto no agradaba al sargento flamenco que se sentía engañado. El sargento gallego temió que su amigo le denunciase y decidió huir.

Como quiera que fuese, la denuncia alertó a las autoridades militares que desde ese momento vigilaron los pasos del sargento flamenco. Este no debió percibir nada pues en una nueva entrevista aseguró a los portugueses que podía seguir adelante con el negocio solo ya que entraba y salía del castillo siempre que quería y era muy conocido y apreciado por sus soldados.

Pese al interés del sargento la operación no llegó a concretarse pues fue detenido en casa de su amante. En el registro de la casa encontraron cien monedas (patacas) y el sargento acabó confesándolo todo (13).

Las fuentes vuelven a distanciarse en el final de la historia pues en la Relación se apunta que el sargento flamenco fue detenido en el convento de San Gabriel. Sometido a tormento terminó confesándolo todo. Condenado a muerte fue ahorcado y descuartizado como escarmiento. El sargento gallego, que había huido, fue apresado en Salamanca y conducido después a la ciudad donde sería ajusticiado (14).

Mateus Rodrigues señala que el sargento flamenco fue detenido, interrogado/torturado y ahorcado. El sargento gallego fue apresado y durante un tiempo se intentó que denunciase a los contactos que servían de enlace con Joao Leite.


Fig. 1. Fachada exterior de la Puerta del Alpéndiz


Fig.2 Fachada interior de la Puerta del Alpéndiz

Hasta aquí la historia de la traición pero pasemos a la puerta en la que debía materializarse la traición. Para ello veamos lo que se dice en la Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa ofrece la versión de los hechos que mas nos interesa

“…En el mes de Abril de 1652, Libró Dios esta Ciudad de una de las mayores aflicciones (…). Dos sargentos de ella, tenían inteligencia secreta con los enemigos (…) ofrecieron entregar la Plaza por la puerta que está hoy cerrada en el Castillo, detrás de Calatrava, que se llamaba en lo antiguo la Puerta de el Apendis, y hoy de la Traición: Este trato lo tenían muy adelantado: y en fe de él les habían enviado cierta porción de dinero (…) Aquella noche que fue la de 2 de Abril, se fueron a casa de una pobre muger de las del mundo, en ella se asieron de palabras sobre el dinero, y con esta ocasión llegó la pobre muger a entender la mala intención, y trato de sus huéspedes: y habiéndola dejado, al punto se fue a dar parte del General de lo que había entendido: Luego los mandó prender…” (15)

Es decir, a raíz de los sucesos del año 1652 la puerta que se llamaba en lo antiguo Puerta del Alpéndiz pasó a conocerse como la Puerta de la Traición.


Fig. 3. Portillo situado junto a la Puerta del Alpéndiz.

La coincidencia entre las puerta de la Traición y Alpéndiz parece clara pero antes de concluir creemos necesario hacer algunas precisiones. En efecto, debemos señalar en primer lugar que en el Cabildo Municipal del día 5 de enero las autoridades municipales acordaron cerrar la Puerta del Alpéndiz. La orden no se demoró pues en el Cabildo Municipal el 26 de enero se recoge el pago a Francisco Hernández Manzano por auer tapado la puerta del alpendiz que esta en el castillo. Es decir, la puerta estaba cerrada cuando sucedieron los hechos y por tanto cabría preguntarse como era posible entrar y salir por ella. En segundo lugar debemos tener muy presente que junto a la Puerta del Alpendiz se abre otra que también daba acceso a la media luna y en el plano de Badajoz del Krigsarkivet esta segunda puerta aparece identificada como Puerte del alpendis que esta serrada (19). Si tomamos esta cita en su sentido literal podríamos pensar que el autor de la Continuación de la Historia de Juan Solano de Figueroa pudo referirse a ella y no a la puerta musulmana (Puerta del Alpéndiz).

La hipótesis parece atractiva pero no la consideramos acertada ya que la única puerta que estaba tapada cuando el autor escribió su obra era la Puerta del Alpendiz. En efecto, tras construirse el semibaluarte de San Antonio el paso por la puerta quedó cortado. Como veremos más adelante, la otra puerta estaba en uso. Por otro lado, hemos de señalar que Puerta del Alpéndiz estaba cerrada cuando sucedieron los hechos pero debió permanecer en uso el postigo de una de sus hojas. En efecto, en el relato de Joao Leite se menciona un postigo por el que era posible pasar desde la media luna a la Alcazaba. Seguramente el postigo era de uso exclusivamente militar y destinado a la entrada y salida de los guardias. Finalmente el plano del Krigsarkivet, que es el único documento que pudiera servir de base para refutar la hipótesis que mantenemos, ofrece en este asunto información contradictoria. En efecto, en la planta del plano observamos que la puerta situada junto a la Puerta del Alpéndiz está abierta, por el contrario, en la leyenda del mismo se apunta que esta serrada. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción entre la planta y la leyenda?. Creemos que la leyenda del plano no hace referencia al portillo que parece marcado en la planta sino a la vieja Puerta del Alpéndiz, es decir, no hay correspondencia entre la leyenda y la planta. En un segundo plano de Badajoz, conservado como el anterior en el Archivo Militar de Estocolmo, se vuelve a señalar la Puerta del Alpéndiz pero tampoco este documento es definitivo (20).

El nuevo nombre (Puerta de la Traición) caló rápidamente entre los badajocenses pues los documentos de la época lo recogen en varias ocasiones. Así, entre los puestos de guardia que el ingeniero Francisco Domingo se comprometió a reparar el 12 de agosto de 1665 se encontraba uno situado junto a la puerta de la traicion (16). En los cabildos municipales celebrados el 11 de enero y el 4 de febrero de 1677 se refieren a ella como Puerta de la Traición (17). Asimismo, Luis de Venegas (8 de julio de 1677) identifica al baluarte que se situaba delante de la Puerta del Alpéndiz como baluarte de la Puerta de la Traición (18).

Para concluir, volvemos a repetir que la Continuación de la historia que escribió D. Juan Solano de Figueroa deja claro, meridianamente claro, que la Puerta de la Traición es la puerta que se llamaba en lo antiguo, la Puerta de el Apendis. Esta tesis se ve reforzada con otros documentos. Especialmente interesante es el acta del Cabildo Municipal del 11 de enero de 1677. En este cabildo se propuso reparar el portillo q. cae a la puerta de la traicion (21). Parece razonable suponer que el portillo citado se corresponde con la entrada situada junto a la Puerta del Alpéndiz (Puerta de la Traición). Esperemos que nuevos datos, o una lectura más perspicaz de los existentes, puedan cerrar definitivamente este asunto.



NOTAS

1.B.N., Madrid, Ms. 6.777, fol. 37v.
2.B.N., Madrid, Ms. 8.187, ff. 36-37v.
3.Los documentos disponibles para reconstruir este suceso son escasos pero de excelente calidad.
-El relato más popular es el que aparece en la continuación de la historia del canónigo D. Juan Solano de Figueroa (”Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa”, Revista de Estudios Extremeños, Badajoz, pp. 358-559)
-Relación en la que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habian maquinado hacer en la ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los portugueses el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652.
-Relaçao da facçao que se intentou contra Badajos o anno de 652 por Joao Leite. El documento está redactado por Joao Leite uno de los protagonistas de los hechos (Códice 1459, B.N., Lisboa, ff. 98-101). El estudio de este manuscrito ha sido posible gracias a la amable colaboración del Doctor António Paulo David Duarte. El documento fue publicado por el Coronel Horacio Madureira (MADUREIRA DOS SANTOS, H.: Cartas e outros documentos da época da Guerra da Aclamaçao, Lisboa, Estado-Maior do Exército, 1973, pp. 179-184). Se puede consultar también la síntesis del mismo que hizo Fernando Cortés (CORTÉS CORTÉS, F.: “Dos manuscritos portugueses con noticias sobre el Real Ejército de Extremadura (1640-1668) en la Biblioteca Nacional de Lisboa”, Revista de Estudios Extremeños, XLIII-1, Badajoz, 1987, pp. 226-227).
-Manuscrito de Matheus Roiz. El relato es interesantísimo pues Mateus Rodrigues fue un soldado de caballería contemporáneo a los hechos y tuvo información del caso por alguno de sus protagonistas (BGUC, Cod. 3062, copia mecanografiada y paginada por la paleógrafa D. María Vaz Pereira, Lisboa, Arquivo Histórico Militar, 1952 (81ª div., 2ª secç., cx., 3. nº2). El acceso a este material sólo ha sido posible gracias a Don Jorge Penim de Freitas.
-Juan Antonio Carro del Corral ha descubierto en el Archivo General de Simancas la documentación relativa a los interrogatorios del sumario (A.G.S., Guerra Moderna, Leg. 1822).
-El último trabajo sobre este episodio es obra Joao Penim de Freitas que en su magnífico blog Guerra da Restauraçao lo ha desarrollado en seis entradas. Esta es una magnífica oportunidad para recomendar este blog que en mi opinión, modesta opinión, no es uno de los mejores sino el mejor de todos cuantos conozco sobre la Guerra de la Restauración y en general sobre los aspectos militares de esa época en Portugal.
4.El sargento traidor tenía un historial poco lucido pues ya había sido encarcelado por haber liberado a un oficial que estaba preso. Cuando cumplió condena, consiguió licencia del General de la Artillería para entrar a pie en Portugal con objeto de conseguir algún botín con el que remediar su penuria (Relación en la que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habian maquinado hacer en la ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los portugueses el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652).
5.Manuscrito de Matheus Roiz, op. cit., pp. 244-246.
6.Relación en la que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habian maquinado hacer en la ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los portugueses el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652.
7.Manuscrito de Matheus Roiz, op. cit., pp. 250-252.
8.B.N., Lisboa, Códice 1.456, fol. 99.
9.B.N., Lisboa, Códice 1.456, fol. 99v.
10.Relación en la que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habian maquinado hacer en la ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los portugueses el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652.
11.B.N., Lisboa, Códice 1.456, fol. 100v.
12.B.N., Lisboa, Códice 1.456, fol. 101.
13.B.N., Lisboa, Códice 1.456, fol. 102.
14.Relación en la que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habian maquinado hacer en la ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los portugueses el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652.
15.“Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa”, op. cit., pp. 358-559
16.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196.
17.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 11 de enero y 4 de febrero de 1677, ff. 2 y 10.
18.Informe de Don Luis de Venegas, I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XXVIII, ff. 145v-146.
19.El hallazgo de los planos de Badajoz que se custodian en el Archivo Militar de Estocolmo ha sido uno de los descubrimientos documentales más importantes de los últimos años (SÁNCHEZ RUBIO, C.M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).
20.SÁNCHEZ RUBIO, C.M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, op. cit. pág. 37.
21.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 11 de enero de 1677, fol. 2.