La Puerta Real de Jerez o de Santa Marina
La Puerta de Santa Marina se abría casi en el centro de las murallas que se extendían entre el Rivillas y el Guadiana. La puerta se levantaría, aproximadamente, en la actual plaza de los Dragones Hernán Cortés. La puerta presentaba acceso directo y dos cubos cuadrados flanqueándola. En la fachada exterior lucía el escudo de la ciudad y en la fachada interior una capilla con una imagen de la Virgen de la desconocemos su advocación. En conjunto no debía diferir mucho de las puertas de la Trinidad y Mérida que vemos en la obra de Baldi.
Según Rodrigo Dosma primero se llamó real puerta de Jerez y después Puerta de Santa Marina por su ermita que está fuera (1). En efecto, extramuros pero frente a ella se levantaba la ermita de Santa Marina que dio nombre a la puerta.
Rodrigo Dosma señala también que cuando se inundaba el “foso”, que se extendía entre el Rivillas y el Guadiana, la ciudad quedaba convertida en una isla. En estas ocasiones la ciudad se servia de puente levadizo a la puerta de Santa Marina (2). Las palabras de Rodrigo Dosma son una exageración aunque es cierto que durante las inundaciones las aguas del Rivillas y el Guadiana cubrían las zonas más bajas de la ciudad. Sabemos por ejemplo que en la gran inundación del año 1603 el agua entró en la ciudad por las puertas de Palmas y la Trinidad anegando los barrios contiguos. En estas ocasiones la única puerta que podía utilizarse con normalidad era la Puerta de Santa Marina ya que era la que se abría a una cota más elevada. En estos casos la Puerta de Santa Marina se convertía en un auténtico “puente levadizo” para la ciudad. Posteriormente será la Puerta del Pilar, la sustituta de la Puerta de Santa Marina, la puerta de Tierra(3).
La Puerta de Santa Marina fue una de las más importantes del Badajoz medieval y moderno. Los visitantes ilustres, las autoridades etc. hacían su entrada solemne en la ciudad por la Puerta de Santa Marina. Así, cuando el rey Don Sebastián de Portugal visitó Badajoz se dice que
“…porque la puerta de la puente por donde se entra á la cibdad no está tan a cuento para ir cómodamente y vistosamente a la Iglesia, y ver la cibdad en la primera vista con entrada de calle derecha y ancha, y en todo agradable; por esto en semejantes, y aun menores recibimientos acostumbran aquí no hacerlos por esta puerta, sino dar un rodeo desde alli, cerrando aquella puerta con unas puertas de verjas de madera, y van alrededor como de la quarta parte de la ciudad, hasta la puerta que llaman de Santa Marina…” (4)
Juan Solano de Figueroa nos describe también la entrada de Felipe II y Felipe III en Badajoz por la Puerta de Santa Marina.
Dada su jerarquía solía permanecer en servicio durante las epidemias de peste. Ya hemos expuesto en varios capítulos que cuando existía peligro de contagio las autoridades municipales extremaban las precauciones para controlar la entrada de apestados en la ciudad. Para ello se reparaban las murallas y se cerraban la mayor parte de las puertas con objeto de impedir el paso a los posibles infectados. Así, el 24 de julio y el 24 de noviembre de 1598 el Cabildo Municipal ordenó cerrar varias puertas pero la de Santa Marina permanecería abierta. En junio de 1637, y ante un nuevo brote de peste, las autoridades municipales acordaron que la Puerta de Santa Marina siguiese en uso y además ordenaron fabricar sus puertas (hojas o batientes) de tal forma que pudiera cerrase por la noche o en caso de necesidad (Cabildo del día 18 de junio de 1637). El día 5 de noviembre de 1637 las nuevas puertas ya estaban terminadas.
La Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) marcó el comienzo de su declive. En efecto, el 7 de diciembre de 1640 el Cabildo Municipal acordó cerrar la puerta. Parece ser que la orden se cumplió pero debió reconsiderarse poco después ya que en el Cabildo del 17 de diciembre de 1640 se comisionó al regidor Pedro Sánchez Doblado para que
“…haga recoger luego las puertas de la puerta de Santa Marina de la parte donde estuvieren y la haga poner y ponga quatro vesinos de guarda y tenga la llaue…” (5)
El párrafo anterior es muy confuso aunque interpretamos que en un primer momento se desmontaron las puertas seguramente para tapiar la portada tal y como se había acordado el día 7 de diciembre. Poco después debió replantearse el cierre y se optó por volver a colocarlas las puertas. Es posible que esta decisión se tomase en el día 17 de diciembre cuando se instó a Pedro Sánchez Doblado a recolocar las puertas, cerrar con llave por la noche y poner guardia en ella.
A comienzos de 1641 seguía en uso ya que el día 5 de enero de 1641 el Cabildo Municipal acordó notificar y apremiar a Pedro Sánchez Doblado para que terminase la llave de la puerta (se puso como plazo límite el día 6 de enero). El 17 de enero de 1641 se nombró al mismo Pedro Sánchez Doblado para que controlase el paso de gentes por la puerta. Es decir, en enero seguía abierta si bien terminó cerrada pues el día 6 de octubre 1641 el obispo Fray José de la Cerda en lugar de efectuar la entrada solemne en Badajoz por dicha puerta lo hizo por la Puerta de la Trinidad. El conde de Santiesteban, en una carta fechada en 1643, también nos informa que la puerta estaba cerrada.
Llegados a este punto debemos precisar que en nuestra opinión la puerta sólo se cerró para uso de los civiles y debió habilitarse un postigo para el servicio de los soldados que guarnecían la media luna que se construyó delante de la puerta. A su vez la media luna contaba con una entrada que posibilitaba la comunicación entre la ciudad y la campaña. De hecho cuando en el año 1652 los portugueses planearon tomar la ciudad valiéndose de los servicios de dos traidores uno de los puntos de entrada era precisamente la Puerta de Santa Marina. Sabemos también que don Luis de Haro, que llegó a Badajoz al frente de un ejército que obligó a los portugueses a levantar el sitio que habían puesto a la ciudad, entró en Badajoz por esta puerta. En efecto, el lunes 14 de octubre de 1658, a las cinco de la tarde, don Luis de Haro
“… fue mui bien reciuido entro por la puerta de santa maria con repica de campanas…” (6)
Los testimonios anteriores nos permiten suponer que la puerta no se tapió sino que se fijaron sus hojas de tal forma que no pudieran abrirse y posiblemente se terraplenó el interior para dar mayor consistencia y seguridad a la puerta. Para uso militar debió habilitarse un pequeño postigo en una de sus hojas.
El cierre de la puerta trajo aparejado un cambio en el protocolo de recepción de las autoridades. Desde entonces las autoridades fueron recibidas en la Puerta de la Trinidad pues la Puerta de Santa Marina, que se venía utilizando para estos eventos, no podía utilizarse ya que esta serrada y no usarse della por causa de la guerra de Portugal (7). El primer obispo que efectuó su entrada solemne en Badajoz por la Puerta de la Trinidad fue Fray José de la Cerda (6 de octubre de 1641) le siguieron Fray Ángel Manrique (1645-1649), Diego López de la Vega (1649-1658) y Gabriel Esparza (1659-1662). Tras la guerra se retomó la costumbre de recibir a los obispos en la Puerta de Santa Marina y los obispos Fray Francisco Roys y Mendoza (1668-1673) y Juan Marín de Rodezno (1681-1706) efectuaron su entrada por ella. Desgraciadamente ningún otro obispo volvería a usarla ya que fue demolida a finales del siglo XVII.
Durante la Guerra de la Restauración contó con puesto de guardia propio (1640-1668). La primera referencia al mismo la encontramos en el Cabildo Municipal del día 5 de noviembre de 1646 (8). Debió ser un puesto de cierta entidad pues desde él se abastecía al puesto de guardia de la Moraleja. En 1665 Francisco Domingo se comprometió a reparar el tejado del mismo con doscientas tejas
Delante de la puerta se levantó una media luna que la protegía y defendía el frente sur de la ciudad. La media luna se construyó poco después de iniciarse el conflicto con Portugal. La obra estaba concluida en 1643 aunque, Luis Marinho señala que contaba con artillería desde el año anterior (9). Pese a ser una de las obras más importantes para defender Badajoz terminó arruinándose pues carecía de camisa de piedra que protegiese sus terraplenes. También se arruinaron las murallas contiguas a la puerta. En efecto, en el informe de Diego Caballero (6 de febrero de 1665) se dice que
“…En la muralla principal junto á la puerta de Santa Marina, hay un lienzo della caido hasta el pie, que hace brecha de treinta varas de largo, y poco mas adelante otra de tanto espacio tambien caida hasta el foso…” (10)
Después de la guerra el Cabildo Municipal realizó algunas reformas para acondicionar la puerta y facilitar el paso de carruajes. El día 26 de febrero de 1674 se nombró a Antonio Hoces para que
“…reconozca la Puerta de santa marina y vea la obra q. será menester para q. puedan entrar y salir carretas por ella…” (11)
El día 5 de julio del mismo año las autoridades municipales acordaron librar 3.000 rs. para las obras en la puerta y otros trabajos (limpiar el pozo de Santa Marina y reparar el puente de Mérida) (12)
Tampoco faltaron las propuestas de reforma por parte de los militares. Concretamente el ingeniero militar Luis de Venegas propuso en 1677 transformar la media luna de Santa Marina en un baluarte Real y disponer en la puerta un puente levadizo (13)
Las propuestas de Luis de Venegas no llegaron a materializarse. En realidad, la puerta y la media luna fueron desmontadas a finales del siglo XVII. En efecto, a medida que se construía el recinto abaluartado de la ciudad se iba demoliendo y anulando la cerca medieval y sus puertas. La Puerta de Santa Marina no fue una excepción. En su lugar se levantó una nueva puerta que durante algún tiempo se conoció como Puerta Nueva de Santa Marina aunque poco después pasó a ser conocida como Puerta de Nuestra Señora del Pilar o Puerta Pilar.
La vieja Puerta de Santa Marina debió desmontarse en la última década del siglo XVII. Veamos algunos de los hitos más significativos:
-En 1684 la zona contigua a la Puerta de Santa Marina todavía conservaba el viejo recinto medieval pues en el informe de Diego de Portugal (27 de enero de 1684) se dice que un gran tramo del muro situado junto a Santa Marina se había caído.
-En 1689 se amplió el tablado del cuerpo de guardia de la Puerta de Santa Marina.
-En enero de 1691 los canteros estaban construyendo la nueva Puerta del Pilar
-En una carta del 19 de febrero de 1691 se dice que la puerta todavía no se ha demolido.
-El 8 de abril de 1692 fue inaugurada la nueva puerta de Nuestra Señora del Pilar.
-A finales del mes de abril la nueva muralla abaluartada ya se encontraba prácticamente a la altura de lo que será el ángulo flanqueante izquierdo del Baluarte de Santiago.
De esta relación parece deducirse que la puerta, y la muralla adyacente, debieron anularse o demolerse entre febrero de 1691 y principios de 1692 sin que podamos precisar más la fecha.
Sería muy interesante determinar el destino final de la puerta pues sospechamos que debió recolocarse en otro lugar. Algún autor plantea la posibilidad de que colocase como portada interior de la Puerta de la Trinidad. Como veremos más adelante, no descartamos que se dispusiese en el portillo de San Vicente.
Como sucedió con otras puertas, el Cabildo Municipal y el conde de Montijo mantuvieron una dura polémica pues los primeros querían que la puerta nueva de Santa Marina (actual Puerta Pilar) mantuviera el escudo Badajoz y la imagen de la Virgen que se veneraba en la capilla de la Puerta de Santa Marina.
Terminaremos con el deslinde de unas casas, cuya escritura se firmó el día 18 de julio de 1698. En dicho deslinde se especifica que las casas se encuentran
“… en la calle que se nombro de santta marina que lindan (las casas) al presente con solar de cassa arruinada por la parte haçia la puertta que se nombra de dha imagen (…) y por la parte de arriba con cassas que oy posee el convento de monjas de nuestra señora santa catalina martir…” (14)
Es decir, parece como si en esas fechas la puerta todavía no se hubiese demolido y la imagen de la puerta fuese la de Santa Marina aunque en espera de nuevos datos preferimos dejar ambas cuestiones como hipótesis.
NOTAS.
1.DOSMA DELGADO, R.: Discursos pátrios de la real ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórico-Extremeña, Imprenta de la Viuda de Arteaga y Compañía, Badajoz, 1870, pág. 31.
2.DOSMA DELGADO, R.: Discursos pátrios de la real ciudad de Badajoz, op. cit., pág. 32.
3.HERNÁNDEZ TOLOSA, L.: Badajoz en el siglo XVIII. Libro de noticias, trascripción y notas de Carmelo Solís, Real Academia de Extremadura, Trujillo, 1992.
4.CUELLAR, A.: “Notas sobre el rey D. Sebastián de Portugal”, Revista de Estudios Extremeños, 1-3, Badajoz 1927, pág. 296.
5.A.H.P., Badajoz, Libro de Acuerdos, 17 de diciembre de 1640, fol. 187.
6.B.N., Madrid, Ms. 2386, ff. 109-110.
7.A.H.P., Badajoz, Libro de Acuerdos, 27 de marzo de 1650, fol. 86v. El siguiente Obispo (Don Diego López de Vega, 1649-1658) también efectuó su entrada en la ciudad por la Puerta de la Trinidad ya que no podía utilizarse la Puerta de Santa Marina (A.H.P., Badajoz, Libro de Acuerdos, 27 de marzo de 1650, fol. 25).
8.A.H.P., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de noviembre de 1646, fol. 80v. El puesto de guardia no aparece en el plano de Badajoz del Krigsarkivet (SÁNCHEZ RUBIO C.M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).
9.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba-3, Badajoz, 2001, pp. 39-40. Es posible, al menos como hipótesis, que la artillería estuviese en realidad al comienzo de la calle del Pozo (actual calle de Menacho) donde sabemos que se montó una batería.
10.I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XVIII, fol. 287.
11.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 26 de febrero de 1674, fol. 33v.
12.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de julio de 1674, fol. 109v.
13.I.H.C.M., Colección Aparici-XXVIII, ff. 143-152v.
14.A.H.P., Badajoz, Prot. 348, fol. 142.
miércoles, 23 de julio de 2008
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