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domingo, 18 de enero de 2009

PUERTAS DEL RÍO/PAJARITOS


Es posible que la muralla de Badajoz llegase a contar con tres puertas llamadas del Río. La primera referencia a una de ellas se remonta al año 1396 cuando el rey portugués D. Joao se apoderó de Badajoz valiéndose de los servicios de un traidor que le facilitó el acceso a la ciudad por la porta do rio da cerqua velha. Por este motivo la Puerta del Río pasó a ser conocida como la Puerta de la Traición. Sabemos que estaba cerca de la Puerta de Palmas aunque no podemos precisar su emplazamiento exacto. Cuando estudiemos las puertas de la Traición retomaremos este asunto.

En la documentación de los siglos XVI y XVII volvemos a encontrar numerosas referencias a una Puerta del Río que en nuestra opinión no coincide con la anterior Puerta del Río o de la Traición. Asimismo podemos certificar que en los siglos XVI y XVII la Puerta del Río se abría frente a la confluencia de las calles de San Atón, Morales y Porrinas (1).

A mediados del siglo XVIII se abrió una tercera puerta con el nombre del Río cuyo emplazamiento viene a coincidir con el que ocupó la primera Puerta del Río o de la Traición. Algunos autores la han denominado Nueva o de Carros dando pie a equívocos con la Puerta de Carros de la Alcazaba.

En este capítulo nos ocuparemos de la segunda, es decir, la que viene a coincidir, aproximadamente, con la actual Puerta de Pajaritos.

No estamos incondiciones de establecer su antigüedad y este asunto sólo podemos apuntar que el documento más antiguo que la menciona está fechado el 31 de diciembre de 1538 aunque debemos suponer que a media que avance la investigación aparecerá también en documentos más antiguos.

Debió ser una de las puertas más importantes de ciudad hasta que la construcción del puente y la puerta de Palmas la relegaron a un papel más secundario. Carecemos de datos firmes en los que asentar esta hipótesis pero si repasamos las medidas que adoptaban las autoridades municipales con motivo de la peste tenemos la impresión de que la puerta fue perdiendo importancia desde finales del siglo XVI y sobre todo a lo largo del siglo XVII. En efecto, cuando la ciudad sentía la amenaza de la peste las autoridades municipales ordenaban cerrar la mayor parte de las puertas y reparar las zonas arruinadas de la muralla (brechas o portillos). Con estas medidas se procuró impedir la entrada de apestados en la ciudad. Así, el 24 de julio de 1598 el Cabildo Municipal, considerando el mal estado de las murallas, ordenó tapiar los tramos caídos de la cerca (brechas o portillos) y cerrar varias entradas (sólo deberían permanecer abiertas las puertas de Mérida, Trinidad, Santa Marina y Palmas) (2). El 24 de noviembre del mismo año las autoridades vuelven a insistir en el mismo asunto pero el listado de puertas cambia. En esta ocasión se ordenaba mantener abiertas las puertas de la Trinidad, Santa Marina, Pelambres y del Río que dicen de la calle de morales (3).

El 16 de octubre de 1630 se informaba al Cabildo de otro brote de peste y de nuevo se ordenó reparar la muralla y cerrar todos los accesos a la ciudad salvo las puertas de Palmas y la Trinidad. La Puerta del Río fue tapiada aunque en el Cabildo Municipal del día 10 de enero de 1631 se solicitó su reapertura

“…el señor corregidor dio noticia a esta ciud. de un auto que antes de agora su mg. tiene probido para que no anden barcos en la tabla del rrio de guadiana desde la puerta de la coraxa hasta las acenas y que todos los dias a la oracion se su junten a los arcos de la puente e no salgan de alli hasta salido el sol y que se va excentuando con que cesa el ynconveniente de poder entrar ninguna persona forastera por la puerta del rio questa tapada por el temor de peste caussada en milan y ansi mismo si se abriese se seguira utilidad a esta ciud. por proueexe por aquella parte de agua del rrio de guadiana a menos costa sobre que su md tiene preuenido para que se abra y cada carga de agua se venda todos los dias a seis mr. no mas…” (4)

El texto anterior es interesantísimo por varios motivos:

-En primer lugar deja claro que las puertas de la Coracha y del Río son dos puertas distintas. Este detalle es muy importante pues muchos autores han considerado que eran dos denominaciones distintas de una misma puerta (ver capítulo dedicado a la Puerta de la Coracha).
-Parece intuirse que la Puerta del Río era la que utilizaban los aguadores y quizá los barqueros. Posiblemente los aguadores se abastecían en la fuente de Mafra (construida en 1545 entre el Guadiana y la muralla contigua a la Puerta de Pelambres).
-En la tabla del Guadiana comprendida entre la Puerta de la Coracha y las Aceñas los barcos no podían navegar desde la caída de la tarde hasta la madrugada. En este tiempo los barcos debían amarrase en los arcos del puente. No sabemos si esta limitación de la navegación era extensiva a otras tablas del Guadiana o sólo se aplicaba a esta que es, precisamente, la que comprende la circunvalación de las murallas de la ciudad. Es decir, no debemos descartar que la prohibición de la navegación nocturna estuviese vinculada, al menos en origen, con la seguridad de la ciudad.

A medida que avanza el siglo XVII la Puerta del Río va a cambiar su nombre por el de Puerta de Nuestra Señora del Pajarito (5). El cambio de nombre no es exclusivo de la Puerta del Río/Pajaritos si bien en este caso no acertamos a adivinar que motivó la mudanza (6).

Cuando se inició la Guerra de la Restauración (1640) fue cerrada al tránsito pero en sus inmediaciones se construyó un puesto de guardia. La primera referencia documental a dicho puesto aparece en el Cabildo Municipal del día 5 de noviembre de 1646. En 1665 Francisco Domingo reparó el tejado del citado cuerpo de guardia.

No contamos con muchos datos para seguir la evolución de la puerta a lo largo de la segunda mitad del siglo XVII pero gracias al plano del Krigsarkivet (fig. 1) y a la vista de Badajoz de Israel Silvestre (fig. 2) conocemos con bastante precisión tanto su estructura como la fachada exterior.

Fig. 1. Plano del Krigsarkivet (mediados del siglo XVII). La Puerta de Pajaritos aparece marcada con la letra O. SÁNCHEZ RUBIO, C. M; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).




Fig. 2. Vista de Israel Silvestre (finales del siglo XVII). B.N., Madrid, ER.2974/154

La puerta del Río/Pajaritos se abría en una torre emplazada en una cota ligeramente más elevada que su entorno inmediato (fig. 2). Esta pequeña diferencia de cota era fundamental si tenemos presente las crecidas del Guadiana. En cualquier caso, no descartamos que contase con algún elemento para contrarrestar las riadas. Por ejemplo, Antonio José Albardonedo Freire señala que las puertas de la cerca de Sevilla que daban al Guadalquivir tras la reforma de Abu Yaqub (1170) estuvieron un acceso en rampa para preservarlas de las inundaciones.

La torre se levantaba frente a las calles Alta (San Atón), Morales y Porrinas. El plano de Badajoz del Krigsarkivet (mediados del siglo XVII) nos muestra que la torre estaba abierta por la gola, es decir, el lado de la torre que miraba a la ciudad carecía de muro (fig. 1). Torres de este tipo, abiertas por la gola, eran frecuentes en las murallas urbanas aunque no podemos asegurar que el plano sea totalmente fiel al modelo original ya que la Torre de los Ahorcados y varios cubos adosados a la muralla de la Alcazaba aparecen también abiertos por la gola cuando en realidad estaban cerrados.

La torre estaba cubierta con un tejado a dos aguas que debía cubrir una dependencia de la que ignoramos su función (residencial, militar, religiosa, etc.) (fig. 2).

En la vista de Israel Silvestre observamos que la puerta presentaba una flecha desproporcionada en relación a su luz y el camino que conducía a ella contaba con pretiles en el tramo inmediato a la portada (fig. 2). Dichos pretiles pudieron construirse a mediados del siglo XVII ya que no aparecen en el primer plano del Krigsarkivet pero si en el segundo. De estos pretiles, el situado a la derecha seguramente protegía la calzada contigua a la puerta de modo que en caso de riada el agua no la arrastrase. Por último debemos suponer que en la fachada interior de la puerta se encontraría una imagen de la Virgen. Dicha imagen podría estar expuesta en una hornacina situaba sobre la rosca del arco de la puerta o en una pequeña capilla que pudo disponerse en la dependencia superior de la torre.

Fig. 3. Sello de la ciudad en el que se aprecia en primer lugar el río. Sigue la muralla en la que podemos adivinar una posible puerta-torre. En el interior de la ciudad se levantan dos edificios interesantísimos (TERRÓN ALBARRÁN, M (Dir): Historia de la Baja Extremadura, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, GRAFISUR, Badajoz, 1996, pág. 634).


Fig. 4. Vista de Badajoz (Convento de las Descalzas, Badajoz).

La Puerta del Río/Pajaritos no es la única puerta-torre de Badajoz. La más antigua aparece en el primitivo sello de la ciudad (donación de los lugares de Ouguela, Campomayor, Albalade y Valdesolaz, 20 de mayo de 1255) (fig. 3). Mucho más reciente es la puerta torre que aparece en las pinturas de las Descalzas (fig. 4). En ambos casos la puerta torre estaba situada frente a un río (Rivillas o Guadiana).

Fig. 5. Puerta-torre de la Coracha. Vista de Israel Silvestre (B.N., Madrid, ER.2974/154).

Fig. 6. Vista de Dequevauviller (Visiones de Badajoz, Feria del Libro 1997, Ayuntamiento de Badajoz y Unión de Bibliófilos, TECNIGRAF, Badajoz 1997).

Otras puertas torre las tenemos mejor documentadas. Entre estas últimas destacan la que remataba la coracha oriental de la Alcazaba, que debió construirse a mediados del siglo XVII, y la Puerta de Pelambres que tras varias reformas adoptó la morfología de puerta torre (fig. 5 y 6 respectivamente).

Fig. 7. Plano de Francisco Domingo. 1679 (I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XXVIII, fol.179).



Fig. 8. Plano de Juan Muñoz Ruesta, 1698 (I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XXVIII, fol. 226).

El plano de Francisco Domingo (1679) nos sigue mostrando la torre en la que se abría la puerta (fig. 7) mientras que en el plano de Juan Muñoz Ruesta (1698) la torre ya no aparece (fig. 8).

Fig. 9. Plano anónimo de Badajoz, 1704 (TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pág. 94).

Fig. 10. Plano Massé (TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pág. 102).


Los planos de comienzos del siglo XVIII siguen sin mostrar la torre (anónimo de Badajoz, 1704 y Atlas Massé) (fig. 9 y 10 respectivamente). Es decir, la torre desapareció entre los años 1679 y 1698. En este periodo las obras de mayor envergadura se realizaron en 1688. Ese año se construyeron 200 varas de cimientos en las murallas comprendidas entre las puertas de Pelambres y Pajaritos y 50 tapias de hormigón en el tramo comprendido entre la Puerta de Pajaritos y Alcazaba (7). Es posible que en el curso de estas reformas, o poco después, se alterase la estructura de la puerta. A nuestro juicio la “desaparición” de la torre puede responder a dos supuestos:

-Con motivo de las obras se demolió la torre. En este supuesto la actual Puerta de Pajaritos estaría retranqueada respecto a la vieja puerta del Río/Pajaritos. Es decir, la actual Puerta de Pajaritos heredó el nombre de la vieja puerta pero no se levantaría exactamente en el mismo emplazamiento de la vieja Puerta del Río/Pajaritos que venimos estudiando.
-La torre y la puerta fueron incorporadas al nuevo muro de modo que no se aprecian en planta. En este caso la puerta actual se correspondería con la vieja puerta del Río/Pajaritos.

En principio, y en función únicamente de los planos de Francisco Domingo y Juan Muñoz Ruesta, parece intuirse que la torre fue derribada mientras que las cortinas colaterales mantuvieron el mismo trazado en forma de ángulo ligeramente entrante. Desgraciadamente no estamos en condiciones de dar una respuesta satisfactoria a este asunto. En cualquier caso, y con independencia del destino final de la torre, la Puerta de Pajaritos siguió existiendo aunque no podamos determinar si la que ha llegado hasta hoy es la vieja puerta del Río/Pajaritos o se construyó una nueva.

La “desaparición” de la torre también puede estar en relación con la disputa que en esos años mantuvieron las autoridades municipales y militares sobre el número y distribución de las puertas que debían abrirse en el nuevo conjunto amurallado de la ciudad. En efecto, la autoridad militar consideró conveniente reducir el número de puertas del circuito amurallado de la ciudad. Por el contrario, las autoridades municipales batallaron para conseguir mantener abiertas todas las puertas de las que tradicionalmente venían sirviéndose los vecinos. Así, en las murallas que bordean el Rivillas, el Capitán General era partidario de abrir una sola puerta (Puerta de la Trinidad), por el contrario, el Cabildo Municipal deseaba abrir otra más (la actual Puerta de Mérida). Ante la negativa del Capitán General, las autoridades municipales no dudaron en recurrir a la Corona para defender su propuesta. Un caso similar debió plantearse con las puertas que daban al Guadiana (Pajaritos, Pelambres y Palmas). La documentación sobre este asunto es muy fragmentaria y la hipótesis que expondremos se fundamenta en retazos documentales y por tanto su fiabilidad es cuestionable. Veamos algunos hitos de esta polémica en lo que la puerta del Río/Pajaritos se refiere.

En primer lugar, en un informe del ingeniero militar de la plaza, fechado entre finales de noviembre de 1689 y comienzos de enero de 1690, se apunta que de las cinco puertas de la ciudad sólo dos daban al Guadiana. Parece evidente que una de ellas era la Puerta de Palmas pero no podemos determinar el nombre de la segunda (¿Pajaritos?, ¿Pelambres?). La decisión de mantener abiertas sólo dos puertas debió tomarla la autoridad militar pues las autoridades municipales protestaron y pidieron la intervención de la Corona que, en esta ocasión, dio la razón al Capitán General. En efecto, en una Real Cédula, fechada el 7 de julio de 1691, el Rey resolvió que se dejase abierta sólo una de las puertas que comunicaban con el Guadiana. El documento real se leyó en el Cabildo Municipal del día 9 de agosto de 1691 y el 30 del mismo mes las autoridades municipales acordaron, como no podía ser de otra forma, mantener abierta sólo una puerta. Si nos ceñimos a la literalidad de los documentos parece un paso atrás, es decir, las dos puertas que permanecían abiertas en 1690 se reducen a una a raíz de la Cédula Real de1691. A nuestro juicio esto no debió suceder así y es muy posible que las autoridades municipales solicitasen que además de la Puerta de Palmas, de cuya utilidad nadie dudaba, se mantuvieran abiertas también las puertas de Pelambres y Pajaritos. Ante esta demanda la Corona respondió que sólo una de ellas, es decir, Pajaritos o Pelambres. Esta hipótesis es la que nos parece más razonable aunque al faltar los libros de acuerdos municipales correspondientes a los años 1689 y 1690 no conocemos los pormenores de la demanda del Ayuntamiento y por tanto no estamos en condiciones de dar una respuesta satisfactoria a esta cuestión.

Como quiera que fuese, el cierre de la tercera puerta fue temporal. En efecto, el plano de Juan Muñoz Ruesta, realizado en 1698, muestra las tres puertas del río (Palmas, Pelambres y Pajaritos). Es decir, si llegaron a cerrarse las puertas de Pajaritos y Pelambres fue durante un periodo muy breve.

Con el paso del tiempo las puertas de Pajaritos y Pelambres fueron perdiendo importancia. En el plano de Badajoz del año 1739 se apunta que ambas puertas servían solo para la gente de paseo y la de del Barrio de sus cercanías (8).



Fig. 11. Plano de Martín de Gabriel, 31 de diciembre de 1763. De izquierda a derecha aparecen las puertas de Pelambres, Nueva y Pajaritos (Planos del recinto, puente y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, 1763, I.H.C.M., Madrid, B-8-47).

La construcción de una nueva puerta, emplazada en sus inmediaciones, dio el golpe de gracia a las viejas puertas de Pajaritos y Pelambres. La nueva puerta se abrió en las traseras del palacio de los Calderón (actual Escuela de Idiomas). Se trataba de una magnífica obra con cuerpo de guardia y rampa que posibilita la entrada en la ciudad de carruajes (plano de Martín de Gabriel, 31 de diciembre de 1763) (fig. 11). Como ya hemos dicho, la nueva puerta trajo aparejado el cierre de las puertas de Pajaritos y Pelambres. Así, Martín de Gabriel apunta en su plano que la Puerta nueva debía sustituir a las antecedentes (Pajaritos y Pelambres) (9). A comienzos del mes de junio de 1765 se finalizó la Puerta Nueva del Río y al mismo tiempo se cerraba la Puerta de Pajaritos que desde entonces quedó reducida a un simple desaguadero (10).

En el plano de Pedro Ruiz de Olano (12 de marzo de 1772) Pelambres y Pajaritos no aparecen señaladas como puertas de la ciudad lo que nos confirmaría que estaban cerradas al tránsito. No obstante, en una historia anónima de Badajoz, que deberíamos fechar hacia 1785, Pajaritos y Pelambres aparecen incluidas en la relación de puertas de Badajoz

“…Sus puertas en especial la de la Trinidad es de las mas fuertes, mas hermosas, y mas grandes que tiene la ciudad: la de los Carros, la de la Traición, tapada, la del Pajarito, la de los Pelambres, de las Palmas, San Vicente, Piladar, y de Merida, tapada, no tienen arquitectura memorable…” (11)

Es posible que el autor cuando enumera las puertas no se limitase a citar las que estaban en uso sino que incluyó en su relación todas las que pudo documentar en las murallas de la ciudad y la Alcazaba. Como quiera que sea, no deja de sorprender que no especificase que las puertas de Pelambres y Pajaritos estaban cerradas en ese momento.

Fig. 12. Puerta de Pajaritos (1803). Plano que manifiesta la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., 159.

Como ya hemos dicho, tras su cierre al tránsito quedó relegada a un simple desagüe. En el plano de José de Gabriel (1803) se aprecia que la puerta servía para aliviar las aguas procedentes del arco del Peso, Plaza de San José, las calles de Morales, Porrinas, etc (fig. 12). Curiosamente José de Gabriel señala que el desagüe exterior se abría a la derecha de la puerta mientras que el desagüe que ha llegado hasta nosotros se abre en el mismo vano de la puerta. No estamos en condiciones de valorar si estas diferencias se deben a un simple error de José de Gabriel o bien pudieran indicar que el desaguadero que ha llegado hasta nosotros se construyó después de 1803.

En una de las fotos de Fernando Garrorena todavía se aprecia el último tramo de desagüe que se corresponde con la salida al Guadiana (12).

Antes de abordar la estructura de la puerta debemos considerar que mientras permaneció abierta al tránsito de personas y mercancías también sirvió como aliviadero y desagüe ya que el agua corría por la calzada de la puerta. Cuando fue cerrada al tránsito se construyeron salidas específicas para el agua. Es decir, en la puerta se amargaban elementos vinculados con los distintos servicios que prestó a lo largo de los siglos.

Fig. 13. Restos de la decoración esgrafiada que cubría la fachada interior (Foto P. Sánchez).

La puerta se compone de dos portadas unidas por un pasillo cubierto con bóveda de cañón. En ambas portadas encontramos dos pares de arcos superpuestos Los arcos superiores de las dos portadas son idénticos y están a la misma cota. El arco de la portada sur o portada interior era el mejor conservado. Este arco arrancaba de dos sillares de granito, era amplio y muy sólido. Sorprende la solidez ya que el peso de la planta superior descansa sobre él sino sobre la bóveda del pasillo. Dicho de otro modo, una obra de estas características, tanto por su anchura como por su solidez, no parece ajustarse con una cloaca. Faltan, además, evidencias de enrejado. Si pasamos a su tratamiento superficial observamos que la rosca del arco estaba enlucida en la parte interior (la que mira al pasillo). Este acabado sólo era visible desde el pasillo de la puerta, es decir, con el pasillo abierto al tránsito. Además del enlucido el intradós del arco presentaba una línea esgrafiada a la altura de la línea de impostas. Este motivo decorativo es similar al que cubría la fachada de la puerta que daba a la ciudad (fig. 13). A nuestro juicio la decoración sólo podemos entenderla si era posible pasar bajo el arco para contemplarla. Por último, las gorroneras están a la misma cota que la rosca. Todo ello nos invita a pensar que nos encontramos ante el arco de una puerta.

Bajo los arcos anteriores encontramos otro par de arcos. En la fachada norte o fachada exterior el arco inferior se corresponde con una cloaca que se abre sobre la vieja calzada. La cloaca se construyó cuando la puerta fue cerrada al tránsito y quedó reducida a un simple desaguadero. El arco inferior de la cara sur (fachada interior) está realizado en ladrillo. Este arco también debe ser posterior al cierre de la puerta pues se prolonga más allá del plano de la fachada hasta situarse bajo la calzada de la calle Suárez de Figueroa lo que nos induce a pensar que debe estar relacionado con el recrecido de la calle de modo que el arco sirviese de desagüe bajo la calzada. El arco es suficientemente amplio como para permitir el paso de personas si bien en nuestra opinión debemos descartar esta hipótesis ya que debió construirse después de clausurarse la puerta y además suponemos que en el extremo opuesto a la puerta debe tener unas dimensiones más modestas hasta quedar reducido a un simple aliviadero.

Vistos los arcos, tanto el par superior como el par inferior, consideramos que los dos superiores, desaparecidos en el curso de las obras de restauración, se corresponderían con los originales de la puerta. Pensamos que esta interpretación es la que mejor se ajusta con los restos conservados (arcos alineados a la misma cota, posición de las gorroneras, intradós y rosca enlucida, etc).

Concluyendo diremos que nos encontramos ante una puerta con cierta complejidad con dos portadas unidas mediante un corredor. Las portadas presentaban arcos de ladrillo de medio punto con doble roca. El arco de la portada interior (lado sur) tenía el intradós enlucido y decorado. Las portadas presentaban una flecha desproporcionada en relación a la luz (tal y como aprecia en el grabado de Israel Silvestre). El pasillo que unía las dos portadas estaba cubierto con una bóveda de cañón de ladrillo. El arranque de la bóveda está marcado con una serie saliente de sillares de granito. Esta solución es similar a la que se utilizó en la bóveda del portillo de la Torre de las Siete Ventanas. Las dos piezas de granito más cercanas a la portada interior fueron utilizadas para fijar el eje de la puerta (gorroneras). Desgraciadamente no podemos precisar el sistema de cierre de la portada exterior (lado norte) aunque todo parece indicar que se trataba de una puerta de doble mocheta. No obstante, la limpieza de los muros contiguos a la portada exterior ha dejado al descubierto lo que pudiera ser un rebaje en el muro. Debemos reseñar que el citado rebaje, en caso de confirmarse su existencia, pudiera utilizarse tanto para el porticulis como para ajustar una pieza fija que cerraría el hueco superior de la puerta. En el primer supuesto la bóveda del corredor sería necesariamente posterior al rastrillo pues aquella no presenta evidencias de este último.

La puerta y la planta baja del Torreón de Pajaritos estaban comunicadas mediante un estrecho portillo. Posiblemente esta comunicación y el gran arco de ladrillo de la cara sur de la torre llevaron a Matías Lozano a suponer que la puerta tenía una estructura en recodo. En efecto, Matías Lozano Tejada consideró que

“…Los huecos que constituían la puerta se unían por un pasillo acodado, construyéndose más tarde una segunda planta. En ella se dedico una pequeña estancia para capilla…” (13)

El portillo debieron utilizarlo los porteros encargados de cerrar las puertas y los militares pero no los vecinos. Ya hemos dicho que este portillo debió construirse tras amortizarse la torre en la que se abría la puerta original (Puerta del Río) ya que en caso contrario el portillo comunicaría el pasillo interior de la puerta con la campaña.

Fig. 14. Vista del conjunto de la puerta con su forro de piedra.

Como ya hemos adelantado, cuando la puerta se cerró al tránsito, la estructura que hemos descrito fue parcialmente amortizada y reconvertida en aliviadero. Pese a estar cerrada, la puerta fue objeto de distintas obras en su paramento exterior. Una de las más recientes fue el forro de piedra que presentan las dos fachadas de la puerta y tres de los lados del torreón contiguo. Suponemos que es una obra muy tardía ya que el lado oeste de la torre debió forrarse una vez aislada la torre de la cortina y terraplén que tenía adosados.

Los distintos elementos asociados a la puerta (torreón-ermita, cuerpo de guardia, desagües, murallas, etc.) han experimentado multitud de cambios a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX. La simple enumeración excede con mucho las intenciones de este trabajo. Los interesados pueden consultar la abundante cartografía militar (Atlas Massé; Diego de Bordick, 1735; Pedro Moreau, 1735; Juan de Subreville, 1738; Ignacio Sala, 1739; Anónimo, 1739; Martín Gabriel, 1763; Ruiz de Olano, 1772; De Gabriel, 1803, etc.) (14). A modo de síntesis diremos que algunas de las construcciones asociadas a la puerta se han conservado y están perfectamente identificadas (torreón-ermita de Pajaritos), por el contrario, otras, situadas a la derecha de la puerta, han desaparecido. La función exacta y cronología de estas últimas se nos escapa. A este respecto sólo podemos señalar que existían en 1735 y quizá se destinaron a cuerpo de guardia. Posiblemente su desaparición debemos relacionarla con el cierre de la puerta. Así, en el plano de José de Gabriel (1803) ya no aparecen. Respecto al torreón-ermita de Pajaritos algunos autores lo han considerado islámico (Matías Lozano Tejada) y otros del siglo XVI (José Ramón Mélida y Alberto González). Por nuestra parte sólo hemos podido documentar el torreón-ermita en el siglo XVIII pues ni aparece en los planos del siglo XVII ni en la vista de Israel Silvestre.


Fig. 15. Cuadro de la Virgen del Pajarito (SOLÍS RODRIGUEZ, C.: Luis de Morales, Fundación Caja Badajoz, Badajoz, 1999).

Seguramente los dos asuntos que han provocado más confusión son los referidos a la ermita y la imagen que se veneraba en ella. Es posible que en un primer momento la imagen de Nuestra Señora de la Paz, también conocida como nuestra Señora del Pajarito, no se expusiese en una ermita sino en una capilla localizada en la fachada interior de la puerta y sobre el arco de la misma. Posteriormente se construiría el Torreón de Pajaritos y en su primera planta se ubicó la ermita (una dependencia cuadrada cubierta con cúpula). Algunos autores señalan que en dicha ermita estuvo un cuadro de Luis de Morales, otros han llegado a situar el taller del artista en este lugar. Ambas “historias” están muy asentadas en la tradición historiográfica local y muchos badajocenses las consideran auténticas aunque carecen de cualquier fundamento documental. Merece la pena que nos detengamos en este asunto y hagamos primero un breve recorrido histórico para conocer las distintas versiones que se han venido defendiendo sobre este tema.

Según Nicolás Díaz y Pérez (1887) la historia comienza cuando el Obispo fray Diego Gómez de Lamadrid (1578-1601) entrega al Cabildo Municipal el cuadro de Morales conocido como la Virgen adorada por los pajaritos (fig. 15). El Ayuntamiento decidió entonces construir un edificio para depositar el cuadro

“que es la habitación que está por cima del caño que sale al Huerto del Manco, y a la que desde entonces se llamó “Ermita de Pajaritos” como también se llama aquel lienzo de fortificación “Murallas de Pajaritos”. Este cuadro, que según tradición se veneraba en este pequeño oratorio, era una de las obras más grandes que se han conocido en la pintura; tenia tres varas de alto por dos de ancho (…) hasta el año 1811 en que los ingleses se lo llevaron contra la voluntad de todo el vecindario de la ciudad que diariamente acudia contemplar la obra del divino Morales…” (15)

Esta es la versión que conocen la mayor parte de los badajocenses. Como en otras ocasiones, el relato de Nicolás Díaz y Pérez carece de base documental. En efecto, varios estudios y documentos indican en dirección opuesta a la que nos marca Nicolás Díaz.

Para rebatir la fantasía de Nicolás Díaz comenzaremos con Antonio Ponz que publicó su obra en 1784, es decir, cien años antes que Nicolás Díaz publicase la suya. Durante su estancia en Badajoz, Antonio Ponz visitó la parroquia de la Concepción para contemplar los cuadros de Morales que allí se encontraban. Entre los cuadros que vio nos describe uno grande que se encontraba a los pies de la iglesia

“…cuyo asunto se reduce á nuestra Señora sentada, y al Niño Dios con un paxarillo atado de un hilo. En este quadro se figura una tablita, que se indica el año de 1546, que es quando se hizo: yo mandaria poner en otra el año en que se deshizo, como se puede decir haber sucedido con un infeliz retoque, que es muy reciente…” (16)

Es decir, Antonio Ponz vio el cuadro de Morales en la parroquia de Concepción.

José Ramón Mélida (1907-1910), que consideraba a la ermita de Pajaritos una obra del siglo XVI, señalaba en relación al cuadro que la dio nombre lo siguiente:

“…Es un cuadro grande, en el que al pie de un arbol aparece sentada la Virgen con el Niño Dios en los brazos, y el Niño jugando con una oropéndola que tiene presa de un hilo. Las figuras son algo mayores que el natural. En una cartela sobre el arbol está la firma, con la fecha de 1546. En eminente crítico de cosas de Arte D. Ceferino Araujo Sánchez consideró este cuadro como el mejor de Morales (…).
Trasladado este cuadro a la iglesia de Concepción alli lo vio Ponz y con los anteriores de Morales fue enajenado. Trasportado a lienzo lo conservan los herederos de Segismundo Moret en Madrid…” (17)

A nuestro juicio, José Ramón Mélida intentó conciliar la versión de Nicolás Díaz (la ermita se construyó para el cuadro) con la noticia de Antonio Ponz que situaba el cuadro en la parroquia de la Concepción. Por este motivo Mélida supuso que en un primer momento el cuadro estuvo en la ermita y después pasó a la parroquia de la Concepción.

La hipótesis de síntesis que nos propone José Ramón Mélida tampoco se ajusta a la realidad como se han encargado de demostrar Fernando Castón (1945) y más tarde Carmelo Solís.

Fernando Castón (1945) además de legarnos una magnífica descripción del cuadro documenta que la obra permaneció en la iglesia de la Concepción aunque fue pintada para el convento de las Trinitarias, antaño hospital y parroquia de la Concepción (18). Es decir, el cuadro no se pintó para la ermita de Pajaritos. Fernando Castón también precisa la fecha y las circunstancias de su desaparición. En efecto, se sospechaba que el cuadro había desaparecido a raíz de los robos y saqueos que tuvieron lugar en la ciudad durante la Guerra de la Independencia. Según Fernando Castón, el cuadro salió de Badajoz por una venta subrepticia que se produciría entre 1834 y 1838 pues al confrontar, el 23 de enero de 1839, los bienes del hospital se hecha de menos el cuadro que si aparecía en el inventario de 1834. Primero se pensó que lo había adquirido la Academia de París pero después se supo que el cuadro se vendió en Madrid. En la exposición de Morales que se celebró en 1917 el cuadro figuraba como propiedad de María Moret Remisa.

Parecía que los estudios de Fernando Castón cerraban la polémica. No obstante, en 1983, Matías Lozano Tejada publicó un estudio sobre las murallas de Badajoz en el que retomaba la vieja versión de Nicolás Díaz y Pérez

“…En este lugar (ermita de Pajaritos) se cree que el pintor badajocense Luis de Morales pintó uno de sus mejores cuadros representando a la Virgen con el niño que se llamó de la Oropéndola o del Pajarito…”(19)

La gran difusión de este libro y otros posteriores que volvían a recoger la versión de Nicolás Díaz han hecho que la mayor parte de los badajocenses no duden de su veracidad.

Las investigaciones de Carmelo Solís sobre Luis de Morales han dado un nuevo, y esperemos que definitivo, revés a la versión de Nicolás Díaz. Según Carmelo Solís, la Virgen del Pajarito es una pintura sobre tabla realizada en el año 1545 para el hospital de la Concepción o de San Andrés (Convento de religiosas Trinitarias). En la iglesia de la Concepción pudo verlo Antonio Ponz en su visita a Badajoz. Carmelo Solís ha precisado también algunas cuestiones referentes a la desaparición del cuadro. Este autor, en su monumental monografía sobre Luis de Morales, señala que tras ser enajenado el Hospital en 1834 con motivo de la desamortización la obra pasó a Madrid y la adquirió la familia del marqués de Moret que más tarde la donó a la madrileña iglesia de San Agustín. En la actualidad, puede contemplarse una copia del mismo realizada en lienzo por el pintor Vicente Poleró (20).

Fig. 16. Escultura de la Virgen del Pajarito, Iglesia de Santa María la Real (SOLÍS RODRÍGUEZ, C.; TEJADA VIZUETE, F.: Diócesis y catedral pacense. De los orígenes medievales al siglo XVI, Tecnigraf, Badajoz, 1999).


Queda claro que el cuadro nunca estuvo en la ermita de Pajaritos. En realidad, la imagen que se veneraba en la ermita era una escultura conocida como la Virgen del Pajarito o Nuestra Señora de la Paz. Según Francisco Tejada y Carmelo Solís, la Virgen del Pajarito es una escultura de bulto redondo realizada en alabastro policromado que representa a la Virgen con el niño que juega con una fruta y podría datarse a comienzos del siglo XVI (fig. 16). Esta imagen, como el resto de las que se encontraban en las ermitas de las puertas de la ciudad, fue trasladada a mediados del siglo XVIII. Concretamente el 26 de agosto de 1761 se procedió al traslado de la imagen de la Virgen del Pajarito desde su ermita, situada en el cuerpo superior del torreón, hasta la iglesia de Santa María. Al traslado concurrieron muchos vecinos que pusieron la imagen en unas andas siendo porteada por seis u ocho hombres. La imagen debía ser muy venerada a juzgar por los bienes y exvotos que la acompañaron (21). La escultura podemos admirarla en la iglesia de Santa María la Real. En la misma iglesia se encuentra también una talla policroma de la Virgen con el niño que juega con un pajarito. Pese a la proximidad entre ambas imágenes, Francisco Tejada defiende que la imagen que se encontraba en la ermita de Pajaritos era la primera (22).

Llegados a este punto debemos preguntarnos por el origen del nombre de la imagen ya que no aparece ningún pájaro y la Virgen y el niño juegan con una fruta. Para intentar aportar algo de luz en este asunto recordaremos una curiosa leyenda que nos relata Diego Suárez de Figueroa y que podría tener vinculación con el asunto que nos ocupa. Según este autor, la Puerta del Pajarito recibe este nombre

“…por una ermita que tiene sobre ella con una imagen de esta vocación, porque cada siete años venía un pájaro pequeñito y limpiaba con sus alas el interior de la iglesia, de cuyo caso fui testigo siendo yo de poca edad…” (23)

Asimismo cuando en 1761 se trasladó la imagen de la Virgen entre las posesiones de la ermita se encontraba una tabla donde se escribe las veces que viene el pajarito (24). Parece entonces que fue esta creencia la que pudo dar nombre a la ermita ya que la imagen no tiene ningún pajarito y la imagen se la conocía como Nuestra Señora de la Paz. Por otro lado, debemos recordar que durante los siglos XVII y XVIII la mayor parte de los autores se refirieren a ella como Puerta del Pajarito (25). Posteriormente la puerta y la ermita fueron conocidas como puerta y ermita de Pajaritos respectivamente. En cualquier caso insistimos que esta propuesta no deja de ser una sugerencia que no obstante ya ha sido expuesta por Álvaro Meléndez, Javier Teijeiro, Antonio Manzano y Francisco Tejada (26).

Por último hemos de señalar que cuando la ermita perdió su carácter sagrado se destinó a diferentes usos. Así, en el plano de Francisco Iznardo (1844) se apunta que el torreón servía como repuesto de municiones (27). El informe sobre las fortificaciones de Badajoz del año 1900 señala que el principal del Torreón de Pajaritos (antigua ermita) se utilizaba como almacén para el cuerpo de guardia de la Puerta Nueva (28). Por su parte, Tirso Lozano Rubio nos señala que en su tiempo la antigua ermita se conservaba convertida en vivienda (29). En fecha reciente se ha procedido a una obra de restauración del edificio y el Ayuntamiento ha decidido cederlo a la Asociación de Amigos de Badajoz.

Antes de terminar debemos apuntar la existencia de otras puertas situadas en este entorno que pudieron tener relación con la Puerta del Río/Pajaritos. Alberto González señala que hacia 1565 se abrió una puerta junto a la actual Puerta de Pajaritos. Desconocemos la ubicación de dicha puerta, su relación con las que estamos viendo y con otra en la que Nicolás Díaz sitúa el escudo de Badajoz que hoy luce la Galera. Asimismo en alguna ocasión se han confundido las puertas de Pajaritos y Yelves (30).



NOTAS



1.Contamos con multitud de documentos que confirman la situación de la puerta al final de estas calles ya que en las escrituras notariales era corriente asociar las calles de San Atón, Morales y Porrinas con la Puerta del Río. A modo de ejemplo valgan los siguientes:

-Casas situadas en la calle que baja de la ermita de San José a la Puerta del Río, actualmente calle de San Atón (A.H.P., Badajoz, Prot. 31, fol. 713).
-Casas en la calle que baja de la mancebía a la Puerta del Río, actualmente calle de Porrinas (A.H.P., Badajoz, Prot. 31, fol. 40).
-En varios cabildos municipales se dice que la Puerta del Río se encuentra al final de la calle de Morales (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 24 de noviembre de 1598, fol. 276; 30 de agosto de 1629, fol. 33v-34).

Asimismo es muy posible que el río diese nombre a las calles más importantes que confluían hacia él (calles de San Atón, Morales y Joaquín Sama). En efecto, ya hemos visto que la calle de San Atón aparece como la calle que baja de San José de la Puerta del Río pero también como calle Alta del Río (RUBIO RECIO; J. M.: “Badajoz. Apunte estructural y genético”, Revista de Estudios Extremeños, XVIII-2, Badajoz, 1962, pág. 267). Por otro lado, W. Kurtz ha documentado en el siglo XVI una calle del Río vinculada con la ermita de San José (KURTZ, W.: Retrato de una ciudad. Badajoz en el siglo XVI según los libros de Hacienda de la Cofradía y Hospital de la Concepción, Diputación Provincial, Badajoz, 2006, Vol. I, pp. 113, 121, 317, 319 y 320; Vol. II pp.607, 608, 610, 614, 719, 789, 794-796, 800, 801, 809, 850, 865, 871 y 895). Esta calle del Río debe corresponderse con la calle de San Atón (calle que baja de San José a la Puerta del Río) pues la calle de Suárez de Figueroa, que también va de San José al río, aparece citada como la calle que baja de San José al Monturio de Yelves.
Por lo que se refiere a la calle de Joaquín Sama hemos de recordar que José Manuel Rubio Recio señala que en 1528 aparece como calle del Río. (RUBIO RECIO; J. M.: “Badajoz. Apunte estructural y genético”, op. cit., pág. 269).
Por último, en una escritura de venta del año de 1601 se especifica que las casas objeto de la venta se encontraban en la calle del Río que dicen de morales (A.H.P., Badajoz, Prot. 172, fol. 276). En este caso la calle del Río se corresponde con la actual calle de Morales. Durante algún tiempo también fue conocida como la calle de la Puerta del Río y calle del Pajarito (RUBIO RECIO; J. M.: “Badajoz. Apunte estructural y genético”, op. cit., pág. 267).
Parece entonces que las calles de San Atón, Morales y Joaquín Sama durante algún tiempo tuvieron el mismo nombre, calle del Río, aunque es posible que la primera fuese conocida también como alta del Río para diferenciarla de las demás. Para el caso de la calle de Morales lo más habitual era asociarla a la Puerta el Río más que al río propiamente dicho.
2.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 24 de julio de 1598, fol. 196v.
3.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 24 de noviembre de 1598, fol. 276.
4.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 10 de enero de 1631, fol. 144v.
5.La evolución de la puerta puede seguirse gracias a la abundante cartografía militar de la ciudad. Entre los planos más interesantes destacamos los siguientes:
-Plano anónimo de Badajoz (hacia 1645) Krigsarkivet, Estocolmo (SÁNCHEZ RUBIO, C. M; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).
-Planta de la Plaza de Badaioz i su Castillo conforme esta oi 28 de abril 1704, Anónimo (BONET CORREA, A.: Cartografía militar de plazas fuertes y ciudades españolas, siglos XVII-XIX, Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Madrid, 1991, pág. 17).
-Plan de la Ville Chateau et forts de Badajos…, Atlas Massé (BONET CORREA, A.: Cartografía militar de plazas fuertes y ciudades españolas, siglos XVII-XIX, op. cit., pág. 18).
-Plano del recinto de la fortificación de Badajoz con el castillo viejo y el fuerte de San Cristóbal, Diego de Bordick, 1735, S.G.E., Madrid, plano número 117 (TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pág.132).
-Proyecto de la Plaza de Badajoz, Ignacio Sala, 1739, S.G.E., plano número 146 (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pág. 51).
-Alzado de el developamentto del rezinto de Badajoz, Juan de Subreville, 1738, S.G.E., Madrid, plano número 143 (TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pág.132).
-Plano de la Plaza de Badajoz con el de las demas obras anexas a el en el estado en hasta oy Primero de junio de 1739 se hallan sus fortificaciones, Anónimo, 1739, I.H.C.M., Madrid, B-8-44 (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pág. 54).
-Planos del recinto y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, 1763, I.H.C.M., Madrid, B-8-47 (LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983).
-Plano de la plaza de Badajoz con sus contornos…, Pedro Ruiz de Olano, 12 de marzo de 1772, S.G.E., plano número, 156 (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pág. 63).
-Plano que manifiesta la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., Madrid, plano número 159 (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pp. 64-67).
6.Los ejemplos de puertas que cambiaron de nombre son numerosos: Puerta de Jerez (Puerta de Santa Marina); Puerta Nueva del Puente (Puerta de Palmas); Puerta de Sevilla (Puerta de la Trinidad); Puerta de la Consolación (Puerta de Carros); Puerta principal del castillo (Puerta del Capitel), Portillo de Romeros (Portillo del Campillo), etc.
7.A.H.P., Badajoz, Prot. 344, fol. 235 y ss. Javier Teijeiro y Álvaro Meléndez deducen del plano de Juan Muñoz Ruesta (1698) que la Puerta de Pajaritos es de nueva rehabilitación (TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, op. cit., pág. 88).
8.Plano de la Plaza de Badajoz con el de las demas obras anexas a el en el estado en hasta oy Primero de junio de 1739 se hallan sus fortificaciones, op. cit., not. 5.
9.Planos del recinto y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, op. cit., not. 5.
10.HERNÁNDEZ DE TOLOSA, L.: Libro de noticias, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 68.
11.B.N., Madrid, Ms. 18260, pp. 119-120.
12.BADAJOZ. Vista parcial de la ciudad, en que se destaca la esbelta torre de la Catedral (GARRORENA, F.: Tipos, escenas, monumentos y castillos de Badajoz y de su provincia, s/f.).
13.LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 134.
14.Ver nota 5. Hemos de apuntar que resulta muy interesante la vista de la puerta que nos ofrece Juan de Subreville en 1738 aunque el autor intercala y superpone imágenes reales con otras que el proyectaba realizar (Alzado de el developamentto del rezinto de Badajoz, Juan de Subreville, op. cit., not. 5).
15.GUERRA GUERRA, A.: “Callejero de Badajoz. Avenida de Joaquín Costa”, B.I.M., (enero-marzo), nº 30, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 1963, pág. 55.
16.PONZ, A.: Viajar por Extremadura, vol. II, Universitas Badajoz, Badajoz, 2004, pág. 163.
17.MÉLIDA, J.R.: Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, vol. II, pág. 127.
18.CASTÓN DURÁN, F. Rincones de la historia extremeña, op. cit., pág. 94. La descripción de Fernando Castón es la siguiente:

“…La Virgen, iluminada por la blanca luz que entra por la izquierda, posa junto al tronco de un árbol. Viste túnica blanca y amarilla, con manto azulado. Su brazo izquierdo sostiene al Niño, y con la mano derecha tiene un hilo, del que pende un pajarillo, que vuela en sentido contrario. También el Divino Infante coge con la derecha la parte media del hilo o cuerda…”

CASTÓN DURÁN, F. Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pág. 94. En un trabajo anterior había defendido la misma tesis (CASTÓN DURÁN, F.: “La Virgen del Pajarito”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, XV, Badajoz, 1941).
19.LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, op.cit., pág. 134.
20.Historia de la Baja Extremadura (Director Manuel Terrón Albarrán), vol. II, Grafisur, Badajoz, 1986, pág. 629; SOLÍS RODRIGUEZ, C.: Luis de Morales, Fundación Caja Badajoz, Badajoz, 1999, pág. 184.
21.HERNÁNDEZ TOLOSA, L.: Libro de noticias, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 23.
22.La imagen procede de la iglesia de Santa María del Castillo (SOLÍS RODRÍGUEZ, C.; TEJADA VIZUETE, F.: Diócesis y catedral pacense. De los orígenes medievales al siglo XVI, Tecnigraf, Badajoz, 1999, pp.12, 46-48.
23.SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 26.
24.SOLÍS RODRÍGUEZ, C.; TEJADA VIZUETE, F.: Diócesis y catedral pacense. De los orígenes medievales al siglo XVI, op. cit., pág. 48.
25.En los planos de Badajoz de los años 1645 (Krigsarkivet, Estocolmo) y 1698 aparece citada como Puerta del Pajarito. Por el contrario, en los planos del siglo XVIII aparece tanto como Puerta del Pajarito (plano anónimo del año 1739) o Puerta de Pajaritos (planos de Diego de Bordick, Juan de Subreville, Pedro de Moreau, Martín de Gabriel, etc). Asimismo en el cabildo del día 5 de noviembre de 1646 se refiere a la imagen como Nuestra Señora del Pajarito. Por otro lado, Diego Suárez de Figueroa (1727) y Leonardo de Tolosa (1765) la identifican como Puerta del Pajarito.
26.TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 180-181.
Antonio Manzano defendió esta hipótesis en la presentación de la Historia de Badajoz de Diego Suárez de Figueroa (Feria del Libro, 2005). Por su parte en la Crónica de Badajoz del lunes 30 de mayo Francisco Tejada insistía en la misma línea. También en el diario Hoy del 20 de junio de 2006 se hacia una encendida defensa de la misma hipótesis.
27.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Cuarteles y dependencias militares en la plaza de Badajoz” Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, R.S.E.A.P., Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 23.
28.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
29.LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices a la historia del Dr. Mateos, vol. II, Badajoz, 1930, pág. 268.
30.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Badajoz, Tipografía de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pág. 95.